La segunda oportunidad en el amor -
Capítulo 566
Capítulo 566:
Serenity lo acercó y lo abrazó con fuerza. «Estábamos tan bien juntos allá en Acoiclya. Dijiste que te gustaban las chicas como yo.
¿Por qué cambiaste de repente? ¿No podemos empezar de nuevo, Leonel?»
«¿Estás loco?» Soltó Leonel mientras la empujaba con fuerza.
Sin embargo, Serenity no lo soltó. Se aferró a él mientras decía con sollozos ahogados: «¡Pero Leonel, te quiero!».
Entonces, levantó la cabeza, con la intención de besarle.
Sin embargo, Leonel se quedó inmóvil.
Fue porque vio a Alexis, que seguía vestida de negocios con un maletín en la mano.
Estaba apoyada contra la pared. Leonel no tenía idea de cuánto tiempo había estado observándolos.
Leonel empujó a Serenity con fuerza, y como sus piernas aún no estaban en buen estado, terminó cayendo al suelo. «Duele».
Serenity gimió de dolor.
De repente, la sangre empezó a chorrear por las piernas de Serenity.
Leonel se quedó atónito y, poco después, se dio cuenta de algo. Levantó a Serenity y corrió hacia el ascensor. «Alexis, está sangrando. La llevaré al hospital», le dijo.
Alexis permaneció en su posición y no se movió ni un centímetro.
Seguía con la misma expresión en la cara: ningún atisbo de alegría ni de pena.
«Me duele», volvió a gemir Serena. Su rostro hizo una mueca y palideció rápidamente.
Leonel se apresuró a bajar las escaleras y pidió un taxi para ir al hospital.
Por suerte, llegaron a tiempo y el hijo de Serenity se salvó.
En la sala reinaba un silencio sepulcral. Leonel sostuvo su teléfono y le dijo a Serenity: «Le pediré a Darwin que venga a hacerte compañía».
Pero antes de que Leonel pudiera hacer la llamada, Serenity le quitó el teléfono de la mano de un manotazo. Parecía agitada, y su voz era más aguda de lo habitual. «Este no es el hijo de Darwin».
La tensión en la habitación aumentó rápidamente.
Leonel fijó su mirada en Serenity, su pregunta incrédula cortando el aire. «¿No es de Darwin?».
El rostro de Serenity mostraba una extraña mezcla de emociones.
Su silencioso enfrentamiento adquirió un cariz casi surrealista.
Leonel no pudo evitar pensar que su pasada relación no fue más que un fugaz e insignificante romance adolescente.
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