La Novia Fugitiva y el Magnate Misterioso
Capítulo 167

Capítulo 167:

Kelley se fue rápidamente a ver los videos de vigilancia, y Emory no pudo calmarse, de modo que se lanzó al suelo en un ataque de histeria. y sollozó mientras abrazaba sus rodillas contra su pecho.

Decir que estaba tensa sería poco. Sus padres no eran adinerados, y habían tenido que trabajar duro para pagarle la educación universitaria.

Ahora a ella le preocupaba que Brea le pidiera que pagara el vestido, ya que la verdad era que ella no podría hacerlo.

Los que habían estado de su lado ya no la apoyaban, e incluso la señalaban con el dedo.

«Eileen, cuánto me equivoqué contigo. No tenía idea de que podías ser el tipo de persona que eres. Arruinaste intencionalmente el vestido para incriminar a Celia».

«¡¿Cómo diablos tuviste el atrevimiento de hacer eso?! ¡Eres muy sangre fría!».

«Sí, definitivamente arruinó el vestido a propósito para incriminar a Celia».

«El trato de Brea hacia Celia debe haberla puesto envidiosa. Cuanto más lo pienso, más me doy cuenta de lo mala que es».

Lo peor era que Eileen no se arrepentía, sino que despreciaba más a Celia por las acusaciones y críticas de la multitud.

Si esa recién llegada no estuviera allí, ella sentía que no se habría metido en un lío con tanta gente señalándola ahora.

Kelley reapareció después de un rato, y sacó un pendrive con la copia del video de vigilancia para reproducirlo en la pantalla grande.

Eileen había cortado el vestido con unas tijeras en secreto, ¡Y la cámara HD lo captó todo!

Ahora la culpable estaba indefensa ante esa nueva evidencia.

Tras ver las imágenes, todos la culpaban aún más salvajemente.

«¡Mira eso! ¡De hecho sí lo hizo a propósito!».

«Qué horrible es. Me pone nerviosa solo pensar que he estado trabajando con ella durante tanto tiempo».

«¿Qué? ¿No crees que sea la primera vez que hace algo así?».

«Es que lo hizo de una manera muy hábil. Tal vez ya esto haya sucedido antes».

Eileen estaba al borde del colapso al escuchar esas afirmaciones.

No obstante, se quedó sin palabras. Además, nadie le creería si ella dijera que no era ese tipo de persona.

«¿Qué más tienes que decir?», cuestionó Celia en un tono severo.

Agitándose aún más, Eileen dijo: «¡Qué desgracia la mía! ¡Estoy indefensa contra ti! Pero ten paciencia. ¡Un día te enfrentarás a las consecuencias!». Luego gritó histéricamente.

Sin importar lo que Celia dijera, esa mujer no la escucharía, así que no quería tener una disputa con ella, y solo le preguntó a Brea, quien estaba a su lado, «¿Qué planeas hacer respecto a esto?».

Con la mirada fija en Eileen, Brea expresó su decepción y asombro.

«Ni bien el cliente me dé el precio de este vestido, le pediré a ella que lo pague».

Y sin esperar la apelación de la mencionada, se hizo a un lado e hizo una llamada telefónica. En pocos minutos regresó y les dijo a todos: «Ochenta mil es su valor neto. El cliente me lo vendió. Cuando estés lista, Eileen, puedes transferirme el dinero».

Al escuchar el precio, la mujer en el suelo palideció, y aferrándose a la pierna de Brea, lloró desconsoladamente.

“No tengo mucho. Mi familia trabajó muy duro para pagar mi educación universitaria. Yo solo he trabajado en el Grupo Semshy por poco tiempo, mi salario es el que mantiene ahora a mi familia. ¿Cómo voy a pagar este vestido?».

«¿Mmm?». Brea se retiró para evitarla y dijo con indiferencia: «¿Y eso qué tiene que ver conmigo? No es necesario que me digas lo dura que es la vida para ti. Mira, esto funciona así de simple; si no me das el dinero, le diré a mi abogado que te demande.

De todos modos tengo prueba para proporcionarle al tribunal».

Eileen se aterrorizó aún más, y arrodillándose, casi se abrazó a las piernas de Brea.

«Por favor, te lo pido. Por favor, por favor. He tenido el placer de trabajar para ti este tiempo. Por favor, no emprendas acciones legales en mi contra. Ya me doy cuenta de que estuve muy mal al hacer lo que hice. ¡Juro que no repetiré el mismo error!».

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