Capítulo 177:

Después de dudarlo por un momento, Celia decidió expresarle a Tyson lo que tenía en mente: «No te preocupes. Me siento a gusto en la compañía y hasta ahora ningún jefe masculino ha intentado acosarme. De hecho, mi jefe actual estudió en la misma universidad que yo y me cuida muy bien. Sin embargo, no creo que sea apropiado que él me cuide todo el tiempo, así que hoy le he dicho que de ahora en adelante deberíamos mantener la distancia entre nosotros». La chica sintió cómo el remordimiento se desvanecía de su mente tras hablar con su esposo sobre el asunto en cuestión.

Estaba segura de que había tomado la decisión correcta al contarle a Tyson sobre Derek; aunque no sentía nada por su amigo, Tyson seguía siendo su esposo, y esperaba que pudieran mantener una relación en la que no se ocultaran nada y libre de sospechas.

El hombre parecía estar satisfecho con la apertura que mostró su esposa, así que respondió: «Cariño, hiciste un buen trabajo. Te recompensaré más tarde».

Celia se sintió aliviada, por lo que una sonrisa se dibujó en su rostro antes de responder: «Cariño, no te preocupes. Tú eres el único que ocupa un lugar en mi corazón. ¡Los demás hombres no significan nada para mí!».

Tyson le envió un emoji de beso y la animó: «Cariño, seguramente acabaste agotada después de tanto trabajo, así que esta noche te ayudaré a relajarte. Deja que yo me encargue».

Estas palabras solo tenían la intención de convertirse en un estímulo puro e inocente, pero cuando Celia las leyó, no pudo evitar pensar de más y sonrojarse por culpa de las ideas que surgieron en su mente; sentía que se trataba de un coqueteo implícito. Obviamente, Tyson no tenía idea acerca de las suposiciones de su esposa, así que envió otro mensaje: «Cariño, sigue con tu trabajo. Ya no te molestaré. Te veo esta noche».

«Está bien, cariño, nos vemos esta noche. Te extraño», Celia le respondió con el rostro todavía teñido por el rubor.

Acto seguido, la chica dejó el teléfono y trató de seguir modificando el vestido.

Para su mala suerte, la charla con Tyson al parecer alimentó su anhelo por él en lugar de apagar la llama de pasión que ardía en su corazón; ella no podía mantenerse concentrada en su labor, y en varias ocasiones estuvo a punto de pincharse con la aguja por estar pensando únicamente en su esposo.

Celia no tuvo más remedio que ponerse de pie y servirse una taza de café helado; tras beber un profundo trago, se obligó a calmarse para enfocarse enteramente en el trabajo.

Tyson, por su parte, estaba sentado en su oficina leyendo los mensajes de su conversación con la chica; tal vez era debido a lo mucho que la extrañaba que el hermoso rostro de Celia era lo único en lo que podía pensar. El hombre no pudo evitar sonreír cuando leyó el último mensaje que decía «Está bien, cariño, nos vemos esta noche. Te extraño».

Tyson siguió leyendo el historial una y otra vez, como si fuera incapaz de hartarse de su esposa. Él estaba tan inmerso en su propio mundo que ni siquiera se dio cuenta de que Emmitt acababa de entrar a la oficina para entregarle su reporte.

Tras acercarse a su jefe, lo primero que notó el asistente fue la sonrisa en su rostro, algo que lo asustó tanto hasta el punto de hacerlo temblar de miedo. ¡Nunca había presenciado una escena tan espeluznante!

«Jefe, aquí está el reporte del departamento de publicidad y mercadotecnia», pronunció Emmit lenta y cautelosamente.

Fue hasta ese momento que Tyson se percató de la presencia del empleado.

Tomando una respiración profunda, Emmitt, el asistente dio los detalles del reporte a toda prisa y con una voz temblorosa antes de salir de la oficina de su jefe a toda prisa.

Tyson frunció el ceño cuando vio al asistente huyendo despavorido, como si acabara de ver a un fantasma; esto lo dejó muy confundido. ¿Por qué huyó de esa manera?

¿Acaso vio algo que lo asustó?

Justo en ese momento, una llamada por parte de Wayne hizo que el hombre volviera en sí.

«Amigo, ¿Estás ocupado?».

«No te andes con rodeos y dilo de una vez».

Con una sonrisa, Wayne explicó de inmediato: «En el hospital ya están haciendo los preparativos para la operación de trasplante de riñón de Flavia. ¿Te gustaría llevar a Cece al hospital?».

Tyson le echó un vistazo a su agente antes de decir: «Claro, allí estaré».

«¿Tu esposa también vendrá?».

La operación de Flavia era algo muy importante para Celia, por lo que obviamente alguien debía comunicárselo, pero después de considerar lo ocupada que estaba con el trabajo en la empresa y también el hecho de que Tyson tenía que hacerse cargo de los gastos de la operación sin que ella se diera cuenta, su esposo decidió contárselo después de la operación; de esa manera, él también podría darle una grata sorpresa.

Como su amigo se quedó callado durante un buen rato, Wayne preguntó: «¿Entonces no vendrá?».

«No».

«Está bien, te veo en el hospital».

Poco tiempo después, Tyson llegó al hospital y fue a la sala donde estaba internada Flavia en compañía de Wayne.

La operación de la anciana estaba programada para las cuatro de la tarde; en ese momento ella estaba dentro de una sala privada y estaba a punto de ser trasladada hacia el quirófano.

Cuando Tyson y Wayne entraron a la sala, notaron que varias enfermeras ya se estaban encargando de preparar a la anciana para su operación.

Tan pronto como aparecieron los dos hombres, Flavia se sentó sobre la camilla y exclamó emocionada: «¡Tyson, por fin viniste!».

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