La segunda oportunidad en el amor -
Capítulo 543
Capítulo 543:
Alexis se había cortado accidentalmente el dedo, que ahora sangraba.
Leonel le sujetó suavemente la mano y le dijo: «Tonta, ¿por qué no hiciste presión?».
Dado el conocido trastorno de coagulación de Alexis, normalmente era extremadamente precavida.
Al ver su cara de preocupación, apretó los labios y dijo: «No es nada. Es sólo un pequeño corte».
Pero Leonel no podía deshacerse de su preocupación.
Al final, cuando la hemorragia persistió, tuvo que ponerle el abrigo y los excusó cortésmente, decidiendo llevarla al hospital.
Mientras iban de camino, Alexis se sintió culpable y dijo: «La señora Gibson casi ha terminado la comida».
Leonel no dijo una palabra.
Le abrió la puerta del coche y Alexis dejó escapar un suave suspiro.
«Vale, vámonos».
En el hospital, el médico le dio algunos medicamentos. En cuanto se tomó una pastilla, la hemorragia cesó.
«¿Qué te parece, volvemos para cenar? El señor Gibson parecía ansioso por hablar contigo», sugirió Alexis.
Leonel encendió el motor del coche. «Lo haremos en otro momento».
Alexis se sintió ligeramente decepcionada: la cocina de Connie le había parecido tentadora.
Una vez que llegaron al apartamento de Leonel, éste cambió las cosas de sitio tranquilamente y empezó a prepararle la comida, pero guardó un notable silencio.
Sintiéndose algo conmovida por su atención, Alexis se acercó a la cocina y lo abrazó por detrás. «¿Qué te preocupa? Sólo ha sido un pequeño corte».
Leonel se detuvo un instante.
Luego expresó su preocupación con voz suave. «Imagínate que esto hubiera ocurrido durante el parto. ¿Y si entonces no hubieras podido dejar de sangrar, Alexis?».
Parecía que había pasado por alto momentáneamente su condición médica y sólo estaba preocupado por la idea de tener hijos.
Su deseo más profundo era tener un hijo.
Pero casi había pasado por alto el hecho de que el parto podría costarle la vida a Alexis. Su cuerpo temblaba cuando se dio cuenta de esto….
Alexis sintió que el cuerpo de Leonel se estremecía.
Al cabo de un rato, Leonel giró y abrazó a Alexis, enterrando la cara en su cuello. Su piel irradiaba un calor inusual, rayano en lo anormal.
Nunca Alexis lo había presenciado en un estado tan vulnerable.
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