Capítulo 1485:

En la oscuridad de la noche, Leonel se encontró de pie, solo, engullido por las sombras del arce.

Sostenía la bola vidriada en la mano, los recuerdos le inundaban.

El viento pasaba susurrando, trayendo ecos de la voz infantil de Alexis.

«¡Leonel, ven rápido!»

«¡No puedes ahogar el arbolito con tanta agua!».

«Está bien, crezcamos juntos con este arbolito».

«Leonel, ven a hacer una promesa de meñique conmigo».

La luz de la luna se filtraba entre las ramas, iluminando las lágrimas que surcaban las mejillas de Leonel mientras lloraba.

En la segunda audiencia, Leonel finalmente puso los ojos en Alexis.

La sorpresa le golpeó cuando llegó a la puerta del juzgado y allí estaba ella, bajando de un coche blanco frente al suyo. Era la mujer que ansiaba ver.

Hacía años que no se cruzaban y parecía que Alexis había perdido algunos kilos.

Cuando Alexis cerró la puerta del coche, también vio a Leonel. Tenía ganas de bajarse y charlar con él, pero ella entró en el juzgado sin mirar atrás.

«¡Eh, espera, Alexis!» gritó Leonel, corriendo tras ella.

Al oír su voz, Alexis se detuvo. Leonel aminoró el paso, casi como si temiera asustarla. Se puso a su alcance, dispuesto a decir lo que pensaba, pero las palabras le fallaron. No sabía por dónde empezar.

Finalmente, murmuró: «Alexis, yo…»

Pero antes de que pudiera terminar, Alexis cortó: «¡Déjalo para más tarde!»

El corazón de Leonel se hundió. Quería decir algo más, pero Alexis ya se estaba alejando.

Durante las siguientes cuatro horas en la corte, sus ojos se desviaron hacia ella. Se dio cuenta de que había adelgazado bastante…

Por aquel entonces, él solía decir que le quedaba mejor el pelo negro, así que siempre se lo teñía así.

Ahora había vuelto al castaño claro, su color natural.

Leonel entendió lo que significaba y su cara se puso color ceniza.

Aún no había veredicto después de la vista, pero el juez dijo que estudiarían el caso antes de dar la última palabra.

A Alexis no le importó. Tras una rápida charla con Rex, se marchó. Una vez más, Leonel la sorprendió en el aparcamiento.

«¡Alexis!»

Ya en la puerta del conductor, Alexis se giró al oírle. Manteniendo una fachada fría, dijo: «Mi abogado lo expuso todo en el juzgado, Leonel… No hay nada más que decir».

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