La Novia Fugitiva y el Magnate Misterioso -
Capítulo 191
Capítulo 191:
Celia estaba muy sorprendida por la repentina aparición de Virginia. La conocía porque esta última acababa de ser actriz de reparto en una obra que había sido bien recibida por la audiencia. Por supuesto, ella logró hacerse un nombre en la industria gracias a ese éxito.
A pesar de que había tenido un papel secundario y no había participado en algún otro drama popular, se había convertido en una celebridad.
Mirando a Celia, Virginia comentó con arrogancia: «Soy consciente de que no eres mi diseñadora personal y que no tienes la obligación de servirme, pero estoy dispuesta a pagarte lo que sea necesario. En pocas palabras, quiero que aceptes un trabajo adicional. Solo piénsalo».
Vacilante, Celia miró a Brea con agitación.
“Escúchame, Brea no puede interponerse a que hagas un trabajo privado. Y el monto que te propondré estoy segura de que cumplirá con tus expectativas. ¿Acaso el dinero no es la principal motivación?».
Honestamente, el comportamiento de Virginia había molestado a Celia. Entonces, al ver que la diseñadora estaba a punto de declinar la oferta, la expresión de la estrella cambió a una más modesta, y dijo: «Oye, realmente necesito tu ayuda. Esta es una oportunidad muy importante en mi carrera. Es la primera vez que me piden caminar por la alfombra roja en un desfile de moda. Vamos, ayúdame a destacar en ese evento».
«Mmm…».
Virginia parecía tener miedo de que Celia se negara apenas abriera la boca, por lo que continuó: «El atuendo que creaste para Brea la última vez la convirtió en un tema candente en internet, ¿No es así?».
«Sí, así es. De cualquier manera, ella me ha contratado como diseñadora a tiempo completo. Ese contrato sigue vigente, así que no puedo aceptar su oferta».
Tragándose sus palabras, Virginia se sentía desilusionada. Sin embargo, en lugar de darse por vencida, suplicó: «¿Ni siquiera lo vas a considerar?».
En ese momento, Celia estaba entre la espada y la pared. Había que tomar en cuenta que la rivalidad entre las celebridades femeninas era particularmente feroz, y ella se desempeñaba como la diseñadora exclusiva de Brea. ¿Qué le daba el derecho a crear atuendos para otras mujeres de su mismo rubro? No obstante, temía que si se seguía negando, Virginia se molestaría. ¿Y si ella y Brea tenían una pelea por eso?
Por suerte para Celia, Brea había estado observando el desarrollo de los acontecimientos.
“Lo que Cece quiso decir es que necesita mi consentimiento para aceptar el trabajo. ¿No crees que estás exagerando? Dime, ¿Cuánto estás dispuesta a ofrecer?», soltó Brea con altivez. Justo cuando Virginia creía que se había perdido toda esperanza de que Celia trabajara para ella, Brea la sorprendió diciendo eso.
«Me gustaría hablar con la Señorita Kane en persona para discutir los números», respondió de inmediato.
Cruzándose de brazos, Brea replicó en un tono autoritario: «El hecho de que yo haya reclutado a Cece debería haber sido obvio para ti. Aparte de eso, su contrato dice que ella solo crearía atuendos para mí. Eso significa que si quieres que ella asuma tu tarea, necesitas mi aprobación. Por lo tanto, también debes discutir el pago conmigo».
Tras un par de minutos de deliberación, Virginia optó por no mencionar el monto que tenía pensado.
En este punto Brea estaba agitada, y dijo: «¿Y? ¿Cuál es tu oferta?».
Avergonzada, Celia tiró del brazo de Brea para susurrarle al oído: «Olvídalo. El Grupo Semshy me acaba de contratar, así que debería invertir toda mi energía en diseñar para ti. Recuerda que el segundo atuendo que lucirás en el cóctel aún no está completo. Comprometerme con alguien más en este momento sería un gran inconveniente».
Mirándola a los ojos, Brea le consultó: «Cece, ¿No has tenido dificultades financieras últimamente?».
Esa pregunta tan personal dejó a la diseñadora un poco aturdida. Y sin saber cómo responder, permaneció en silencio por un rato.
En realidad sí le hacía falta el dinero, pero no quería contárselo a Brea porque sabía que ella movería cielo y tierra para dárselo a la fuerza.
Siendo ese el caso, no quería deberle nada a Brea porque ya le debía mucho a Wayne.
«Querida, no puedes rechazar a alguien que quiere darte su dinero, no importa si lo necesitas o no. A nadie le molesta que le den una plata extra».
«No podría estar más de acuerdo, jeje», se rio Celia con debilidad, incapaz de refutar nada de lo que Brea había dicho.
Sonriendo, Brea volvió a mirar a Virginia, exigiendo: «Entonces, ¿Cuánto le ofreces a ella? ¡Necesito un número ya!».
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