Capítulo 663:

Antes, Leonel había estado repartiendo alegremente los recuerdos de la boda, pero ahora, mientras Alexis bajaba sola las escaleras, podía escuchar los cuchicheos de las empleadas. Especulaban que desde que se casó con Leonel y tuvo un hijo, Alexis había perdido su atractivo para él.

Sentada en el coche, Alexis pudo percibir que incluso el conductor, Ross, había oído las habladurías.

Se aclaró la garganta y le tranquilizó. «No hagas caso de lo que dicen esas cotillas. No tienen ni idea. Leonel sí se preocupa por ti».

Alexis sonrió débilmente, bajando la mirada.

Ahora dudaba de que Leonel se preocupara por ella. En su fuero interno, creía que estaba resentido con ella, tal vez albergando aún algún sentimiento, pero preocupado por sus últimos tres años con Calvin. Eso podría explicar su comportamiento errático, el tira y afloja en su relación.

Temía que, tras el nacimiento del segundo bebé, Leonel considerara aburrida su vida en común y quisiera seguir adelante sin ella.

Todos buscaban la felicidad, y un hombre inteligente como Leonel elegiría sabiamente.

Recostada en el asiento del coche, Alexis escuchó a Ross hablar de la familia Fowler y de sus perspectivas de futuro, e incluso mencionó a Waylen y Rena.

Reflexionó sobre cómo explicar la situación a sus padres.

Su amor por Leonel había sido profundo en el pasado, pero ahora su matrimonio parecía un juego de niños, lo que hacía que una boda pareciera inútil.

Ni ella ni Leonel lo habían mencionado. Tal vez estuvieran de acuerdo.

Al llegar al bufete, Alexis llamó a Leonel por la tarde para recordarle que despertara a Evelyn y le diera su medicina.

La respuesta de Leonel fue tibia, un marcado contraste con su anterior entusiasmo por casarse con ella.

Después de colgar, Alexis reflexionó: «Tal vez su estado de ánimo sea algo más que un simple enfado conmigo. Podría estar experimentando una menopausia precoz». La gente normal tendría problemas con su temperamento, y Alexis, conocida por su propio carácter fogoso, reconoció que su relación había cambiado.

Él ya no la toleraba como antes, lo que hacía inevitables los conflictos.

Decidida a mantener la compostura, Alexis decidió contener sus emociones en la medida de lo posible.

Tras el juicio, Alexis se dirigió al hospital para visitar a Calvin.

Llevaba consigo sus flores favoritas. Al entrar en su habitación, encontró a Calvin de buen humor, cómodamente apoyado en el cabecero de la cama, inmerso en un libro. Parecía un manual para padres.

Al entrar, Calvin no levantó la vista, casi como si hubiera esperado su llegada.

«Ahí estás», dijo con indiferencia.

Alexis colocó las flores en un jarrón que encontró en el armario.

Miró el libro y preguntó: «Ya lo habías leído antes. ¿Por qué volver a leerlo?».

La mirada de Calvin se desvió tranquilamente hacia su vientre.

«¿No estás a punto de tener un bebé? Pensé que te vendría bien repasarlo», respondió.

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