Capítulo 53: (FIN)

POV Eva Dreyfus

“Niccolo, amor, ¿Está bien?”, le pregunto a ver si se dio cuenta de que son trillizos y no es un solo bebé.

“Amore, si estoy bien, pero… tengo que tranquilizarme porque creo que estoy alucinando, acaba de detectarte tres bebés en vez de uno”, Niccolo pasó de estar rojo a estar pálido en cuestión de segundos, lo que me preocupa, yo me siento y escucho como Miles suelta una carcajada larga, le veo y se da la vuelta.

“Es mejor que ya le cuentes, voy a ir pidiendo un quirófano y luego te prepararé, lo siento Niccolo, lamento que te hayas enterado así. Ya vengo”, deja dicho Miles para luego desaparecer detrás de la puerta.

Y ahora tengo una mirada confundida de Niccolo que poco a poco pasa a una de indignación, yo me siento realmente culpable.

“Amore, ¿Por qué no me dijiste que íbamos a tener trillizos?”, me reprocha con los brazos cruzados, yo no tengo ninguna excusa válida.

“Niccolo, pensé que no era tan importante…”

Me debí tragar mis palabras porque veo como le palpita una vena que atraviesa toda su frente.

“¿Cómo no va a ser importante Eva?, de un hijo pasó a ser tres, ¡Claro que debiste decirme! Tengo

derecho de saberlo, ¡Soy el padre!”, me recrimina y ni siquiera, nos podemos mirar a los ojos.

“Eva, ¿Acaso he actuado mal como para que no me digas? Eva, yo te amo a ti y ahora a nuestros hijos. Los puedo mantener, les daré amor, les seré fiel, ¿Por que no me dijiste que tenías tres bebes en tu barriga? Yo me sorprendí de que tu barriga era tan grande y crecía mucho y mucho y tenías un apetito de camionero, pensé que era por las hormonas del embarazo, pero ya veo…”, aclama decepcionado.

“Niccolo, es que al principio como no sabia quién era el padre decirte que venía en camino estos trillizos, pensé que posiblemente me dejarías, y en ese entonces no te conocía tan bien como lo hago ahora y con todo lo que pasó, se me olvidaba contarte y cuando me acordaba no sabia cómo hacerlo”.

Le digo la verdad.

Y con el miedo detrás de que él lo supiera, él me mira como si no hubiera más opción, se lleva las manos a la cara y se frota un poco.

“Vamos. Somos un equipo, saldremos adelante juntos”,  le pone sus manos sobre mis hombros y me da un piquito en los labios.

“Perdóname”, le digo muy triste, él suspira y solo me abraza.

POV Niccolo Di Pascuale

Ya ese tal Miles se llevó a Eva a quirófano, ya llamé a casi toda mi familia, lo malo es que su familia vive demasiado lejos, aparte no tengo idea de si ella hubiera querido que estuviesen aquí.

Me toca esperar, pero sí me emociona tener a tres bebés y criarlos con Eva, no me gusta que me guarde secretos, porque yo trato de ser lo más transparente posible con ella y no lo puedo creer, al final de todo me dijo que eran tres bebés.

“¡Niccolo!, ¡Niccolo!, ¿Ya le están haciendo la cesaria?”, viene corriendo hacia mi Paola, sonrío porque es la primera en llegar, ella me extiende los brazos y yo la abrazo.

“Sí, ya está en quirófano, Paola, no es un solo bebé, son trillizos, ¡Vamos a tener tres bebés!”, en vez de decirlo con emoción, lo expreso con preocupación.

“¿En serio?, Lo vino a decir ahora… Sería por eso que estaba muy asustada en todo el embarazo, la vi confundida hasta los seis últimos meses que la vi más calmada, gracias a la estabilidad que le diste”, asevera Paola y le miro frunciendo las cejas, luego me volteo para poder seguir pensando.

“Vale, yo siendo ella, no tenía nada y el hombre que me estaba manteniendo desde un principio nos sabía que habíamos estado juntos, no le iba a decir que eran tres, ¡Pero lo que me molesta es que ya estando estable, no me haya dicho!”, reprocho y no a Paola, sino que aún sigo molesto.

“Mira Niccolo, después de que haya pasado un buen tiempo para decirte, supongo que le entró el miedo de ¿Y ahora como le digo si pasó tánto tiempo?, ¿Captas?”, la defiende y yo solo respiro profundo, al final son nuestros bebés, yo voy a estar allí para ellos.

“¡Niccolo!, ¿Dónde está Eva?”, vienen corriendo hacia nosotros mi padre, mi madrastra, mi abuelo, mis dos hermanos y mis tres medios hermanos.

