La promesa del padre de mis trillizos -
Capítulo 42
Capítulo 42:
POV Eva Dreyfus
“Si supieras amor, me estás haciendo un favor porque ese es un pedazo de loco, aparte yo nunca tuve nada con Daniel, solo fueron puras historias mentales de él. Asi que si me disculpas, me tengo que ir por mi seguridad”, le hago aviso, me aparto para poder ir caminando fuera de este apestoso lugar, porque me di cuenta de que Paola ya termino con Niccolo.
“Pues, mi vida, ningún favor”, luego de eso siento como ella me empuja hacia adelante, de verdad trato de no caer sobre mi barriga, sin embargo, siento como me toman de los hombros y me sostienen con mucha fuerza antes de que cayera al suelo.
Yo flexiono mis rodillas para poder caer y volverme a levantar, lo primero que hago es dirigirle la mirada a quien me ha salvado y ha salvado a mis bebes, y es el hombre que me persigue y que está por todas partes. Intento definirle el rostro, pero es imposible. Justo veo que se agarra el brazo derecho y llevo mis manos hacia su brazo, pero me toma de las muñecas, quita mis manos de encima de él, esta vez le clavo mis ojos y le miro a sus ojos firmes.
Pero, este se asusta y camina lejos de mí, ahora volteo para poder ver a Aria quien otra vez está a punto de empujarme, sin embargo, es detenida por el padre de Niccolo, Leonardo.
“Por favor, voy a tener que pedirle que se retire por atentar contra la vida de mi nuera y la de mi nieto”, le pide amablemente y suelta su muñeca y esta va a golpearlo en el rostro, pero los guardias defienden con eficiencia a Leonardo.
“Sáquenla de aquí”, ordena Abel desde lejos, miro hacia dónde está y la mira con mucha rabia, tanto que me da hasta miedo por lo intimidante que se puede poner el viejito.
Los guardaespaldas sin hacerse esperar ni un segundo para actuar, yo me aparto para que no me de ningún golpe porque ha comenzado a patalear como pequeña malcriada.
“¡Mira estúpida! Esto no se ha quedado asi, me has humillado y cuando te vea otra vez me las pagarás muy bien, asi que ruega porque no nos veamos otra vez, porque lo último que verás será mi rostro”, me amenaza a gritos.
Los guardaespaldas sin hacerse esperar ni un segundo más la toma para sacarle de aquí, ella por supuesto, patalea y se le va contra los guardaespaldas, pero son más fuertes y la sacan. Yo me dirijo hacia el padre de Niccolo y le observo directamente a los ojos.
“Me disculpo por las molestias causadas, ahora por mi seguridad me retiro”, luego de decir aquello, me doy media vuelta y acompañada por otros guardaespaldas camino fuera del funeral, veo que Paola nos alcanza.
Estando ya de nuevo en el apartamento le hablo a Paola sobre lo que pasó.
“Paola, yo sé que no estoy loca porque tú también lo ves, pero, ese hombre que me persigue o nos persigue, me salvó y me parece muy sorprendente porque se había ido, pero si me salvo con rapidez es porque nunca se fue, ¿Si, me entiendes?”, le comento mientras que termino de hacer la cena.
Sirvo la comida y se la llevo su plato y el mío en mis manos para comer en la sala.
Me siento ya a gusto en el sofá, ante la mirada perdida de ella, antes me espero a comer para no llevarme ninguna sorpresa y atragantarme, porque el que me salvó no está.
“Eva, lo que te voy a decir suena muy loco, pero todo lo que está sucediendo, todo lo voy armando en mi cabeza y es un rompecabezas, donde todo, absolutamente todo me lleva una sola conclusión…”
Ella detiene sus palabras porque empieza a sonar mi teléfono y como lo tengo al lado lo reviso.
“Es un número desconocido”, le menciono asustada y ella me ve nerviosa.
Sin pensarlo más, contesto porque me canse de ser cobarde y si voy a hacer mamá de tres bebés 31n su papá, tendré que ser mucho, mucho más fuerte
“¿Aló?, ¿Con quién tengo el gusto de hablar?”, inquiero para luego poner la llamada en alta voz, me quedo escuchando lo que tiene que decir la otra persona. No obstante, la persona no se presenta, solo está detrás de la linea escuchando como respiramos, lo que me da un arranque de ira.
“Bueno, si no va a hablar adiós, porque creo que se equivocó de número, que tenga buenas noches”.
Decido terminar con esta llamada y le cuelgo y dejo el teléfono sobre el sofá para volver a tomar mi comida. Observo a Paola que me da una mirada inquisitiva.
“¿Que fue todo eso? Ni siquiera habló”, exclama extrañada, aunque al atender a la persona que estaba de lado de la otra linea y lo que no le dije a Paola, es que se me erizo la piel, fue una extraña sensación más sigo cenando normal.
