La promesa del padre de mis trillizos -
Capítulo 2
Capítulo 2:
POV Eva Dreyfus
“¿Cómo no va a ser verdad si tu padre ya está en la prisión?”, inquiere una voz tras de mí, por lo que volteo y es Carolina, mi madrastra, suspiro con todo el dolor de mi alma y la miro a los ojos, suelto a Paula para acercarme a ella.
“¿Cómo puedes preguntar eso si sabes que mi padre es un hombre noble?”, le pregunto de regreso con mucho rencor en mi tono, ella se cruza de brazos y me mira superior como siempre lo ha hecho.
“Tal vez no lo era, pero, ahora está en la cárcel y por eso hemos decidido mudarnos todos a otra parte”, me avisa sin precaución caminando hacia atrás de mí por lo que volteo y no puedo creer lo que está sosteniendo mi hermanastra Melissa.
“Madre, ¿Qué hago con este jarrón y este collar de zafiro?”, le interroga Melissa a Carolina.
Sabe que lo que tiene en las manos no lo debe de tocar porque me pertenece mí, por lo que camino con rapidez para quitarle esas cosas.
“El jarrón con las cenizas de la madre de Eva, con eso has lo que tú quieras y el collar de Zafiro quédatelo ,es tuyo”, le da órdenes a Melissa por lo que me acerco con rapidez a quitarle esas cosas, pero, Carolina pone su mano entre nosotros impidiéndome tomar lo que es mío.
“Todo esto es tu culpa porque Daniel ahora tiene pruebas para difamarnos, la empresa de tu padre está en quiebra, mi esposo está en prisión y ahora nos tenemos que mudar de ciudad por tu culpa, pequeña irresponsable, pequeña z%rra, toda una ramera como tu madre…”
Me insulta sin piedad y las lágrimas salen de mis ojos y no soy capaz de golpearla y decirle algo por qué es verdad. ‘Lo hice todo mal…’
“No tienes derecho a acercarte a mi hija, además que… no tienes por qué estar relacionándote con nosotras”.
Me declara con temple dejándome totalmente fría en mi lugar, veo que Melissa echa a correr con mis cosas por lo que me aparto de Carolina y persigo a Melissa por las escaleras, subimos al segundo y tercer piso de la casa y veo que abre una ventana que da hacia al patio trasero.
Y abre el jarrón de las cenizas de mi difunta madre y los esparce por el aire, lo que me deja sin corazón, las lágrimas corren por mi mejilla y como mi cuerpo me lo permite corro para quitarle el jarrón, pero, ya es muy tarde.
Melissa también tira el jarrón por la ventana y la cierra.
‘Ella tiene la misma edad que yo, no sé por qué carajos se pone con estas boberías’.
Al tenerla en frente de mí le pego una cachetada que acaba voltearle la cara.
Ella me comienza a jalar por el cabello mientras que intento quitarle el collar de zafiro de mi madre, pero, ella es más fuerte que yo, además que tengo adentro un dolor por mi reciente noche con el hombre misterioso y me deja tirada en el suelo.
“¡Melissa!, ¡Apúrate que la limusina nos está esperando para irnos de esta pocilga!”, le grita Carolina a Melissa, ella se voltea a verme en el piso una última vez y se va corriendo de este lugar.
Es como si mi mundo se hubiera venido abajo, estoy viviendo un infierno y es culpa mía.
Yo quedo en el piso aún más malherida porque me raspe las rodillas y al pelear me dio un calambre en una de mis piernas que me hizo caer al piso.
Acerco mis rodillas al pecho y rodeo mis piernas con mis brazos quedando en posición fetal, para llorar porque me duele mucho mi cuerpo, me duele mucho el alma y perder todo lo que quedaba de mi madre, es como si algo muy grande de mí hubiera muerto.
No puedo siquiera gritar bien porque esto me privada de todo, no tengo nada y nadie con quien consolarme y la única persona que no hubiera permitido nada de esto está en la cárcel por culpa mía.
Luego de un rato de estar tirada en el suelo me levanto y veo que toda la planta alta está vacía, suspiro porque sé lo que me espera en la segunda planta, bajo las escaleras de a poco a poco voy viendo como dejaron cada habitación.
Por último dejo la mía que veo que tampoco me dejaron nada, caigo de rodillas al suelo y apoyo mis manos al para poder estar estable, pero mi vista se comienza a poner borrosa por las lágrimas que están cayendo al suelo.
