Capítulo 1614:

Recordando su promesa de pasar sesenta días con él como una esposa devota, Alexis se abstuvo de decir nada desagradable. Se incorporó, dispuesta a acompañarlo en la comida.

Leonel detuvo suavemente a Alexis. «Acabas de dar a luz. Come en la cama. Iré a buscar la mesita», sugirió, con un tono preocupado por su bienestar.

A pesar de sus intenciones, Alexis encontró la situación un tanto absurda. «Puede que acabe de dar a luz, pero aun así me presionaste para que firmara ese acuerdo en tu despacho. Intentemos ser normales, Leonel. No hace falta que te desvivas por complacerme. No estoy acostumbrado».

Leonel hizo una pausa, sorprendido por su respuesta. Sin embargo, recuperó rápidamente la compostura y le dedicó una leve sonrisa. «Alexis, estoy haciendo un esfuerzo para hacerte feliz y quiero empezar de nuevo contigo. No te he recuperado para imponerte mi voluntad o forzarte todos los días. Tampoco creo que sea eso lo que deseas. Siempre has preferido la dulzura, ¿verdad?», cuestionó.

Sintiéndose abrumada por su insistencia en el asunto, Alexis levantó ligeramente la barbilla y se limitó a decir: «Tengo hambre».

En respuesta a su necesidad, Leonel ordenó rápidamente los platos y le entregó un plato de sopa. Tras tomar un sorbo, le preguntó: «¿Qué tal está?».

Alexis respondió con franqueza: «Está deliciosa. Pero Leonel, deberías plantearte contratar algunas enfermeras para Cordelia y para mí, o podrías traer aquí a las de mi casa. Dos empresas significan que no puedes estar siempre en casa atendiéndome durante mi recuperación postparto.»

Con despreocupación, Leonel continuó sirviéndole la comida. «Yo trabajo desde casa. Puedo ir a la oficina dos veces por semana. Alexis, lo único que quiero es cuidarte. Y si dormimos juntos por la noche, me será más fácil atender tus necesidades».

Lo explicó con ligereza. Alexis siguió sorbiendo su sopa en silencio. Entonces, una leve sonrisa apareció en sus labios mientras hacía una pausa: «Leonel, ¿te interesa más cuidar de mí o acostarte conmigo?».

Los ojos de Leonel eran penetrantes. «¿De verdad quieres averiguarlo?».

Alexis sabía que era mejor no saberlo. Comió en silencio, ignorando la atenta mirada de Leonel. Una vez que terminó, levantó la vista: «¿Por qué no comes?».

Leonel, que estaba a punto de recoger la bandeja, se detuvo; sus dedos se crisparon. Se volvió lentamente hacia ella. «Alexis, ¿aún te importo?».

Tal vez la nutritiva sopa la había reanimado, pues sus mejillas estaban sonrojadas. «Es sólo una pequeña charla», respondió ella con indiferencia. «Estamos atrapados juntos durante 60 días, ¿no? ¿O prefieres que me mantenga distante? Puedo ser fría si eso es lo que quieres».

Apenas habló, él la envolvió en sus brazos. Leonel la abrazó con fuerza, su cabeza se inclinó para apoyarse contra la de ella, sus labios rozaron su nuca. Era un gesto de protección, una reminiscencia de su boda.

«Alexis, yo te protegeré. No tendrás que soportar más penurias. Te ayudaré a llevar la carga. A partir de ahora, eres la Sra. Douglas».

Pero su amor se agrió, y se divorciaron. El grupo Exceed, símbolo de su unión, se convirtió en la carga de Alexis.

Leonel no había cumplido sus votos matrimoniales, no había hecho feliz a Alexis. Más tarde, su matrimonio se sintió como una prisión, y Alexis, antaño vibrante y despreocupada, había perdido su chispa. La gente decía que se parecía a Waylen, pero Leonel sabía que se parecía más a Rena.

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