La segunda oportunidad en el amor -
Capítulo 1998
Capítulo 1998:
Mientras Elissa se dirigía a la cocina, él se acercó a la ventana y encendió un cigarrillo.
Expulsó el humo, que se lo llevó el viento nocturno.
Las cosas iban bien con su negocio, pero Rafael no quería agobiar a Elissa con esas preocupaciones.
Esperaba que tuviera un embarazo tranquilo y sin estrés adicional.
Su enfoque de los negocios se había suavizado últimamente.
Antes despiadado, ahora tiene en cuenta el bienestar de su familia antes de tomar decisiones.
De repente, oyó pasos que se acercaban.
Raphael apagó rápidamente el cigarrillo y cerró la ventana, no quería que Elissa oliera el humo.
Mientras Raphael comía, Elissa se sentó en el sofá a tejer.
Habló en voz baja, diciéndole que pensaba tejer varios jerséis para el bebé y finalmente uno para él, aunque podría pasar algún tiempo antes de que pudiera presentárselo.
Rafael escuchó en silencio, disfrutando tanto de la comida como del acogedor ambiente.
Apreciaba estos momentos.
Después de cenar, pensó en fumarse otro cigarrillo, pero al final decidió no hacerlo y concentrarse en las palabras de Elissa.
Luego limpió los platos y sacó la basura.
Cuando subió, Elissa no estaba en el dormitorio.
Al oír el sonido del agua corriente, se acercó al baño y preguntó en voz baja: «Elissa, ¿estás en la ducha?».
Sorprendida, Elissa se volvió hacia él.
Estaba completamente desnuda, con una figura asombrosamente seductora.
Raphael también se sorprendió.
No esperaba ver una escena así y se sintió algo incómodo.
Estaba visiblemente excitado al ver a Elissa.
Hacía tiempo que no intimaban.
Perdida en el momento, Elissa observó cómo Raphael se acercaba paso a paso.
Apoyó tiernamente su espalda y luego se inclinó para besarla.
Sus labios desprendían un leve aroma a tabaco.
A Elissa no le importó.
Su beso se prolongó durante un buen rato.
Después, Rafael la envolvió en una toalla de baño.
La secó suavemente y la llevó al dormitorio, donde hicieron el amor.
Para garantizar la seguridad del bebé, tuvo cuidado y se agarró al cabecero durante su momento íntimo.
Su mano apretó las venas azules visibles en su abdomen, y sus gemidos llenaron la habitación, indicando su placer.
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