“¿Por qué a mí?, ¿En serio acostarme por primera vez con un hombre que no conozco, me puede joder tanto la vida?”, pregunto toda llena de rabia y tristeza, comienzo a gritar porque no es justo.
Me levanto y veo en mi armario que al menos me han dejado mi ropa, las que están en gancho.
…
“Oye, pequeña, ¿Eso es todo?, mis compañeros y yo venimos a embargar la casa, ¿No hay más nadie?”
Mis ojos se cruzan con varios hombres que se dispersan por toda la casa y sonrío de medio lado para que no se asuste con mis ojos rojos.
“si, creo que es todo. Gracias”.
Le digo amablemente mientras que bajo muy dificultosamente las escaleras y al llegar a mis cosas con mucha fuerza las meto en mi bolso, ya veo que va a pesar bastante despedirme de la casa, termino por darle una vuelta a la planta baja y me despido de los hombres amables que embargaran mi casa.
Salgo poco a poco sin mucho esfuerzo con mis cosas hacia la avenida para tomar un autobús para ir a la casa de mi amiga. Le pago al conductor con uno de los billetes del sobre que me dejó el desconocido y me siento cerca de la puerta junto a la ventana.
Abatida lloro porque todas las cosas valiosas de mi casa e incluso el collar de mi madre se lo llevaron las perras esas. Ahora solo tengo un sobre con el dinero que me gane por perder mi virginidad estando borracha y todo eso hizo que mi supuesta familia se fuera a la quiebra.
“¡Por aquí, señor!”
Le pido al conductor que se detenga para poder bajar muy forzosamente con mi bolso y llegar justo a la casa de mi amiga, miro hacia ambos lados y cruzo la calle, camino por su patio delantero y me posiciono frente a la puerta de su casa.
Me acerco a su puerta y justo antes de tocar escucho como unos g$midos muy fuertes salen de dentro de la casa, siento que algo, unos susurros entre esos quejidos, me es muy familiar.
“si, no te preocupes, soy el socio de su padre y… agh… yo soy el que estará a cargo de los negocios de su padre para poder comprarte más de esa lencería que me vuelve loco”, le aclara entre quejidos y gruñidos y siento como que todo mi cuerpo se congela y es como si me hubieran clavado una daga por la espalda.
Siento un impulso enorme de hacer algo que está penado por la ley. Decidida a hacer justicia por mis manos, no puedo más y tomo distancia de la puerta y asi me voy contra la misma y la rompo, Trato de no caerme y veo la verdad.
POV Niccolo Di Pascuale
Acabo de terminar de comer un almuerzo en un agradable restaurante italiano en la ciudad de Berlín, necesitaba volver a comer comida de mi país.
Además no dejo de pensar en aquella chica. ´Quiero investigarla´.
Escucho como suena el teléfono que Víctor tienen en su mano sacándome de mis vagos pensamientos.
“Pues, cuéntame cómo es más o menos la mujer que intentas buscar”, me pregunta mi amigo lleno de curiosidad, quien aparte tiene un título como investigador privado.
“Mis razones para ir a ese evento eran de conocer futuros socios, para darle más base a mis futuros negocios, para llevar a mayores competencias a la empresa familiar. Pero, esta vez, en vez de hacer eso, me emborraché y acabé en una habitación prestada”
Le comienzo a relatar mi experiencia en ese lugar y se comienza a reír, lo que me lleva arquear una ceja.
“Entonces, ella era castaña, con ojos verdes con azul, muy bonitos, de un metro cincuenta y seis, y creo que podría tener entre dieciocho años y veinte años. No sé qué más decirte de ella porque no soy muy bueno con las descripciones y tenía como una marca de nacimiento en la clavícula izquierda cerca del cuello”, le describo con un tono de frustración.
Me gustaría darle más detalles acerca de esa chica, pero pensé que era una escort especial que daba esos servicios y no me fijé lo suficiente.
‘Aunque se ha metido tanto en mi corazón que he llegado a esto, a un investigador privado’.
Se termina de reír.
“Bien, bien, eso es suficiente para mí, déjame ver por aquí y… ¡Wow!”
Parpadea viendo su móvil para luego dirigirme la mirada asombrado, lo que me lleva de buen ánimo.
“Niccolo, ¿Esta es la chica de anoche?”, me pregunta levantando su móvil.
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