La segunda oportunidad en el amor -
Capítulo 1646
Capítulo 1646:
Durante los últimos seis meses, sus comunicaciones con Leonel fueron únicamente sobre sus hijos.
Nunca pensó que volvería a encontrarse con él, y menos así.
En el aeropuerto, después de recoger su equipaje, Alexis empujó un carrito con Cordelia, de ocho meses, y salió sola de la terminal. Había contratado un servicio de coche con antelación y el conductor las esperaba en el aparcamiento.
«Señorita Fowler, la espero en el pasaje P3», le informó el conductor por teléfono.
Alexis respondió con una sonrisa y colgó el teléfono, pero su sonrisa se congeló al segundo siguiente.
Al otro lado de la terminal, en el pasillo opuesto, vio a Leonel.
Estaba cerca de una limusina negra, de lado, conversando con alguien. Para su sorpresa, estaba sentado en una silla de ruedas.
Como si percibiera su presencia, Leonel se volvió y sus miradas se cruzaron.
Casi al instante, Leonel se quedó inmóvil.
Tal vez porque ninguno de los dos había previsto este encuentro inesperado.
La mirada de Alexis se dirigió rápidamente a las piernas de Leonel, cuestionando la realidad de lo que veía.
En los ojos de Leonel hubo un breve destello de pánico, pero pasó rápidamente cuando recuperó la compostura.
Entonces, para su sorpresa, Leonel se levantó de la silla de ruedas.
La pequeña Cordelia, que ahora tenía ocho meses, reconoció la cara de Leonel de sus videoconferencias. Extendió sus pequeñas manos y murmuró: «Papi… Papi…».
Leonel miró a su hija con una leve sonrisa, un momento tierno en medio del inesperado reencuentro.
Obligado por el reconocimiento de Cordelia, Alexis se acercó con ella.
La persona con la que Leonel había estado hablando -altos ejecutivos de su empresa- saludó a Alexis y Cordelia con corteses inclinaciones de cabeza antes de marcharse en otro vehículo, dejándolas solas a ella y a Leonel.
Alexis colocó suavemente a Cordelia en brazos de Leonel.
Al coger a su hija, Leonel estuvo a punto de perder el equilibrio, estabilizándose rápidamente al apoyarse en el coche. La pequeña Cordelia se retorcía enérgicamente en su abrazo, sus movimientos casi abrumaban a Leonel, pero su rostro se iluminó de alegría al abrazarla.
En un abrir y cerrar de ojos, la cara de Leonel estaba cubierta de saliva mientras Cordelia lo besaba con excitación.
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