Capítulo 15:

Como la casa de Tyson se ubicaba en un área remota, Celia tuvo que esperar mucho tiempo para tomar un taxi y llegar a toda prisa a la compañía.

Inmediatamente después de graduarse, ella comenzó a trabajar en una empresa de diseño de ropa llamada Davina; a pesar de que se trataba de una compañía pequeña, mucho más que el Grupo Kane, ahí disponía de excelentes prestaciones laborales.

Al llegar, lo primero que quería hacer la chica era terminar el boceto del diseño que comenzó desde la semana anterior. Sin embargo, la directora del departamento de diseño, Freda Olson, la llamó poco después de ingresar al edificio.

Freda, quien era una alumna que estaba en su último año de universidad cuando Celia ingresó al mismo instituto, siempre había sido amable con ella, por lo que pensó que solo se trataría de una charla ordinaria y no se lo tomó en serio.

Sin embargo, tuvo el presentimiento de que algo andaba mal en cuanto entró y fue envuelta por el tenso ambiente en la habitación.

Freda era una persona alegre que sonreía mucho, pero en ese momento portaba una expresión seria.

«Celia, tengo que notificarte algo. La jefa quiere que te despida», declaró la mujer.

Celia quedó paralizada tras recibir esta noticia.

La semana pasada, Freda le informó en privado que pronto sería ascendida y le darían un nuevo puesto; solo habían pasado unos cuantos días desde aquella charla. ¿Por qué ahora la querían despedir?

«¿Acaso hice algo malo? ¿Cuál es el motivo?».

Freda no le dio una respuesta satisfactoria: «Desafortunadamente fue la jefa quien tomó esa decisión, así que no tengo otra alternativa. Por favor, no te molestes en hacer más preguntas. Firma estos papeles y completa el formulario de renuncia».

Celia no pudo aceptarlo: «Ella no puede despedirme de manera injustificada. ¡Es simplemente absurdo! Si la compañía no me proporciona una explicación razonable, agotaré todas las vías legales a mi disposición para salvaguardar mis derechos».

Cuando la chica terminó de hablar, una voz familiar intervino: «Fui yo quien le pidió a tu jefa que te despidiera. ¿Esa explicación es suficiente para ti?».

Al girar la cabeza, Celia descubrió que se trataba de Lina Pierce, la presidenta ejecutiva de la compañía, quien a su vez iba acompañada de Cerissa; ella quedó desconcertada en cuanto sus ojos se posaron sobre las dos mujeres que acababan de entrar.

Sin apartar la mirada de la chica, Cerissa comenzó a criticarla: «El vestido de noche que diseñaste para mí tenía un aspecto poco atractivo y su color era demasiado chillón. No me dejó nada satisfecha. Me hace ver como una cualquiera. No mereces ser diseñadora si solo puedes crear prendas de tan baja calidad».

Fue en ese momento que Celia recordó que el mes pasado la compañía le pidió que diseñara un vestido; le comentaron que una dama adinerada había pedido específicamente que ella lo diseñara. A Celia le proporcionaron los gustos y necesidades de la dama, por lo que hizo el atuendo basándose en estas especificaciones. Al final, todos estuvieron de acuerdo en que el vestido era impresionante y dejaría fascinada a la dama que lo ordenó.

Sin embargo, no tenía idea de que la persona que lo ordenó fue su media hermana, Cerissa.

Obviamente esta última sabía que Celia trabajaba para la compañía que confeccionaría el vestido e hizo todo eso solo para intimidar y humillar a su media hermana.

«Tienes que renunciar a esta empresa de inmediato, o de lo contrario, tendrás dificultades para encontrar trabajo en esta industria», afirmó Cerissa con arrogancia.

Lina añadió: «Prosigue y completa el formulario de renuncia a la brevedad posible. La Señorita Kane destruirá tu futuro si la haces enfadar».

Sin embargo, Celia no estaba dispuesta a ceder: «¿Y qué hará para impedir que yo siga trabajando en esta industria?».

Desde que se unió a la empresa, no se vio involucrada en ningún conflicto o discusión, pero ahora parecía que su sola presencia les disgustaba a todos Celia se acercó a Cerissa, y tras mirarla de arriba abajo, le dijo con un tono cruel: «Mis diseños nunca han sido cuestionados. Dijiste que el vestido te hacía ver como una cualquiera, ¿Pero alguna vez te has puesto a pensar que sin importar lo que te pongas, siempre luces como una cualquiera?».

«¡Maldita!». Cerissa se puso tan furiosa que se preparó para golpear a su media hermana, pero esta última la detuvo fácilmente en cuanto la vio alzar la mano.

Las dos ahora estaban encerradas en un callejón sin salida. Cerissa de repente comenzó a reír de manera burlona y luego comentó en voz baja: «Sé que no estás de muy buen humor, así que voy a pasar por alto tus ofensas. Es bastante comprensible que te sientas así, ya que acostarse con un tipo deforme debe ser una pesadilla. Te quedarás atada a él por el resto de tu vida. Todos tus días se resumirán a besar y tener se%o con ese tipo. Me das mucha lástima».

De repente, la chica extendió una mano y abrió el cuello de la blusa de Celia; lo primero que captaron sus ojos fueron los chupetones que había en todo su cuello.

«Realmente disfrutaste tener se%o con esos dos hombres, ¿Verdad? Seguramente lo hicieron mejor que tu esposo enfermizo».

Conmocionada y enfurecida, Celia alzó una mano y abofeteó con fuerza el rostro de su media hermana.

“Parece que Mabel no te ha disciplinado lo suficiente, pero yo me encargaré de darte una lección gratis. No tienes que agradecérmelo».

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