La Novia Fugitiva y el Magnate Misterioso -
Capítulo 189
Capítulo 189:
Celia tuvo que tomarse toda la tarde para modificar el vestido, pero en esta ocasión, ya estaba cerca de darle el toque final.
Brea permaneció de pie detrás de la chica durante un buen rato, observando en silencio cómo cosía meticulosamente.
Durante ese lapso, varios colegas del departamento de diseño vieron a la actriz y quisieron ir a saludarla, pero se detenían en cuanto vio que Brea les hacía un gesto para indicarles que no hicieran ruido.
Celia, por su parte, estaba tan absorta en su trabajo que no se percataba de nada de lo que sucedía a su alrededor.
Brea siguió parada detrás de ella y la observó trabajar con gran interés; la admiración que la actriz sentía por la chica aumentó al ver que casi había terminado de coser el dobladillo del vestido.
Brea incluso pensó que Dios se había encargado de enviar a Celia a su lado, ya que con su ayuda, tenía muchas posibilidades de finalmente volverse muy popular y famosa.
Después de que la chica terminara, se estiró y rápidamente extendió el vestido sobre el escritorio para revisarlo cuidadosamente; una vez que se aseguró de que no había ningún error o desperfecto, una sonrisa de satisfacción se dibujó en su rostro.
Celia bostezó y se dio la vuelta, lista para servirse una taza de café que la mantuviera despierta, pero de inmediato se encontró con Brea de pie detrás de ella.
Sorprendida, la chica de inmediato preguntó: «Brea, ¿Cuándo llegaste? ¿Por qué no dijiste nada?».
La actriz se rio entre dientes antes de responder: «En realidad ya llevo aquí un buen rato, pero te vi tan concentrada en tu trabajo que no quise molestarte».
Brea se acercó para sostener los hombros de Celia y alabarla: «Acabo de descubrir que también eres muy buena cociendo. Tienes tantas habilidades que nunca dejas de sorprenderme».
La chica estaba a punto de decir algo, pero Brea agregó: «Sabes, creo que puedes hacer mucho más que solo trabajar como mi diseñadora personal. Deberías participar en un concurso internacional de diseño o en un concurso de costura. De esa manera, podrás mostrar tus habilidades y estoy segura de que tienes lo que se requiere para ganar uno de esos campeonatos».
Aunque la actriz habló de una manera un poco exagerada, cualquiera podría darse cuenta de que sus cumplidos eran sinceros. A Celia le dio mucha gracia esta propuesta y no pudo evitar echarse a reír: «Parece que tus expectativas sobre mí son muy altas. No voy a negar que sé bordar, pero todavía necesito perfeccionar mis habilidades. Me queda un largo camino por recorrer antes de convertirme en una figura internacional».
Brea curvó los labios y replicó con indiferencia: «No me importa. Para mí, ya eres la mejor del mundo».
Los inquebrantables elogios de la actriz animaron a Celia. Ella se echó a reír antes de preguntar de repente: «Por cierto, ¿Qué haces aquí a estas horas?».
Fue hasta ese momento que Brea recordó la razón por la que estaba allí, así que respondió a toda prisa: «Oh, vine para avisarte que ya terminé con el rodaje de prueba con los dos vestidos que elegiste para mí. Los resultados fueron tan buenos, que incluso el fotógrafo quedó muy satisfecho. Te mostraré las fotos una vez que él me las envíe».
Estas noticias pusieron muy feliz a la chica. Tomando la mano de la actriz, ella dijo emocionada: «¡Eso es genial!».
Brea sonrió y continuó: «Gracias a eso, el rodaje final será mucho más fácil de realizar. Espero que el cliente quede satisfecho con el resultado. Tenemos que esperar su confirmación, pero sin importar lo que pase, debo admitir que esta vez me hiciste un gran favor. Gracias».
«No tienes que agradecérmelo. Tú me contrataste, así que es mi obligación ayudarte con esa clase de asuntos. Por cierto, aprovechando que estás aquí, pruébate este vestido negro que acabo de modificar. Veamos qué tal te luce, y si no estás satisfecha, lo modificaré de nuevo».
Brea asintió y se estiró para tomar la prenda; fue ahí cuando Celia notó que había algunas marcas en las manos de la actriz.
«¿Qué te pasó? Estoy segura de que tus manos estaban bien esta mañana».
Al ver sus propias heridas, Brea recordó al maldito Wayne. Sus ojos ardieron de ira al instante mientras decía con un tono serio: «Me mordió un perro».
Era bastante inusual ver a la actriz tan enojada, por lo que Celia dedujo que ese incidente fue el que la dejó así de molesta. Preocupada, ella dijo: «Deberías tener más cuidado. Es una lástima que unas manos tan hermosas se hayan lastimado».
Estas palabras sirvieron para que la ira de Brea se extinguiera de inmediato. Tras dar un suave codazo sobre el hombro de la chica, ella susurró: «¡Eres tan dulce!».
Celia sonrió y dijo: «En fin, será genial ver si el vestido que modifiqué te queda perfecto».
La chica tomó la prenda y fue al departamento de artes escénicas junto con Brea; una vez allí, la actriz fue sola al probador para cambiarse y ponerse el vestido.
La mujer tardó mucho antes de abrir la puerta y salir lentamente.
Al principio, los empleados que pertenecían al departamento de artes escénicas estaban trabajando o charlando entre ellos mientras se mantenían ocupados con sus propias labores, pero en cuanto notaron a Brea, todos dejaron de hacer lo que estaban haciendo.
«¡Oh Dios mío! ¡El vestido de Brea es tan hermoso! ¡Parece un ángel con ese vestido!», una persona entre la multitud fue la primera en reaccionar y expresar en voz alta su admiración.
Luego, todos procedieron a caminar hacia la actriz para apreciar mejor el vestido; fue cuestión de tiempo antes de que Brea fuera rodeada por una multitud.
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