Capítulo 39:

POV Sofía.

“¿Qué pasará con lo que tú tienes para decir? ¿Eso no vale…?”, estaba agitada en este punto, pero luego vi a Helena suspirar y miré a Gael.

“Dime”.

“Les seguiré el juego”, mis ojos se abrieron impactados.

“¿Qué?”.

“Sofí… mírame… ¿Confías en mí?”, mis labios temblaron sin entender nada.

“Gael… yo… no entiendo, no entiendo nada”.

“Ellas quieren dinero, y mi padre, mi caída… solo necesito un poco más de tiempo, y usaré todos sus dardos, en su propia dirección. Si no hago esto, los tendré eternamente a mis espaldas, así me vaya de México, y no quiero un error”.

En mi garganta se hizo un nudo demasiado rudo, mis ojos se nublaron, pero apreté mis labios cuando él tomó mi mano y dijo.

“Dime algo”.

“Confió en ti”, mis palabras salieron como un susurro, y luego la abuela interrumpió.

“Sofí ha sentido al bebé hoy”, el rostro de Gael se transformó, y después de mucho tiempo, pude ver su grande sonrisa.

“¿De verdad?”.

Asentí no negándome a dejarme llevar por su expresión.

“Fue como esto”, pasé el dedo por su mano, y luego seguí comentándole la sensación.

Su mano se posó en mi estómago, y sentí un calor que me transmitió en el instante.

“Estamos listos”, Gael dijo tomando las maletas mientras yo me abracé a mí misma, después de una semana.

“Y sí, el día que menos quería, había llegado”.

“¿Por cuánto tiempo será?” él se detuvo en su caminar y se giró hacia mí.

“Haré incluso lo que no es humanamente posible, Sofí”, las lágrimas cayeron por mis mejillas, y él vino a mí para tomarme en sus brazos.

Nuestras bocas se movieron con rapidez ante este beso necesitado, y me dolía el cuerpo de solo pensar que en unas horas estaría montándome en un avión, sin él.

“Te amo… te amo”, él me besó con fuerza, esparciendo sus besos por todo mi rostro.

“¿Lo entiendes?”, asentí mientras él limpió mis lágrimas.

El personal se apresuró a bajar las maletas, y todo lo metieron en los autos.

La abuela se fue en un auto primero para darnos espacio, y luego me subí con Gael en la parte trasera de otro. Nuestras manos se unieron, tenía unas ganas inmensas de llorar, pero me contuve.

Quería decirle de todo, pero mi garganta estaba muy comprimida.

“Sofí, pasaré todo mi patrimonio a la abuela… hoy en la tarde, firmaré unos papeles, no puedo colocarte a ti, porque tienes mi apellido, y no puedes estar en medio…todo lo mío es tuyo, y cuando salgamos de este problema, las cosas serán diferentes”.

Asentí sin ninguna complicación.

“Está bien… me parece perfecto”, Gael estaba por tocar mi mejilla, cuando de repente el auto frenó de golpe, y el chofer esbozó una queja.

Sin embargo, no me dio tiempo de nada, algo impactó de forma ruda con nuestro auto, y solo me vi dando vueltas, todo dio un vuelco rudo, mientras el cuerpo de Gael, trataba de protegerme.

Mis sentidos se agudizaron profundamente, perdiendo incluso la noción de todo,

“Gael”, ni siquiera escuchaba mi propia voz, pero parpadeé cuando estaba de cabeza en el auto, y vi algunos hombres venir hacia nosotros, uno de ellos sacó un arma mientras los latidos de mi corazón eran muy débiles.

No obstante, pude escuchar las detonaciones, que era evidente, venían a mí. De inmediato vi la mirada de Gael frente a mí, y solo me di cuenta de que él se había puesto de escudo en medio de las balas.

Y aunque estaba luchando con todas mis fuerzas por gritar o decir alguna cosa, yo solo me quedé allí inerte, mientras mis párpados se cerraban, y lo único que escuché muy en el fondo, fue.

“Sofí”.

Pero me sentía demasiado débil, demasiado incluso para mantener mi conciencia.

“¿Sofía? ¿Sofía me escucha?”, yo podía escuchar, pero me costaba muchísimo abrir los ojos. Incluso sentía una presión en el pecho, y la falta de aire.

“¿Sofía, me escucha?”.

El aliento me golpeó de forma inmediata, y tuve que aspirar el aire.

“Tranquila… puede toser con calma… poco a poco”, abrí mis ojos lentamente.

Estaba rodeada de cables en mis brazos, tenía una cámara de oxígeno en mi boca, y a mi alrededor había muchos rostros con tapabocas, observándome.

“Gael”, mi voz solo salió como un sonido débil, y alguien puso la mano en mi pecho.

Respire antes de responder.

“¿Dónde está Gael?”, el médico negó.

“Sofía… tranquilícese”, mi agitación se aceleró muchísimo, y luego me dolió el v!entre.

“No… no… mi bebé… ¿Cómo está mi bebé? Estoy embarazada, doctor… por favor, tuve un accidente… mi esposo también… por favor”.

“¡Sofía!”, los ojos del médico que me tomó por los hombros.

“Usted tiene tres días aquí… estamos monitoreando su bebé, ¿De acuerdo? Está con vida, pero usted perdió mucha sangre, y debe colaborarnos… está en una habitación especial”.

“¿Qué?”.

Por primera vez desde que desperté, comencé a entrar en la realidad, y todo el cuerpo comenzó a dolerme. Mi hombro estaba casi inmóvil, y una pierna estaba envuelta en una escayola.

“Su pierna estaba partida, pero la sangre fue en el hombro, recibió un disparo y tuvo una hemorragia”.

Tosí un poco, pero me dolió hasta el alma.

“Mi esposo… ¿Dónde está él? ¿La abuela?”.

“Sofía, tranquila… en unos minutos haré pasar a su familiar, que está afuera, necesita mantenerse serena”.

Mi boca se frunció y mi brazo sano lo bajé a mi v!entre abultado. Esta gente estaba alcanzando su cometido, y no me importaba nada ahora, teníamos que salir de aquí cuanto antes. La llegada de Gael se me hizo eterna, sin embargo, cuando estaba acomodándome en la camilla, y el dolor en mi hombro se gestó, solo recordé que lo último que pude ver en ese momento, es como estaban disparando en mi dirección, y él se metió en medio.

“No”, intenté levantarme ante el estremecimiento repentino, pero me dolía horriblemente el cuerpo, y al instante la puerta se abrió.

“Sofí”, era la abuela Helena.

Su rostro era tan pálido como la nieve, mientras sus ojos estaban rojos como la sangre, su nariz y boca estaban igual y solo pude escuchar el corazón en mis oídos.

“Abuela”, ella vino rápidamente, y luego tomó mi mano.

“Qué bueno que despertaste… tú y el bebé”.

“Creo que perdí mucha sangre”, ella asintió.

“Pero creo que estoy bien… ¿Han pasado tres días?”.

“Sí… te intervinieron para la hemorragia del hombro, nuestro bebé es muy fuerte”.

Hice un puchero y negué.

“¿Gael también está aquí?”, pero la abuela negó.

“Sofí”.

“¿Qué pasa? Por favor… Abuela”, el sollozo salió desde mis entrañas; aun así, ella me abrazó rápidamente, y me apretó con fuerza.

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