La novia más afortunada
Capítulo 32

Capítulo 32: 

Ethan apretó cada centímetro de su cuerpo contra el de Janet. La mujer no tardó en quedarse sin aliento. Intentó apartarlo con todas sus fuerzas.

«E… Ethan… No me muerdas… cielos, eres demasiado pesado. Me estás aplastando».

Ella se dio la vuelta, intentando esquivar su movimiento, pero él ahuecó sus mejillas, atrapándola en su sitio.

Janet no podía moverse mientras él seguía besándola más profundamente.

Ethan subió a Janet a su regazo y le acarició el trasero.

Justo cuando sus besos se intensificaron, el coche se detuvo al frenar Sean.

La fuerza impulsó a Janet y a Ethan hacia delante, y la parte posterior de la cabeza de ella casi se golpeó contra el asiento delantero.

Sean seguía en estado de shock.

«Eso estuvo cerca. Casi me choco con ese perro…»

Se dio la vuelta y dijo: «Jefe, aquí estamos… ¿Eh?» Sean se sobresaltó.

No se había dado cuenta de lo que Ethan y Janet estaban haciendo hasta ahora.

Su cara se sonrojó de vergüenza, y rápidamente se dio la vuelta.

Ethan respiró hondo y miró a Sean mientras intentaba controlar sus hormonas desbocadas.

«Eres un excelente conductor, Sean».

Entonces, salió del coche y cogió a Janet en brazos.

Antes de marcharse, se dio la vuelta y miró fijamente a su asistente.

«Voy a descontar el cincuenta por ciento de tu sueldo de este mes para ayudar a los perros callejeros, por si por casualidad atropellas a uno de ellos en el futuro». Sean dio un fuerte pisotón.

¿Cómo puede el jefe descontarme el sueldo por una cosa tan trivial? Ethan puso a Janet en la cama y le acomodó el cabello desordenado detrás de las orejas.

«Pórtate bien. Te prepararé un baño caliente».

Con eso, Ethan fue al baño.

Janet se sentía congestionada, así que se quitó el abrigo y se quedó dormida.

Cuando Ethan volvió a entrar en la habitación, Janet estaba profundamente dormida.

«Nunca me haces caso, ¿verdad?».

Su rostro se ablandó al ver su cara de serenidad. Le pellizcó la mejilla y finalmente abandonó la idea de darle un baño.

Ethan alargó la mano para arroparla.

Sin embargo, Janet se revolvió en la cama y lo arrastró.

Sorprendido, Ethan perdió el equilibrio y cayó sobre la cama.

Janet rodeó inmediatamente sus piernas, se abrazó a su cintura y apoyó la cabeza en su pecho.

Se aferró a él como un koala bebé y se sumió en un sueño apacible, ajena a las consecuencias de sus actos.

Los dedos de los pies de Janet se frotaban contra sus espinillas.

El cuerpo de Ethan ardía de pasión.

El deseo que había estado conteniendo mientras estaban en el coche le golpeaba ahora con toda su fuerza.

Rápidamente se giró en la cama y apretó su chico contra el de ella.

El dulce aroma de su cuerpo hizo que se le secara la boca.

Los ojos de Ethan recorrieron sus pechos, que subían y bajaban con cada respiración.

Janet siempre llevaba ropa suelta y tenía una figura seductora.

Aunque parecía menuda y tenía una cintura delicada, sus pechos turgentes y su trasero curvilíneo la hacían parecer una modelo.

Ethan se inclinó hacia delante y le besó el cuello.

Al momento siguiente, su cuerpo se congeló y se apartó de repente.

Tras respirar profundamente, se apartó de ella.

Se apretó el cabello y maldijo en voz baja.

Ethan no podía hacer realidad sus deseos.

Janet estaba borracha y él no podía aprovecharse de ella.

Ethan se apoyó en el cabecero de la cama y miró la cara de Janet.

Janet tenía un rostro impecable, con rasgos perfectos, y todavía tenía grasa de bebé en las mejillas.

Si estuviera una talla más delgada, se vería glamurosa.

Pero a Ethan le gustaba su aspecto actual. Parecía una belleza inmaculada.

La respiración de Janet se estabilizó mientras dormía como un bebé.

Ethan sacudió la cabeza, levantó la colcha y salió en silencio de la habitación.

Entró en el cuarto de baño y comprobó que el agua que había preparado para Janet se había enfriado.  No era un desperdicio porque necesitaba tomar una ducha fría para calmarse.

Ethan dejó escapar un suspiro de cansancio.

Luego, se quitó la camiseta y se hundió en la bañera.

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