Capítulo 45:

POV Sofía.

“Diego, no sé qué haríamos sin ti en este momento”.

“Gracias por estar a nuestro lado y por ayudarnos a enfrentar esta difícil situación”.

Él me sonrió y se aproximó un poco colocando la mano en mi mejilla y aunque sentía ajeno sus toques, trataba de no demostrarlo.

“Sofía, estoy aquí porque quiero estar contigo y ayudarte en todo lo que necesites. No estás sola en esto, sabes que… quiero que puedas pasar esta página rápido, y solo tener un leve recuerdo de todo esto”.

Tuve la valentía, y le pregunté de una vez.

“Una vez que termine con esto… creo que quiero viajar a Estados Unidos… la abuela desea que”. Pero sus manos comenzaron a acariciar mi mejilla.

“Yo te daré el tiempo necesario, Sofí pero muero porque estos ojos, me vean de forma diferente”.

“Diego”.

“Espera… podemos esperar el nacimiento del bebé, yo quiero darle mi apellido”.

La piel se me erizó por completo, ante eso, era evidente que mi hijo no podía tener el apellido de Gael, porque él no estaba, pero.

“Quiero las cosas perfectas contigo… sé que no sientes nada por mí, Sofí pero el tiempo es un aliado importante”.

Bajé mi mirada y noté mis manos juntas, en ese momento sentí como mi bebé se movió y mis ojos se cristalizaron.

“¿Te sientes bien?”.

“Se está moviendo”.

“¿Puedo tocarlo?”.

Alcé la mirada hacia él. ¿Podría alguna vez ver a Diego de forma diferente?

Él era guapo, un hombre en todo su esplendor, pero no era Gael. ¿Cómo podía dejar ir al amor de mi vida sin más, como podía olvidarlo? Asentí hacia Diego, y luego sentí cómo su palma se posicionó en mi barriga.

Él pudo sentir un movimiento leve cuando lo vi reírse, y luego negó.

“Increíble”.

“Lo es”.

“Ustedes dos serán mi prioridad Sofía… te lo aseguro”.

Diego se despidió de mí con un beso en la mejilla, y luego salió de la habitación dejándome con la incertidumbre. Mi conversación con él también rondaba en mis pensamientos. Él seguía mostrando un interés genuino en apoyarme y en formar parte de la vida de mi hijo, pero yo aún luchaba con mis sentimientos.

No podía negar que estaba muy agradecida con él, pero la sombra de Gael y mi amor por él seguían presentes en mi corazón. Finalmente, el agotamiento físico y emocional me venció, y caí en un sueño inquieto.

Al día siguiente me costó un poco levantarme. Habían traído algunas cosas de la mansión por la noche, y demoré más de lo normal para bajar a una sala desconocida. Sin embargo, cuando llegué allí, pude ver que más allá de las compuertas del jardín, estaba Ja abuela con una taza de café, y Diego hablando con ella.

Ambos se giraron cuando me vieron, y noté una sonrisa en el rostro de Diego.

“Buenos días”.

“Hola, buenos días… creo que me levanté tarde”.

“Es normal que tengas mucho sueño. Y debes aprovechar, porque cuando”.

“Disculpen”, todos nos giramos cuando una mujer de servicio intervino.

“El invitado está aquí”.

Parpadeé varias veces y Helena se levantó.

“¿Ha llegado mi nieto?”, me puse hacia un lado mirando hacia la puerta que estaba abierta, y allí un hombre, entró con el ceño.

Lo vi caminar hacia nosotros, y pude notar como a la abuela se le nublaron los ojos mientras este hombre la abrazó sin más.

“Cris”.

“Abuela”, me quedé en silencio observándolo todo.

El hombre era más joven que Gael, pero se parecían mucho. Mi cuerpo comenzó a temblar un poco por la impresión, pero cuando ellos se separaron, Cristian miró a Diego.

“Gracias por la ayuda… me llevaré a la abuela cuanto antes”.

“No es necesario, es bienvenida aquí”.

“Cris, ella es Sofía”.

El hombre se giró, pude ver el rostro de Gael en él, pero él era más joven. Incluso su mirada no era negra como la de su hermano.

“Hola”, él se acercó estirándome su mano.

“Cristian”.

Asentí.

“Sofía”

“La esposa de mi hermano… me habló de ti”.

Era increíble como hablábamos de él en tempo presente, y sonreí con naturalidad.

“Imagino que te contó cosas”.

“Me dijo que eras perfecta”, apreté mis dientes, y él continuó.

“Si me permites Sofía, te llevaré a E$tados Unidos con mi abuela, mi hermano hubiese querido que cuidara de ti también”.

Y estaba abriendo la boca para decir algo, cuando fue Diego el que intervino.

“No… de ninguna manera, Sofí se queda, y se queda bajo mi cuidado”.

La tensión en la habitación se palpaba mientras Cristian y Diego se miraban fijamente, como si estuvieran midiendo fuerzas. Mi mente estaba dividida entre la sorpresa de conocer a la hermana menor de Gael y la incertidumbre por lo que acababa de decir Diego.

“Diego, yo…”, comencé a decir, pero Diego me interrumpió con determinación.

“Sofía, te prometí que estaría a tu lado en todo momento, y eso incluye protegerte de cualquier problema que surja. Sé que él es hermano directo de tu exesposo, pero…”.

Cristian frunció el ceño, evidentemente molesto por la negativa de Diego.

“Entiendo tu preocupación, pero soy familia de Sofía y de Gael, no tengo intenciones de hacerle daño a nadie, y mi abuela necesita estar en un lugar tranquilo después de todo lo que ha pasado. Es evidente que Sofía también”.

Diego se cruzó de brazos, sin ceder.

“Lo siento, pero Sofía se quedará aquí. Ella necesita estabilidad y apoyo en este momento, y eso es lo que le ofrecemos”.

La abuela finalmente habló, tratando de mediar entre los dos hombres.

“Por favor, no peleen. Esto es un momento difícil para todos nosotros. Sofía se siente muy vulnerable y esta discusión no es buena para ella”.

Me sentí atrapada en medio de esta disputa, ambos con buenas intenciones, pero enfoques diferentes.

Miré a Diego, quien había estado a mi lado desde el principio de esta pesadilla, y luego a Cristian, el hermano de Gael, a quien apenas conocía, pero era su familia.

“Diego. puedes darme un minuto”.

Él asintió de inmediato, y miré a Cristian que se acercaba a la abuela con el ceño fruncido, mientras yo caminé con Diego para alejarme de ellos

“¿Qué te pasa?”.

“Sofí… no puedes creer que es así nada más”.

“Pero se supone que no reaccionas así… él. Solo está mostrando su apoyo, Gael es su hermano”.

Las manos de Diego tomaron mis brazos.

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