Capítulo 46:

Al principio, Wayne quería rechazar la solicitud de Brea, pero antes lo pensó detenidamente. A pesar de que a él no le gustaba la arrogancia ni el aura dominante de esa mujer, ella seguía siendo cliente del Grupo Evans. Si Celia pudiera apaciguarla, sería lo mejor para todos, así que él estuvo de acuerdo. Lo cierto era que en el fondo no podía evitar preocuparse por cómo saldrían las cosas.

De todos modos, tenía fe en la capacidad de Celia. No obstante, a Brea le gustaba poner las cosas difíciles a las personas, era su naturaleza. Teniendo eso en cuenta, era difícil saber si le haría pasar un mal rato a Celia o no.

Wayne fijó sus ojos en la mujer, pensando que debía proteger a Celia, y si se atrevía a hacerle algo, él haría todo lo posible por detenerla. Él simplemente no podía quedarse tranquilo y ver cómo la molestaban.

De hecho preferiría perder una clienta que permitir que esa mujer le hiciera algo Celia.

Luego de pedirle a Gwen que dispersara a la multitud, llevó a Brea y Celia a la sala VIP.

Yendo directo al grano, la última le preguntó a la otra qué era lo que no le gustaba del vestido.

Ante eso, la mujer respondió con disgusto: «Ya lo dije antes. El color es demasiado vulgar, la calidad de la tela es demasiado pobre, y esta flor…».

Entonces volteó los ojos sin comentar más.

Con un asentimiento, Celia indicó que entendía lo que ella quería decir. Luego le echó un buen vistazo al vestido y a Brea, y dijo con seriedad: «El vestido realmente no combina con su semblante, pero el principal problema no es la tela sino el diseño».

Acto seguido, sacó un par de tijeras del juego de herramientas que siempre llevaba consigo y cortó la rosa en el pecho de la prenda sin dudarlo; ella sabía que lo que la mujer más había odiado era eso. Su técnica de corte fue tan buena que quitó la rosa sin dañar la tela.

Poniéndose en cuclillas, convirtió la parte inferior del vestido en una cola de pez, sacó los diamantes del dobladillo uno por uno y los cosió al pecho con cuidado.

Su movimiento fue fluido y decisivo, como si tuviera mucha confianza en lo que estaba haciendo.

Anonadada, Brea abrió ligeramente la boca y se quedó observando cada movimiento de la mujer.

Celia terminó la modificación rápidamente, y dando un paso atrás, le preguntó a Wayne: «¿Puede encontrarme un cinturón?».

De inmediato él le pidió a su gente que le llevara diferentes tipos de cinturones para Celia. Ella escogió el que tenía incrustaciones de diamantes y lo envolvió alrededor de la cintura de Brea.

Después le agarró la mano a la mujer y la condujo frente al espejo.

“Señorita Duffy, por favor, mírese, y si no está satisfecha, dígamelo».

Brea miró su reflejo, y sus ojos primero se posaron en su esbelta cintura delineada por el cinturón.

Los diamantes del accesorio brillaban intensamente a la luz, acentuando esa zona de su cuerpo. Además, la llamativa rosa de su pecho había sido removida y reemplazada por diamantes, los cuales eran muy deslumbrantes, pero no le robaban el protagonismo a ella.

Sus senos y nalgas regordetas hacían que su cintura pareciera mucho más esbelta.

La verdad era que el vestido negro le daba ahora un aire de misterio, haciéndola lucir más bella y se&y.

Se podría decir que la modificación sacaba a relucir lo mejor de su figura curvilínea.

Ella estaba completamente sorprendida, y la alegría no podía ocultarse en sus ojos.

«Bien hecho. Estoy muy satisfecha».

Wayne también estaba atónito, y miró a la hermosa mujer frente al espejo con ojos llenos de sorpresa. Sin embargo, no quería que Brea supiera lo que sentía por ella, así que trató de parecer lo más tranquilo posible. En cambio, girándose hacia Celia, le dijo: «Eres genial, Cece».

Al ver esa reacción en él, Brea resopló y apartó la cara sin decir nada.

A Celia no parecía importarle sus elogios, y solo preguntó: «Señorita Duffy, ¿Irá a la alfombra roja ahora?».

Levantando ligeramente la barbilla, la mujer dijo: «Ya estoy bien con el vestido. Pero antes de salir, tengo una cosa más que hacer».

«Te lo dije. Causará problemas a propósito». Temeroso de que Brea le pusiera las cosas difíciles a Celia, Wayne rápidamente se paró frente a ella.

No obstante, esta ni siquiera lo miró, sino que se dirigió hacia Celia y le dijo con una sonrisa: «Cece, quiero que seas mi diseñadora personal a partir de ahora. Eres excelente, y no deberías desperdiciar tu talento en una empresa en mal estado como el Grupo Evans. ¿Qué dices?».

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