La Novia Fugitiva y el Magnate Misterioso -
Capítulo 16
Capítulo 16:
Todos en la compañía estaban tan sorprendidos que se quedaron boquiabiertos.
La parte de su cuerpo que más le importaba a Cerissa era su cara, por lo que no esperaba que Celia se atreviera a abofetearla.
«¿Quién diablos te crees que eres para abofetearme? ¡¿Cómo te atreves?! ¿Acaso dije algo mal? No es mentira que tu esposo es un incompetente y tú una p%rra. Solo finges ser una persona decente durante el día, pero por las noches tal vez te entregues a un hombre salvaje en la cama como una p%ta», le gritó enojada.
Sin piedad, Celia volvió a abofetearla, y esta vez en ambas mejillas.
La otra estaba demasiado aturdida como para decir una palabra.
Al ver lo que sucedía, Lina de repente gritó asustada: «¡Seguridad! ¡Seguridad!
¡Saquen a esta mujer de aquí ahora!».
A pesar de eso, Celia no vaciló ni un poco, e incluso lucía tranquila mientras sacudía su adolorida muñeca. Luego miró a Cerissa con ojos penetrantes y fríos y le dijo: «Te lo mereces».
Es decir, esa mujer la había dr%gado y se confabuló con el guardaespaldas y el conductor para que la vi%laran, y ella todavía no se había desquitado con esa desalmada al respecto.
El ruido que crearon fue lo suficientemente fuerte como para atraer la atención de otros empleados, quienes ahora estaban reunidos frente a la puerta de la oficina susurrando entre ellos.
«Celia ofendió a alguien importante. Está condenada».
«¡Debe estar loca! Incluso Lina es muy respetuosa con la Señorita Kane. ¿Cómo es que ella se atrevió a golpearla?».
Celia se rio con sarcasmo e ira.
“¿En serio consideran a una hija ilegítima alguien importante?».
Para Cerissa, su identidad como hija de una amante era un tabú, y cada vez que alguien lo mencionaba, ella salía lastimada, de modo que corrió como una loca para golpear a Celia. No obstante, esta la bloqueó sin esfuerzo, y agarrándola por la muñeca, la apretó con mucha fuerza.
«¡Aaah!», gritó Cerissa de dolor.
En ese instante los guardias de seguridad corrieron hacia ellas, y Celia de repente soltó a su hermanastra.
Dado que esta no estaba preparada, cayó al suelo y su falda corta se levantó, dejando a la vista de todos su ropa interior. Aquello fue muy incómodo para todos.
«Salga o nos veremos obligados a hacer algo», le advirtieron primero los guardias de seguridad a Celia. Ellos siempre habían tenido una buena impresión de Celia, y también sabían que no era fácil tratar con ella porque sabía algo de artes marciales, por eso no querían hacer nada a menos que no les quedara otra opción.
Celia simplemente los ignoró, y mirando a Lina, dijo: «Voy a acudir al arbitraje laboral. La empresa no tiene derecho a despedirme sin motivo».
Entonces Lina se enojó más.
“Sal de aquí ahora mismo. Si continúas molestando a la Señorita Kane, no podrás salirte con la tuya».
Tan pronto como Lina terminó sus palabras, sonó el celular de Celia, y cuando revisó, descubrió que era Tyson que la llamaba.
«Aún no hemos terminado. Atenderé esta llamada y luego seguiremos».
Con eso, caminó hacia un lado y contestó.
«Hice el almuerzo. ¿Cuánto dura tu descanso para comer? ¿Qué tal si vienes? ¿O prefieres que te lo envíe?», propuso el hombre al otro lado de la línea.
Tratando de mantenerse calmada, Celia dijo: «Hay una situación en la empresa ahora, así que solo almuerza tú tranquilo. Yo iré para la cena, y comeremos juntos».
«¿Por qué? ¿Qué ocurre? ¿Necesitas mi ayuda?», preguntó Tyson.
«Me quieren despedir».
El hombre obviamente se quedó atónito por un momento, pero pronto su fría voz llegó desde el otro extremo de la línea de nuevo.
“Envíame la dirección. Voy para allá; espérame».
Celia acababa de colgar cuando Cerissa se le acercó y cuestionó: «¿Por qué sigues aquí? ¿Acaso estás esperando a que alguien te eche a patadas?».
La otra la ignoró porque pensaba que esa idiota no era rival para ella. Entonces dijo con frialdad: «Viene mi esposo. Hablemos de eso cuando él llegue».
Al escuchar eso, Cerissa se burló con frialdad.
“¡Ay! ¿De verdad llamaste a un perdedor para que te apoyara?».
En el acto el rostro de Celia se oscureció.
“Cuida lo que dices. No tienes derecho a insultar a mi esposo», dijo y enseguida levantó la mano.
Cerissa estaba tan asustada que inconscientemente se cubrió la cara y corrió detrás de Lina, pero aun así dijo con arrogancia: «Esperaré aquí entonces. Después de todo, también quiero ver qué puede hacer tu inútil maridito para ayudarte».
«¿Acaso Celia sufre de delirios? Me parece que algo no está bien en su cabeza».
«Sí. La Señorita Kane dijo que el marido de Celia es un perdedor, ¿Cierto? No entiendo entonces qué pretende».
Los compañeros de Celia, quienes solían tener una buena relación con ella, no pudieron evitar sumarse a las habladurías. Era como si Cerissa los ascendiera y les aumentara el salario si hablaban pestes.
La multitud aún estaba discutiendo cuando Tyson apareció frente a ellos después de un rato.
Como de costumbre, vestía traje y máscara. Sin embargo, pese a tener la mitad del rostro cubierto, eso no ocultaba su sentido innato de nobleza y poder.
Entonces la discusión se detuvo de repente y los ojos de todos se fijaron involuntariamente en él. Lo miraban como si fuera un dios descendiendo al mundo.
A Tyson no le importaba eso en lo más mínimo, por lo que quedándose quieto, saludó a Celia, «Cece, ven aquí».
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