…
Hoy me he despertado temprano, termino de hacer el café y arreglada y todo voy a salir con Paola a buscar empleo, era Niccolo quien nos mantenía, Paola era contratada por Niccolo, pero, como él ya no está, tenemos que salir adelante.
“Vale, el plan es te dejo en la empresa y me voy hacia mi trabajo en la farmacia”, traza el plan nuevamente y le asiento con la cabeza, terminando mi taza de café, ella también termina su taza de café y salimos del apartamento hacia el auto.
“Eva, por favor, cierra bien esa puerta que quedo abierta”, me pide amablemente Paola por lo que lo
hago sin discutir, al hacerlo enciende el auto y estamos rumbo a nuestros destinos.
“Paola, antes de que llamara la persona que no dijo nada ayer por la noche, anteriormente estabas hablando algo de que juntaste varias cosas como un rompecabezas y no me dijiste tu conclusión final, ¿A qué te referías con eso?”, le interrogo con ansias de que me diga, porque me ha dejado en suspenso toda una noche.
“¡Ah!, cierto bueno, de verdad no sé si te hayas dado cuenta, pero, es que nadie realmente ha llorado como tal el fallecimiento de Niccolo, ni siquiera tú ni yo, es como si no se hubiera ido, además que…”
La interrumpo porque he hecho memoria de algo muy relacionado de lo que está hablando.
“Si, de hecho, desde que Niccolo falleció nos ha estado persiguiendo ese hombre raro, que, de verdad, te juro por mi hijo, trate de verle el rostro, pero, no se muestra o de verdad necesito lentes”.
Hago un poco de juego con el tema, sin embargo, observo su expresión de seriedad, por lo que, me guardo los juego para otro momento.
“Como te iba diciendo, estaba detallando a Niccolo, que estaba reposando en el ataúd y le vi una cosa rara, es que el lunar de su madre, mi hermana lo tiene en otro lugar”, me expresa Paola convencida de que eso es asi.
“Pao, yo también vi al mismo hombre que estaba en el ataúd, no obstante, yo me acuerdo de su lunar que está en su mejilla y está igual”, le aporto mi opinión, me percato de que ya hemos llegado a la empresa, por lo que me tengo que bajar, pero, no antes de aclarar este punto con ella
“Si, estaba en la mejilla derecha, pero, se lo vi en su mejilla izquierda, por lo que, o Niccolo no está fallecido o no es el cuerpo, ¡El que está en el ataúd no es Niccolo!”.
Se emociona viéndome a los ojos con un brillo especial en sus ojos.
“Pao, no creo, porque debieron hacerle toda una autopsia y debieron revisar que era él, entonces, si no fuera él, ¿Por qué fingiría estar sin vida?”, le pregunto muy interesada en la conversación, pero justo nos golpean el capó del auto, por ende, ambas nos sobresaltamos.
“¡Por favor muévanse que obstruyen el paso!”, grita el hombre todo ardido, por lo que me despido de Paola para dejar de perder tiempo, que más bien voy tarde y salgo del auto.
Me apresuro en entrar al edificio, porque el guardaespaldas que le queda a Niccolo, de vez en cuando me cuida y hoy se dignó en hacerlo, entramos en el ascensor, nos dirigimos una mirada incómoda porque, aunque nos conocemos algo, no es lo mismo si no está Niccolo.
Al salir del ascensor nos vamos hacia la sala de conferencias donde antes de entrar siento como me tiran del brazo, por lo que, volteo y me zafo rápidamente, Rogelio se pone en medio rápido, y me percato de que es Pilar.
Sin embargo, no la había podido reconocer porque está muy demacrada y a juzgar por sus acciones y su mirada lleva de rencor, no me va a echar flores.
“Hola, mirate tu por aquí. Hace tiempo que no estás, pero cuando se trata de decidir el futuro de la empresa si vienes, eres una gran hipócrita. Después de todo lo que ha hecho Daniel por la empresa cuando ninguno de los dos se hacia cargo ahora si apareces, perra”, escupe con rencor y envidia.
Yo nada más le miro sin hacer ningún tipo de gesto.
De verdad, veo que tiene problemas alimenticios porque está muy flaca. Esta vez, si, ladro y muerdo muy duro, asi que me acerco a ella para decirle una verdad que debe de saber
“Sabes, ya no sufras más por Daniel, él más bien te está chupando la juventud. Date cuenta, aparte que él te está montado cacho con una tipa, Aria, se llama, asi que valórate y date tu lugar”, le digo sin importar si lo sabe o no y con eso termino para poder entrar en la sala de conferencia.
Al hacerlo nada más veo a Daniel sentado con sus aliados y los que son supuestamente mis aliados no están, lo que causa en mí un gran desagrado, asi que sin demostrarle nada a nadie, me voy a asentar en la otra punta de la mesa.
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