La Novia Fugitiva y el Magnate Misterioso -
Capítulo 77
Capítulo 77:
A pesar de que Derek estaba visiblemente avergonzado, rápidamente esbozó una sonrisa y se disculpó.
“Les aseguro que este tipo de cosas no volverán a suceder en el futuro».
Acto seguido, se volteó hacia Kiley con una mirada mordaz.
“Y tú, ten cuidado con lo que dices la próxima vez».
Entonces miró a Celia con preocupación.
No obstante, ella le desvió la mirada.
«Pero si yo solo estoy diciendo la verdad. No es falso que Celia no asistió a ninguna entrevista para conseguir el trabajo. ¿Eso no significa que llegó aquí a través de conexiones?», replicó la chica con un resoplido de disgusto.
“No tiene sentido negarlo ahora, ¿O sí?».
Tras un bufido burlón, Brea la inmovilizó con una mirada desdeñosa.
“Yo la recomendé a los superiores porque es talentosa y competente, y no creí necesario realizar entrevistas. ¿Tienes algún problema con eso? Parece que no estás satisfecha con mi decisión».
«Señorita Duffy, no es que dude de su juicio, pero…», dijo Kiley, pues era demasiado terca y no quería darse por vencida todavía. De pronto señaló a Celia casi acusadoramente.
“¿Ella tiene talento? ¿Cuál? ¡Ni siquiera puedo encontrar nada especial acerca de ella! ¿Acaso ha terminado algún diseño antes? Si es así, me gustaría echarle un vistazo, y si ella de veras tiene talento, no diré nada más sobre este tema».
Celia no quería discutir con ella. No obstante, Brea sentía lo contrario.
“El vestido que usé en la alfombra roja es tendencia en internet, y el crédito de eso es de Celia porque ella fue quien hizo algunas modificaciones con sus propias manos y lo refinó».
Los ojos de Kiley se agrandaron al escuchar eso, y aunque abrió la boca como para replicar, descubrió que no tenía con qué hacerlo.
“Eso no es gran cosa», murmuró después de un rato.
“Simplemente tuvo suerte».
De ceño fruncido, Derek estaba enfurecido por la estupidez de su subordinada.
“¿Cuántas veces tengo que decirte esto, Kiley? ¡No se permiten chismes en la empresa! Si los rumores comienzan a extenderse fuera de nuestro departamento, ¿Qué pensarían los demás de nosotros? Te lo advierto por última vez; concéntrate en tu trabajo y déjate de chismes».
Desafortunadamente esa chica no parecía tener ninguna intención de obedecerlo, y mirándolos obstinadamente, intentó hacer otra réplica.
En ese punto, Brea ya no pudo soportarlo más.
“¿Acaso quieres que te despidan?».
Kiley en el acto contuvo sus palabras con una expresión de sorpresa.
“¡Lo siento mucho, Señorita Duffy! Siempre la he respetado, y no es que no esté satisfecha con su decisión, es solo que no quiero que personas incapaces como Celia bajen sus estándares».
Por la expresión de Brea era obvio que estaba muy disgustada.
“Y yo siempre he confiado y apoyado a las personas que trabajan por debajo de mí. Le di a Celia el reconocimiento por su talento en el diseño, por lo que si alguien se pone en su contra, lo tomaré como una falta de respeto hacia mí también sin importar quién sea».
El rostro de Kiley estaba lleno de celos cuando le lanzó una mirada mordaz a Celia.
«No lo volveré a hacer», dijo en voz baja.
«Pídele disculpas a Celia ahora mismo por tu insolencia».
La espalda de la chica se enderezó instantáneamente en respuesta, y la verdad era que no estaba de acuerdo con tal petición.
“¿Qué? ¿Por qué?».
Entonces Brea le dirigió una mirada helada.
“Porque ella es mi diseñadora personal, y como acabo de decir, si le faltas al respeto, ¡Me lo faltas a mí también!».
Kiley se mordió el labio inferior como si se obligara a no refutar. Al final, no tuvo más remedio que disculparse con Celia, aunque de mala gana.
«Lo siento», dijo con rigidez.
Enseguida Brea arqueó una elegante ceja.
“Más fuerte».
Celia se conmovió ante la muestra de protección de la mujer.
Kiley tuvo que disculparse nuevamente, esta vez en voz más alta, y Brea por fin quedó satisfecha. Sin embargo, justo cuando estaba a punto de decir algo más, su asistente, Kelley, de repente corrió hacia ella a toda prisa.
“Señorita Duffy, hay algo en nuestro departamento que debe atender. Por favor, vuelva conmigo».
«Está bien».
Cuando Brea estaba a punto de irse, le dio unas palmaditas en el hombro a Kiley con una mirada gélida.
“Ya me tengo que ir, pero que no me entere de que te metes con mi gente una próxima vez. Si algo como esto vuelve a suceder, no te librarás tan fácilmente como con una simple disculpa. Oh, no. De ser así, ¡Tendrías que empacar tus cosas e irte sin una palabra más!».
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