Capítulo 1069:

«¡Melissa!»

De repente, Marcus volvió a empujarla contra la pared con fuerza.

Le dolía la espalda por el impacto.

Sin embargo, no sintió arrepentimiento ni miedo.

Marcus la besó en la mejilla, con voz ligera pero llena de frustración.

«¡Ahora sí que tengo ganas de matarte!».

Ella aceptó el beso sin protestar.

Melissa, lejos de alterarse, rió débilmente. Cuando se le pasó el dolor, se apoyó en la pared y susurró: «Marcus, ¿recuerdas cuando me robaste a mi cliente y me arrinconaste? Deberías haber sabido mejor que nadie que esto se nos venía encima».

Hizo una pausa y continuó con voz ronca: «Siempre haces lo que quieres, sin pensar en los sentimientos de los demás. Sí, ¡eres el noble Marcus Fowler! No tienes que tenerme en cuenta, porque sin mí, ¡hay muchas mujeres dispuestas a caer en tus brazos! Y puedes usarlas para meterte en mi piel. Pero Marcus, eso ya no me afecta».

Melissa le indicó con calma que su disputa no tenía sentido.

Le dio un suave codazo. «¡Suéltame!»

Marcus la soltó, pero no se fue. En su lugar, tomó asiento en el sofá y encendió un cigarrillo…

A Melissa se le quitaron las ganas de ducharse. Cogió su ropa y empezó a vestirse.

Cuando se iba, él murmuró: «¡Tienes razón! Eres tú misma. No tenía derecho a entrometerme. Lo siento y no volveré a entrometerme en tu vida».

Tras detenerse un momento, Melissa abrió la puerta y salió.

De regreso, bajó la ventanilla y dejó que la brisa fresca calmara su frustración y decepción. Esto la ayudó a sacudirse parte de su tristeza.

Llegó a casa sin problemas.

Nada más entrar, se fijó en un par de zapatos de piel de hombre que parecían muy caros.

Se sorprendió por un segundo, y luego levantó la vista para ver a Thomas.

Julie estaba en la cocina preparando té para Thomas. Cuando vio a Melissa, le dijo alegremente: «El señor Smith me dijo que era un viejo amigo de tu madre. Pasó a visitaros a ti y a Matthew, e incluso trajo un montón de regalos».

Julie no tenía ni idea de la situación real. Sólo pensaba que Thomas era un hombre sofisticado y atractivo.

Tratando de mantener la calma, Melissa se quitó el abrigo y se puso los zapatos de casa.

No quería arrastrar a Julie a este lío, así que fijó su mirada en Thomas y dijo con calma: «Sí, era amigo de mi madre».

En ese momento, Thomas abrazaba a Matthew.

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