La Novia Fugitiva y el Magnate Misterioso -
Capítulo 173
Capítulo 173:
Celia quedó atónita por unos segundos, pues no entendía por qué Derek le hacía esa pregunta.
Después de llevarse bien con él durante unos días, también se dio cuenta de que él parecía tratarla de una manera diferente ahora. Sin embargo, ella no quería especular solo por lo que pasaba por su mente, de modo que prefirió mantenerse distanciada de él para evitar malentendidos innecesarios.
Pero su repentina pregunta ese día le hizo pensar que él tenía un sentimiento especial por ella.
¿O era solo una percepción errónea?
De cualquier manera, Celia debía dejarle todo muy claro antes de que las cosas llegaran a un punto sin retorno.
Por lo anterior, ella tenía la intención de decirle a Derek directamente que, a sus ojos, él no era más que un buen amigo.
Aunque estaba muy agradecida por cómo él la cuidaba y protegía, no había posibilidad alguna de que ambos llegaran más lejos.
Cuando estaba a punto de aclararlo, él de repente aclaró: «Cece, no me refiero a nada más. Solo creo que nos conocemos desde hace muchos años, por lo que podemos considerarnos buenos amigos. Y los amigos no tienen que trazar una línea tan limitante entre ellos, ¿Verdad?».
Al escucharlo, Celia soltó un suspiro de alivio. Ella sonrió dulcemente y dijo: «También te considero un gran amigo, Derek. Pero después de todo, tú eres un hombre y yo soy una mujer. ¡No siempre puedo aceptar tu ayuda! De lo contrario, nuestros compañeros lo malinterpretarán».
Como tenía miedo de que sus palabras molestaran a Derek, utilizó a Kiley como ejemplo.
«¿Te has olvidado de Kiley? Ella siempre pensó que tú y yo estábamos en una relación amorosa y por eso armó un gran alboroto. No quiero que vuelva a pasar algo así, porque no es bueno para ninguno de los dos».
Después de la persuasión sincera de Celia, Derek finalmente aceptó el dinero.
«Esas cosas que te preocupan no sucederán más. Tranquila, tendré cuidado en el futuro».
Derek forzó una sonrisa, se despidió de Celia y volvió a su oficina completamente abatido.
No quería quedarse más tiempo frente a ella.
Él temía que, sin poder evitarlo, perdiera el control de sus emociones y quedara al descubierto.
Una tormenta de sentimientos daba vueltas dentro del pecho de Derek. En ese instante, él solo quería confesarle que había estado enamorado de ella por muchos años.
De vuelta en su oficina, Derek encontró una foto de él y Celia cuando estaban en la universidad. Miró la imagen una y otra vez con los ojos llenos de nostalgia.
Solo abrió el cajón y escondió la foto debajo de los documentos de mala gana cuando la esquina de la foto se mojó con el sudor de las yemas de sus dedos.
Esa fotografía oculta era un símbolo de su amor escondido por Celia.
La joven, por otro lado, se sintió aliviada cuando Derek finalmente aceptó el dinero que le dio. ¡Era como si le hubieran quitado un gran peso de encima que le oprimía el corazón como una piedra enorme!
Ella pensó, inocentemente, que sus palabras fueron suficientes para darle a entender a Derek cómo eran las cosas realmente entre ambos. Después de eso, él mantendría una distancia adecuada en el futuro, ¿Verdad?
Después del almuerzo, Celia revisó su teléfono para comprobar si Adrien la había llamado o le había enviado un mensaje, pero no lo había hecho.
El día anterior acordaron que él le daría una respuesta a más tardar esa noche. Ya era tarde, pero aún no había sabido nada de él.
Celia esperaba con muchas ansias esa respuesta, porque era la oportunidad definitiva de conseguir el dinero para la operación de Flavia de una vez por todas.
Decidió que, si aún no la contactaba hasta que saliera del trabajo, iría a la casa de la Familia Kane para negociar con él otra vez.
Sin importar qué debía hacer o cuánto era necesario insistir, estaba determinada a conseguir ese dinero. ¡De ello dependía la vida de Flavia!
Después de guardar la caja de bento, Celia se inclinó sobre el escritorio para descansar un rato porque estaba muy agotada luego de ese día tan complicado.
Cuando sonó el timbre indicando que la hora del almuerzo había terminado, Kelley se acercó con agujas, hilos y otras herramientas de costura. Ella sonrió con amabilidad y anunció: «La Señorita Duffy me pidió que te trajera esto. Estos hilos de seda son de la misma marca que el vestido».
Celia tomó las herramientas y le sonrió a Kelley.
“Gracias por traerme esto», murmuró Celia devolviéndole la sonrisa.
«Soy la asistente de la Señorita Duffy, así que hago tareas como esta para ella. ¡No es necesario que me agradezcas! Bueno, sigue adelante con tu trabajo. Volveré más tarde».
Tan pronto como Kelley se fue y quedó sola, Celia comenzó a trabajar con mucho cuidado en el vestido negro.
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