Capítulo 650:

Media hora después, Alexis salió, vistiendo un modesto pijama de dos piezas, claramente un intento de atemperar cualquier deseo.

Leonel guardó su teléfono, observando su atuendo.

Bromeó, casi provocativamente: «Ten por seguro que ahora no te tocaré.

No podemos concebir en este momento, y con Evelyn aquí, ¿qué podría hacer?».

«Estás pensando demasiado», respondió Alexis, con un tono aún más indiferente y comedido que el suyo.

Leonel dejó escapar una suave risita y, una vez que Alexis se hubo acomodado en el extremo opuesto de la cama, apagó la luz.

La habitación quedó a oscuras y Alexis no pudo conciliar el sueño.

Al cabo de un rato, rompió el silencio con un susurro. «Podríamos plantearnos la fecundación in vitro. No sería mucha molestia».

Hubo una breve pausa antes de que Leonel respondiera, con la voz impregnada de sarcasmo: «Parecías disfrutar mucho la otra noche. Si tu intención era la fecundación in vitro, ¿por qué no lo mencionaste desde el principio? Sacarlo ahora, después de todo, parece un poco tarde, ¿no?».

Sus palabras eran mordaces, pero Alexis parecía haberse acostumbrado a su tono cortante.

Quizás demasiado cansada para discutir, se centró en Evelyn, sujetando suavemente los diminutos dedos de la niña, con la mirada posada en su carita bajo la tenue luz. En momentos así, Alexis encontraba consuelo en su hija, lo que hacía que toda la resistencia mereciera la pena.

Leonel la observaba en silencio, analizando cada uno de sus movimientos.

Le parecía que Alexis no se había planteado en absoluto su relación. Parecía una marioneta, que estaba con él sólo para tener un hijo, sin ninguna consideración real por su futuro juntos.

Este pensamiento le dolía profundamente, pero se lo guardó para sí.

Quiso preguntarle por sus sentimientos hacia Calvin, pero su orgullo le impidió repetir la pregunta. En lugar de eso, luchó con una mezcla de amor y resentimiento hacia Alexis, deseando poseerla pero sintiéndose incómodo con la situación.

A medida que avanzaba la noche, Alexis acabó por dormirse a altas horas de la madrugada.

Leonel se levantó en silencio y salió al pasillo a fumar un cigarrillo, en un vano intento de sofocar su conflicto interior.

Alexis era su única fuente de consuelo, y anhelaba que ella mostrara alguna emoción hacia él -risa, enojo, incluso una bofetada-, cualquier cosa menos ese frío distanciamiento.

Después de apagar el cigarrillo, Leonel regresó a la cama, con el ánimo ligeramente más frío.

Tumbado detrás de Alexis, la rodeó con los brazos y le acarició suavemente la cintura. Sus acciones transmitían un deseo profundo y tácito de intimidad y conexión.

Alexis podía sentir el calor que emanaba del cuerpo de Leonel detrás de ella.

Su mano en la cintura era una sensación que no podía ignorar. Ambos llevaban tres años de abstinencia, y sus recientes encuentros estaban lejos de ser suficientes para calmar sus deseos.

Sin embargo, Alexis no estaba lista para más.

Cuando la mano de Leonel se paseó por su espalda, se encontró susurrando: «¿No te habías hecho una vasectomía?».

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