Capítulo 1768:

Se lo pensó un momento. «Cambiarle el nombre no es mala idea. Pero, ¿no quieres saber por qué le puse Cordelia?».

La pregunta quedó flotando en el aire, y por un momento, Leonel se sintió inquieto. ¿Tenía algo que ver con Calvin? La idea le revolvió el estómago.

Enderezándose el cuello, sacudió la cabeza. «No, la verdad es que no.

«Tú te lo pierdes», respondió Alexis con una sonrisa burlona, decidiendo no presionarle más.

Más tarde ese día, cambiaron oficialmente el nombre de Cordelia a Corazón, como sugirió Leonel. Pero esa noche, Cordelia se golpeó la cabeza y, a la mañana siguiente, se escaldó con agua caliente, dejándole una gran ampolla en la pierna. Corriendo al hospital, Waylen estaba frenético.

«¡Este cambio de nombre no le está sentando bien! ¡Cámbialo de nuevo!» Exigió Waylen.

Cordelia gritó de dolor y Leonel, sintiéndose culpable, cedió inmediatamente. Le dio un codazo a Alexis. «Deberíamos volver a cambiarlo ahora mismo».

Mientras estaban sentados en el coche, Alexis acarició la cara de Leonel, con expresión juguetona. «Entonces, ¿estás bien con Cordelia ahora?»

Leonel rozó sus labios con su pulgar. «Aunque me ponga un poco celosa, por su bien, deberíamos volver a cambiarlo. No necesito que papá me regañe otra vez».

Alexis se rió y le acarició suavemente la cara. «¿De verdad no quieres saber por qué le puse Cordelia?».

Leonel miró fijamente a Alexis, con los ojos llenos de una mezcla de esperanza y vacilación. Tras una pausa, preguntó suavemente: «¿Es por mí? ¿Es por aquella noche de la lluvia de meteoritos?».

No era ajeno al significado de aquella noche. Era un recuerdo grabado profundamente en el corazón de ambos, un momento que de alguna manera había sobrevivido a toda la confusión que habían pasado. Pero incluso ahora, a Leonel le costaba creer que, a pesar de todo, su pasado siguiera ocupando un lugar tan fuerte en el corazón de Alexis.

Alexis no confirmó ni negó sus palabras, pero su mirada bastó para que Leonel comprendiera. Acunó suavemente su rostro entre sus manos, inclinándose hasta que sus frentes se tocaron. Después de un largo momento de silencio, habló con voz ronca: «No te haré más daño. Cuidaré de ti a partir de ahora».

El corazón de Alexis se ablandó ante sus palabras. A pesar de los años de dolor, malentendidos y separación, habían encontrado el camino de vuelta el uno al otro. Había cosas que ella tenía que dejar ir, cosas que apreciaba pero a las que no podía aferrarse cuando se enfrentaba a nuevas prioridades.

«¿Has olvidado cómo me quedé embarazada de Cordelia?» murmuró, con la voz teñida de afecto y una pizca de acusación.

Leonel guardó silencio, pero la mención de aquella vez le trajo recuerdos de cuando le había dado un afrodisíaco para impulsar las cosas en su relación. No era un momento del que se sintiera orgulloso, y no era algo que quisiera volver a mencionar.

Con un poco de vergüenza, Leonel tosió, tratando de desviar el tema. «No nos detengamos en el pasado, Alexis. Yo era horrible entonces».

Alexis se reclinó en su silla, entrecerrando los ojos. «Así que te acuerdas».

Justo cuando Leonel estaba a punto de responder, Alexis extendió la mano, tocando tiernamente su rostro. «Ya no te culpo. Por favor, tampoco te culpes, ¿de acuerdo?».

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