La novia vendida al magnate -
Capítulo 14
Capítulo 14:
POV Sofía.
“Cariño, buenos días”. de inmediato sirvieron el desayuno, mientras la abuela comentó lo bien que se sentía al saber que iba a formar parte del trabajo de las empresas.
“Eso sí… trata de encontrar un lugar tranquilo… me gustaría que la esposa de Gael no se estrese demasiado … además, quiero nietos, que en realidad serían bisnietos”, ella se rio y Gael la miró en tono serio, así que en medio de la tensión, tuve que sonreír.
“Me encanta trabajar… así que no se impresione si elijo el lugar más complicado”.
Helena volvió la sonrisa a mí sin quitarme la mirada y luego le dijo a Gael:
“Ella es de las mías… y me encanta”.
Estábamos terminando el desayuno, cuando alguien abrió la puerta, Gael y yo nos despedimos de Helena, pero antes de salir, nos encontramos con Laura, la madre de la exesposa de Gael y eso nos detuvo.
“Cariño, buenos días”, ella era demasiado melosa.
“Estaba aquí para ver a Cami… me han dicho que los médicos vinieron”
Gael se tensó un poco y luego se giró a mí.
“Voy de salida a la empresa, luego te llamaré… ella es Sofía… ¿La recuerdas?”.
Solo en ese momento la mujer me miró, y luego se dio cuenta de mi vestimenta diferente. Me miró rápidamente, y luego forzó una sonrisa.
“Por supuesto, perdona mi grosería. ¿Cómo estás?”.
“Bien… gracias”.
“¿Vamos?”, Gael me estiró la mano, que observé por unos segundos, y rápidamente él entrelazó sus dedos con los míos, y tuve que colocar todo de mí para que mi cuerpo no se estremeciera.
Él tuvo cuidado de andar despacio, tenía unas sandalias altas, y era evidente que no era yo con esta ropa.
Él abrió la puerta de un auto negro, y antes de que yo me metiera, tomó un poco mi mejilla, mientras desde unos metros, tanto Helena como Laura nos observaban.
“Te ves hermosa. Mucho”. asentí hacia Gael, pero antes de que pronunciara un, gracias, él vino a darme un beso corto en la boca, que revolucionó mis sentidos.
Se separó rápido y después de que tomara asiento, él cerró la puerta.
No pude evitar mirar de nuevo hacia la mansión, y me pregunté si él me había besado porque Laura estaba presente.
Sentía la boca caliente, pero me hice la reverenda tonta, y mantuve mi silencio durante el camino.
Gael puso música suave, y suspiré cuando me recosté al asiento, aunque mis hombros estaban tensos.
“Iremos al edificio donde más trabajo.
Asentí dándole una sonrisa, y luego miré la carretera, Casi me reí internamente pensando que podíamos ir a la zona del centro, pero nos estábamos dirigiendo a Polanco, una zona de lujo aquí en Ciudad de México.
Finalmente, el auto se detuvo frente a un imponente edificio de cristal que se alzaba hacia el cielo. Salimos del auto y caminamos hacia la entrada. El lugar estaba lleno de actividad, personas ocupadas que se movían de un lado a otro con carpetas y dispositivos electrónicos en mano.
Gael me condujo hacia el interior del edificio, donde un vestíbulo moderno y lujoso nos recibió, Había una gran recepción y varias áreas de espera cómodas. Miré a mi alrededor, asombrada por la elegancia del lugar.
“Este es uno de los centros neurálgicos de mis negocios “, dijo Gael mientras avanzábamos.
“Aquí se toman muchas de las decisiones importantes y se llevan a cabo las reuniones clave”.
Mientras explorábamos el edificio, Gael me presentó a algunos de los jefes de las plantas y empleados como la recepcionista principal. Todos parecían respetarlo y admirarlo, lo que no me sorprendió dado su éxito en los negocios.
