La segunda oportunidad en el amor -
Capítulo 1752
Capítulo 1752:
De no ser por las voces de los niños, ella hubiera creído que realmente estaba en esa época.
Leonel y ella habían pasado por muchas cosas a lo largo de los años. Habían tenido tres hijos, y ahora, él estaba de nuevo con ella.
En ese momento, la puerta se abrió suavemente y Leonel entró en el dormitorio.
Como era invierno, llevaba puesto un suéter de cuello alto color carbón con pantalones a juego, lo que le daba un aspecto apuesto y vibrante.
Su pierna casi había vuelto a la normalidad, y ahora caminaba con confianza.
Al entrar en la habitación, un rayo de sol entró desde el exterior, iluminando toda la estancia.
Alexis observó a Leonel en silencio hasta que se acercó a la cama.
«¿Dormiste bien?» preguntó Leonel con voz ronca.
Levantando el brazo, Alexis recogió la rosa y preguntó con voz igualmente ronca: «¿Dónde has encontrado esto?».
Dudaba que hubiera salido a correr con su estado de piernas, y sabía que la floristería no estaría abierta tan temprano.
Leonel se sentó en el borde de la cama y le acarició tiernamente la mejilla con el dorso de la mano. El gesto era juguetón e íntimo. A pesar de los años que llevaban casados, Alexis se sintió abrumada y volvió la cara hacia otro lado.
Leonel retiró la mano y sonrió. «Tengo un pequeño jardín en el patio trasero. Las rosas son todas variedades importadas. ¿Aún no las has visto, después de tanto tiempo?».
La rosa de su mano le rozó la pierna.
«No lo sabía. Es invierno, después de todo».
«Están en un invernadero. Deberías echar un vistazo cuando te levantes».
Alexis le miró y, tras una pausa, susurró: «¿Te quedas esta vez?».
Leonel le devolvió la mirada.
Después de un momento, él agarró su mano inquieta, se inclinó para un beso, y murmuró, «Yo no voy a ninguna parte.»
Su conversación se detuvo cuando Cordelia apareció en la puerta, caminando.
La sirvienta, al ver a Leonel y Alexis en el dormitorio, consideró inapropiado entrar y rápidamente hizo pasar a Cordelia antes de retirarse escaleras abajo.
Al ver a Leonel, el rostro de Cordelia se iluminó con una sonrisa y corrió hacia él con los brazos abiertos.
Unos pasos más tarde, Cordelia cayó al suelo.
Alexis empezó a levantarse de la cama para ayudarla, pero Leonel la retuvo suavemente, diciendo en voz baja: «Déjame».
Luego levantó a Cordelia con un brazo.
Los ojos de Cordelia brillaron de emoción al experimentar algo nuevo.
Leonel se sentó al borde de la cama y permitió que la niña se subiera a su pierna derecha. Al principio, a Alexis le preocupaba que Cordelia pisara demasiado fuerte a Leonel, pero al ver a su hija moverse con cautela, sus preocupaciones se calmaron.
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