´También tengo una puntería… en una sola noche le clavé tres bambinos de un solo golpe´.

Pongo mi mano en mi cara para reírme y siento que todos me abrazan, me siento sofocado.

“No llores, ya pasé por eso seis veces, cuando venga el segundo vas a sentirte más seguro de ti mismo y de tu mujer”, me consuela mi padre, pero, lo que hago es reírme a carcajadas.

“De seguro, el segundo viene después del primero, en unos segundos adquiriré más seguridad en mi y en Eva”, le contradigo divertido y de un instante a otro, todos me sueltan.

“¿Qué dices?”, me pregunta mi madrastra.

“Son trillizos”, les respondo sintiéndome bien, veo como a mi abuelo le da algo y se desmaya.

Ya hemos esperado mucho y nadie viene a darnos razones sobre como está Eva, ya ando sudando frío desde hace una hora y no soporto más, asi que busco a Miles y me voy guiando por los carteles hasta llegar a la zona de quirófanos y justo veo a Miles saliendo de uno de ellos. Asi que voy hacia él.

“¿Qué ha pasado con Eva?, ¿Y nuestros bebés?”, le pregunto ya fuera de mis cabales, y él me demuestra una mirada fuerte, por lo que le plantó cara dura.

“Tuvimos complicaciones con la cesárea, nos dimos cuenta de que Eva no estaba respirando y nos costó mucho estabilizarla, sus bebés todos están sanos, pero, Eva tendrá que estar hospitalizada por unos días”, me responde y me quedo aún más frio al solo pensar que Eva dejó de respirar.

“¿Dónde puedo verlos?”, inquiero mantenido mi cara dura, él solo me mira y luego sigue quitándose los guantes y todo lo que tiene encima para poder operar.

“Ya la están llevando a una habitación y tus hijos están en la zona de incubadoras. Solo te digo una cosa, ¡Cuídala!, mujeres asi de fuertes no conseguirás mas nunca”, me advierte y nada más salgo de ese lugar, me encamino para volver a la sala de espera que está al lado de la recepción y preguntar donde se han llevado a Eva.

Ya pasó media hora y Eva no ha querido despertar, ahora mismo estoy en la zona de incubadoras observando a mis bebés, aún no los quiero cargar hasta que puedo hacerlo por primera vez con Eva, asi que estoy afuera de la sala viéndolos por el vidrio.

Tengo mucho rato aquí, pero no los puedo dejar de mirar, son tan hermosos como su madre, aparte de verlo primero que Eva, me ha hecho a llorar como tres veces, por eso le he dicho a mi familia que no me sigan.

“¡Niccolo!”, grita mi hermano Antonio, y volteo, veo que viene toda mi familia detrás, y cuando están cerca les señalo a mis tres bebés.

“Esos son mis hijos, los tres son varones”, les aclaro y escucho como se sorprenden, siento una palmada fuerte en la espalda.

“Lo has hecho mejor que yo, tres de coñazo”, me enorgullece que me diga eso.

Justo escuchamos a alguien venir hacia acá, es Miles.

“Ya Eva despertó, van a llevar a sus hijos a su habitación. Está en la 04, en el primer piso”, nos avisa Miles, para luego darse media vuelta e irse, yo miro a mi familia y pronto nos vamos todo hacia el ascensor más cercano.

Todos cabemos en el ascensor, pero, quedamos como lata de sardinas, presiono el botón uno y nos sube aunque se escucha que el ascensor ya no puede más, se abren las puertas y todos salimos disparado de ese lugar, corremos hacia las habitaciones y buscamos la 04, la encontramos y entramos.

Los enfermeros son más rápidos que nosotros, porque ya están aquí con mis hijos y Eva ya los tiene en brazos, me apresuro para besarla y ver a mis hijos, ella me los da uno por uno y son mucho más hermosos de cerca.

“¿Entonces cómo se van a llamar?”, pregunta mi abuelo y yo miro a Eva y todo va a ser muy espontáneo.

“Piero, Pietro y Pierce”, de dijo a Eva a ver si le gusta y a ella se le iluminan los ojos, y me sonríe muy bonita.

“Sí, esos me encantan”, luego de eso, nos damos un beso y el enojo se me pasa, nada más quiero hacer lo que prometí cuando nos casamos y cuando le di los anillos.

´Y pensándolo mejor, tiene en su mano tres anillos, cada uno con una promesa, asi que cada promesa es un hijo nuestro, por eso tengo que hacer lo prometido, la promesa a la madre de mis trillizos, mi hermosa mujer, Eva.´

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Fin

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