Capítulo 89:

Esta revelación hizo que Celia sintiera una inmensa conmoción, como si acabara de ser golpeada en la cabeza por un rayo.

¡Simplemente no podía creer que el anillo de bodas, el cual le pertenecía a la Familia Shaw, la más rica y poderosa de Hosworth, fuera falso!

Era bien sabido que los Shaw poseían una riqueza inimaginable, sin mencionar el hecho de que la manufactura de joyas era una de las actividades que ellos habían mantenido durante generaciones.

‘A la Familia Shaw no le importa Tyson en absoluto. Debe ser esa la razón por la que ni siquiera se molestaron en gastar un solo centavo en él, dándole un anillo falso para su boda’, dedujo Celia internamente.

La chica dejó escapar un largo suspiro mientras estas ideas daban vueltas en su mente; ella no pudo evitar sentir mucha pena por Tyson al ver que su familia únicamente se dedicaba a maltratarlo.

«Oh, entiendo. Disculpe por las molestias», Celia sonrió torpemente y tomó el anillo de vuelta para irse.

Ahora sentía una gran impotencia, ya que su plan para obtener dinero rápido quedó arruinado; para empeorar las cosas, no tenía idea de cómo recaudar fondos para la operación de Flavia.

Molesta consigo misma, la chica se preparó para marcharse, pero el empleado la detuvo justo en ese momento: «Señora, aunque el anillo que me mostró no se puede empeñar, el anillo que lleva en el dedo es de buena calidad. ¿Le gustaría empeñar esa joya?».

Celia quedó atónita y no pudo evitar pensar que la situación era un poco cómica.

El anillo en su dedo fue un regalo de bodas que le dio Tyson; él le dijo que se trataba de un diamante de imitación y no valía mucho.

Sintiéndose mucho más avergonzada que antes, la chica le explicó al empleado con una sonrisa: «Lo siento. El anillo en mi dedo también es falso, así que no vale mucho».

Sin apartar la mirada de Celia, el empleado sonrió sutilmente, como si acabara de escuchar un chiste: «Señora, veo que usted tiene un buen sentido del humor.

Déjeme decirle que llevo muchos años trabajando para esta casa de empeño y he visto muchas piezas preciosas de joyería. Gracias a eso, soy capaz de identificar fácilmente si algo es falso o real. Sin temor a equivocarme, puedo decir que el diamante rosa de su anillo es una de las piezas de mejor calidad diseñadas por Laurence Graff, uno de los mejores joyeros del mundo. ¿Cómo no podría valer mucho?».

«Pero en realidad es una falsificación», replicó Celia con frustración.

El empleado negó con la cabeza e insistió: «Creo en mi propio juicio. ¿Podría quitarse el anillo para que yo pueda examinarlo?».

Celia no supo qué más decir para explicarse tras ver que el hombre estaba cometiendo un gran malentendido; impotente, ella se quitó el anillo y se lo dio al empleado para que lo inspeccionara.

La chica de repente comenzó a sentir curiosidad por saber dónde había comprado Tyson la joya; debía ser difícil conseguir y comprar una réplica que fuera lo suficientemente auténtica como para confundir a casi todos.

La última vez, Brea había confundido este anillo con uno real, y ahora, el empleado de la casa de empeño acababa de cometer la misma equivocación. ¿Acaso hoy en día los falsificadores eran tan buenos que hacían joyas idénticas a las originales?

Después de que el empleado revisara el anillo varias veces, se lo devolvió a su propietaria respetuosamente. Con una gran sonrisa dibujada en su rostro, el hombre dijo emocionado: «Este anillo de diamantes es auténtico, y según su peso, vale por lo menos cincuenta millones».

Celia quedó atónita cuando escuchó el valor del anillo que supuestamente era falso; ella incluso empezó a dudar de sí misma. ‘¿Acaso hay algo que no estoy entendiendo?’.

¿Realmente esta pieza falsificada era tan buena que incluso logró engañar a las herramientas de inspección? ¿O simplemente el anillo era real?

Si era falso, Celia tenía que encontrar a la persona que lo hizo y elogiarlo. ¿Era posible que en el mundo ya existiera tecnología capaz de crear piezas de imitación tan perfectas? Al final del día, incluso si existiera tal tecnología, una imitación tan brillante debía valer mucho, y los ahorros de Tyson no habrían sido suficientes para costearlo, ¿O sí?

Mientras seguía perdida en sus diversas especulaciones y conjeturas, el empleado llamó al gerente para que también le pudiera echar un vistazo al anillo.

«Hola, soy el gerente de esta casa de empeño. Mi apellido es Barnes».

Después de que el Señor Barnes se presentara, le preguntó a Celia con evidente emoción: «Señora, ¿Tiene alguna intención de empeñar o vender este anillo? Para serle honesto, este tipo de anillo es sumamente raro. Solo hay unos cuantos diamantes de este tipo en el mundo, tanto que ni siquiera se pueden comprar en una joyería común y corriente. Podría considerar único en su tipo. Considerando esto, si usted sigue dispuesta a empeñar o vender esta joya, nuestra casa de empeño está dispuesta a realizar una transacción honesta y ofrecerle un precio más alto que otros negocios como el nuestro. Nunca defraudamos a nuestros clientes».

Celia se quedó sin palabras. A decir versas, era como si todo su mundo se hubiera puesto de cabeza; en ese momento, el empleado, la máquina e incluso el gerente decían que su anillo era uno muy valioso. No podía ser que todos estuvieran cometiendo un error, ¿O sí?

¿Entonces el anillo de Celia sí era auténtico?

¿Cómo podría ser eso posible? ¿De dónde sacó Tyson el dinero para regalarle un anillo de diamantes tan caro?

La Familia Shaw lo menospreciaba peor de lo que pensaba Celia; era fácil asumir que Tyson jamás recibiría dinero de ellos para comprar una joya auténtica, algo que quedó demostrado con el anillo de bodas que le dieron, el cual sí resultó ser falso.

Si no fueron los Shaw, ¿Quién más le dio tanto dinero a Tyson o cómo lo consiguió?

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