Y finalmente, me llevó a uno de los pisos más altos donde según estaba su oficina.
Pero cuando llegué, solo pude ver un enorme piso, en tonos grises y blancos.
“Esta área se divide en tres partes… mi oficina, la sala de reuniones, y la oficina ejecutiva… el área ejecutiva, también se divide en dos”.
“¿Puedo ver tu oficina?”.
Él sonrió.
“Claro… vamos”, asentí lentamente y luego me sentí mareado al entrar en el lugar.
Se podía notar la altura extraordinaria, ya que él tenía toda una pared panorámica.
“Incluso siento que…”
“El vidrio puede oscurecerse… a veces puede generar algo de distorsión”., él se adelantó a explicar.
Caminé por el ámbito abierto y abracé mis brazos, pero en cuestión de segundos, él se puso a mi lado.
“Quiero que imagines en grande Sofía”.
Me giré para mirarlo quitando mi sonrisa, y él estaba a punto de seguir, cuando unos toques, y unos tacones, hicieron que nos giráramos antes la entrada de una mujer.
“¡Gael! ¡Bienvenido!”, ella lo saludó con esmero y luego me observó.
“¿Es una nueva asistente?”.
“Ella es mi esposa, Fernanda… Sofía Koch”.
A la mujer le mudó un poco el rostro, pero estiró la mano y asintió.
“Ya lo recuerdo… un gusto Sofía… mi madre me habló de ti”.
Mi ceño se frunció un poco, y lo único que pude, fue mirar a Gael, cuando él carraspeó.
“Ella… es hermana de Camila… y la gerente de ventas”
Mis dientes se apretaron cuando asentí, porque de cierta forma, quizás gerente de ventas, es lo que me apetecía hacer en este edificio.
“El gusto es mío”
Aunque intenté ocultarlo, no pude evitar sentir una punzada de incomodidad en mi pecho. Ella era la hermana de Camila y la gerente de ventas. Lo más viable es que la familia de esa mujer nunca se había desligado de él. Pero también recordé que Gael no solía permanecer mucho tiempo en México, así que me imaginaba que necesitaba gente de confianza a su lado.
Traté de mantener una sonrisa amable en mi rostro mientras Fernanda nos saludaba. Su presencia solo añadía más incertidumbre a la situación. Miré a Gael, buscando algún indicio de cómo debía reaccionar, pero su expresión era en gran medida imperturbable.
Él parecía estar en control de la situación, como siempre.
Fernanda asintió con una sonrisa y luego miró a Gael de nuevo. Habían pasado apenas unos segundos, pero la tensión en el aire parecía palpable. Mi mente daba vueltas tratando de entender la dinámica entre ellos.
“Entonces, ¿Están recorriendo el edificio?”, preguntó Fernanda, mientras colocaba una carpeta en la mesa. Gael pareció evaluar sus palabras antes de responder.
“Algo así… pero Sofía analizará en que desea trabajar próximamente”.
“Vaya… qué excelente… te gustará todo. Si deseas algo, puedes contar conmigo”
“Gracias, Fernanda”, dijo Gael y yo le sonreí.
“¿Estos son los análisis?”
La mujer asintió.
“Sí… de hecho, por la tarde estaremos en la reunión, le recordé a tu asistente”.
“Si”, él miró la carpeta, pero la mirada de Fernanda seguía en mí.
“Bien, si necesitan algo, estoy aquí para ayudar”.
“Aunque sé que Gael siempre está en control de las situaciones”, dijo con una sonrisa que parecía ocultar algo más.
Observé a Gael, esperando su respuesta. Él se limitó a asentir sin siquiera levantar la mirada, como si no hubiese escuchado algo oculto en sus palabras, y vía esa mujer soltar el aliento.
Fernanda asintió y luego se despidió, caminando con pasos seguros hacia otro lugar del amplio espacio. Una vez que estuvimos solos de nuevo, me volví hacia Gael con una mirada interrogante.
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