La novia más afortunada -
Capítulo 2101
Capítulo 2101:
Una doctora exploró todo el cuerpo de Lexi con un avanzado equipo médico.
Cerca, un médico examina los alimentos. Justo cuando iba a tomar muestras de las bolsas abiertas con una jeringuilla, se detuvo bruscamente.
«¿Qué es esto?»
El médico sacó un amuleto de una de las bolsas y lo mostró a todos.
Al ver que el médico fruncía el ceño, Lexi sintió que la cabeza le daba vueltas. Con las prisas por coger las bolsas de la compra, se había olvidado de guardar el amuleto en el bolsillo.
No podía saber si el médico pensaba que era algo sospechoso. Tan nerviosa estaba Lexi que su mente se quedó en blanco.
Al no oír respuesta, el médico se volvió hacia Brandon y le preguntó: «Sr. Larson, ¿quiere venir a echar un vistazo?».
Brandon inspeccionó el amuleto pero no pudo ver nada raro desde fuera. Se acercó a Lexi, sosteniéndolo en alto, y le preguntó: «¿Qué es esto?».
Lexi respiró hondo, intentando serenarse. «Es un amuleto que me dio mi vecina, Myrna».
El médico miró a Lexi. «¿Lo has estado usando todo el tiempo?»
«Sí», respondió Lexi, asintiendo.
El médico insistió: «¿Lo ha llevado todo el tiempo? ¿No siente ninguna molestia al llevarlo?».
Lexi se lo pensó un momento antes de contestar: «Lo tengo puesto desde hace unas dos semanas y no he notado nada raro ni he sentido ninguna molestia».
«Lexi, ¿llevabas esto la última vez que visitaste la villa?». preguntó Janet, con un pensamiento repentino. Recordó la extraña incomodidad que había sentido durante la última visita de Lexi. Cada vez que Lexi se acercaba, la sensación se intensificaba. Al principio, Janet lo había achacado a la rapidez con que hablaba Lexi.
Pero ahora, pensando en el pasado, Janet se dio cuenta de que había habido otras ocasiones en las que Lexi hablaba deprisa y ella no se había sentido así. La incomodidad sólo había empezado durante aquella última visita.
Lexi asintió y contestó: «Sí, lo llevaba puesto».
A Janet se le aceleró el corazón. Con lo que acababa de pensar, de repente le vino a la mente una audaz conjetura.
Tal vez su malestar estaba relacionado con el amuleto.
Brandon, cada vez más suspicaz, se volvió hacia el médico. «¿Podría haber algo mal con este amuleto?»
El médico examinó detenidamente el amuleto y respondió: «Es difícil decirlo en este momento. Sin embargo, este objeto parece sospechoso. Lo enviaré al laboratorio para un análisis exhaustivo».
El médico terminó su declaración y frunció el ceño mientras colocaba el amuleto en un dispositivo de contención especializado. Aunque no relacionó directamente el amuleto con los síntomas de Janet, Lexi estaba visiblemente conmocionada. Miró a su alrededor, angustiada, y pasó la vista entre los médicos y Janet.
«Janet, te prometo que nunca quise hacerte daño ni a ti ni al bebé», dijo Lexi, con la voz temblorosa. «Janet, te juro que si alguna vez quise hacerte daño, ¡que me atropelle un coche en cuanto salga!».
Janet notó la angustia de Lexi y le apretó suavemente la mano, intentando calmar sus emociones. «No te preocupes. Esperemos los resultados».
A pesar del intento de consuelo de Janet, Lexi seguía ansiosa. No encontraba consuelo en las palabras de Janet.
Mientras varios médicos y enfermeras registraban minuciosamente la villa, el único objeto que se consideró sospechoso y se envió a analizar fue el amuleto. Esto hizo que Lexi se sintiera como si ya hubiera sido juzgada culpable.
El pensamiento le quitó el color de la cara y sus labios empezaron a temblar. Quería seguir defendiéndose, pero en ese momento se dio cuenta de que era inútil. El daño que había causado a Janet ya estaba hecho.
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