Capítulo 179:

Tyson había estado parado en la puerta del quirófano por más de media hora, período en el que no había dejado de mirar su reloj una y otra vez.

«¡Dios mío! ¿Puedes dejar de ver la hora? Este no es una operación rápida».

«¿Cuánto tiempo tomará?», le preguntó a Wayne con frialdad.

«Si todo sale bien, unas tres o cuatro horas», respondió este último tras pensarlo por unos segundos.

Luego, se puso de pie para darle unas palmaditas en el hombro a Tyson, mientras decía: «No te angusties, amigo. Le pedí a mi tío que consiguiera al mejor especialista para encargarse de la operación de Flavia. Créeme, este médico ha realizado innumerables trasplantes de riñón. Es una autoridad en la materia. Tranquilo, esto es pan comido para él. Flavia estará bien y Cece no tendrá que preocuparse por nada».

«Más vale que así sea», replicó Tyson a la ligera.

«Oye, ¿No confías en mí?», soltó Wayne, que comenzó a parlotear de nuevo.

“A propósito, ¿Por qué no trajiste a Cece? Ella no sabe sobre la cirugía de Flavia, ¿Cierto?».

«Cece está muy ocupada hoy. Y sí, aún no sabe nada. Planeo decírselo apenas termine la operación. Quiero sorprenderla».

«Vaya, realmente has cambiado mucho después de casarte. Mira todo lo que hiciste para llevar a cabo esto solo por el bien de tu esposa.

Hasta donde puedo recordar, tú solías estar cien por ciento enfocado en tu carrera.

Ahora, por culpa de Cece, siento que ya no te reconozco. Las personas que no sepan la verdad podrían pensar que estás hechizado», bromeó Wayne.

«Me gusta hacer esto por ella». Si bien la expresión de Tyson era fría como de costumbre, sus ojos mostraban alegría.

«Después de conocer a Cece comencé a sentirme como un ser humano».

«Un hombre enamorado es muy extraño. Menos mal que yo no soy así. ¡Jamás me enamoraré de nadie!», exclamó Wayne con firmeza.

«Amigo, las mujeres son criaturas problemáticas. Yo solo quiero ganar dinero. No estar atado a ninguna chica. Oh, señor presidente, estás jodido, jaja. Estás realmente condenado esta vez», añadió, encogiéndose de hombros.

Tyson lo miró sonriendo, cosa que era rara de ver, y dijo: «Es tan simple como que no has conocido a alguien que te vuelva loco. Ya te veré…».

Volteándole los ojos, Wayne contestó: «Yo no creo en el amor. E incluso si existiera, no es para mí».

Mientras hablaba, parecía un joven mal herido por el amor.

Por su lado, Tyson no dijo nada más al respecto. En cambio, comentó: «Tengo algo con lo que lidiar en la empresa, así que tengo que irme ya. Mantenme informado de lo que ocurra aquí, ¿De acuerdo? Por favor, encárgate de que todo esté bajo control».

Palmeándose el pecho, Wayne respondió: «Cuenta con eso».

Una vez que Tyson se marchó, Wayne le pidió a su gente que vigilara el quirófano y se fue también.

Tenía que ir a un hotel a discutir un posible negocio con un cliente.

De repente, tan pronto como se subió a su auto deportivo recién comprado, por alguna razón recordó las palabras de Tyson.

Entonces, en lugar de encender el auto, prendió un cigarrillo y se apoyó contra la ventana, perdido en sus pensamientos.

Siendo un joven apuesto, miembro de la familia Evans, a su alrededor siempre estaban muchas mujeres.

A pesar de que la gente lo veía como un mujeriego que cambiaba de novia con más frecuencia que de automóvil, la verdad era que solo había tenido unas pocas relaciones románticas en la escuela. Jamás había jugado con el afecto de ninguna mujer.

Él sabía que las familias poderosas estaban llenas de reglas, y la vida matrimonial de sus padres y familiares le había hecho perder el interés en el amor. Aparte de eso, las chicas que lo rodeaban se le acercaban con un propósito bastante evidente, ¡Obtener su dinero! El chico se había dado cuenta hacía mucho tiempo de que si no tenía dinero, no sería nada para esas mujeres.

Adicionalmente, solo tenía a Tyson como amigo porque los demás siempre tenían algún motivo oculto para acercarse a él.

Desde hacía poco su padre a menudo lo persuadía de que encontrara a una mujer con la que pudiera establecerse y tener hijos. Sin embargo, Wayne no sabía dónde iba a conseguirla…

En algún momento había llegado a pensar que lo mejor era tener una vida sin amor, pero las palabras de Tyson estremecieron su tranquilo corazón.

¿De verdad algún día conocería a alguien que pudiera enamorarlo?

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