La novia más afortunada
Capítulo 876

Capítulo 876:

La puerta se cerró y Janet apartó la mirada. Se sentía mucho mejor. «Esta gente sólo se atreve a provocarte porque siempre has mantenido un perfil bajo», dijo Brandon. La miró con calma.

Janet siguió apreciando los cuadros. «Estoy aquí por trabajo y tengo que pasar desapercibida», respondió. «Si presumo de ser la Señora Larson o la Señorita White todo el tiempo, probablemente el público no me apreciará ni a mí ni a mi trabajo».

«No sé qué hacer contigo», dijo Brandon nervioso.

«Afortunadamente, tu padre y tu madre siguen de viaje en el extranjero», añadió: «Se pondrían furiosos si supieran que estás en peligro». Brandon se sintió impotente. Sin embargo, tras pensarlo detenidamente, se animó.

Las chicas como Janet eran ambiciosas, y eso a Brandon le gustaba mucho. Era algo que Janet y él tenían en común.

Después de la exposición de arte, hicieron las maletas con la intención de marcharse de Northcliffe.

Brandon no podía llegar tarde, aún tenía trabajo que hacer en Barnes.

Antes de subir al avión, Janet oyó que alguien la llamaba por su nombre. Zuri corrió, jadeando ligeramente. «Se han ido con tanta prisa», dijo. «De verdad pensé que no podría alcanzarles a tiempo».

Le entregó a Janet una gran bolsa de regalos delicadamente envueltos y le dijo: «Aquí tienes algo para ti. Son dulces y algunas baratijas interesantes hechas a mano de uno de los expositores de artesanía. Pensé que como probablemente estás cansada de que te moleste la gente, no te apetecería recorrer la ciudad».

Janet cogió la pesada bolsa. Estaba sorprendida y emocionada. «¿Por qué has venido aquí especialmente para entregarme esto?», preguntó a Zuri.

«Estoy aquí principalmente en nombre del Espectáculo Iridiscente», respondió Zuri. «Lamentamos los problemas que les hemos causado esta vez».

Zuri terminó de hablar e iba a hacer una reverencia, pero Janet la detuvo. «No importa», dijo amablemente. «No me han hecho daño. Si volvemos a vernos en el futuro, por favor, trátame como a una diseñadora».

Janet sabía que Zuri actuaba así principalmente por su identidad como Señora Larson.

Zuri dirigió una mirada secreta a Brandon y asintió con la cabeza, sonriendo. «Bueno, ya me he disculpado, así que no voy a robarte más tiempo», dijo ella.

Zuri palmeó a Janet en el hombro y la abrazó. Le gustaba mucho Janet. Pocas veces había visto una diseñadora tan joven, con tanto talento y conocimientos. Janet esperó a estar en el avión para abrir su bolsa de regalos. Zuri había preparado cuidadosamente los regalos. Cada tipo de dulce era exquisito y tenía un sabor único.

«¿Tienes hambre?» preguntó Brandon. Observó cómo Janet miraba los regalos de Zuri.

Janet volvió a meter los regalos en la bolsa .

«Tengo un poco de hambre», respondió sonriendo. «Le pediré unos bocadillos a la azafata. Quiero llevarle estos dulces a Laney. Le encantan los dulces».

«Siempre estás pensando en los demás», dijo Brandon.

Sonrió, acariciándole el pelo.

Janet.

Cogiéndole el portátil, Brandon se levantó. «Tengo una reunión no programada».

Explicó él. «Iré a atenderla en un cubículo aparte. Si estás cansada, duerme un poco». Se marchó, cerrando la cortina tras de sí.

Janet se encontró bostezando inmediatamente.

Sin nadie con quien hablar, empezó a sentir sueño. Se tumbó en el asiento y se quedó dormida.

Cuando se despertó, sintió el olor de la comida. No sabía cuánto tiempo llevaba dormida.

Miró a su alrededor y vio a Derek. «¿Por qué estás tú también en el avión?» preguntó Janet.

Sus ojos se abrieron de sorpresa. Recordó que, como tenían prisa, Brandon no había reservado un avión privado. Sólo había conseguido pedirle a su asistente que le comprara dos billetes de clase preferente.

«Este no es tu avión», replicó Derek. «¿Por qué no puedo estar a bordo?». Derek parecía relajado.

Dio un mordisco al trozo de pizza que tenía en la mano y hojeó las páginas de una revista.

Al ver que Janet tragaba, sonrió y preguntó, «¿Quieres un trozo de pizza? Tiene el triple de queso de lo habitual».

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