Capítulo 154:

Celia abrió la puerta del auto y se bajó de él. Entonces vio a Brea bien vestida de pie en la puerta de la empresa.

«¡Brea!», le dijo alegremente a modo de saludo. Luego se giró para mirar a Tyson y dijo: «Nos encontramos a Brea de nuevo. Debe ser el destino. No la saludaste la última vez, ¿Cierto? ¿Por qué no aprovechas esta oportunidad para que se conozcan?».

Quedándose inmóvil, él no supo cómo responder.

Aunque corría el riesgo de ser reconocido, él llevaría siempre a Celia hasta la puerta de la empresa, y como sabía que podría haber tales encuentros, estaba mentalmente preparado para encontrarse con alguien conocido. Sin embargo, no podía ser Brea.

A pesar de que esta no era muy inteligente, tenía buena vista y era intuitiva, de modo que sin importar que él llevaba una máscara, no estaba completamente seguro de que ella no lo reconocería.

Si lo hacía, ya no tenía sentido ocultar su identidad como presidente del Grupo Semshy.

Al ver que Tyson no reaccionaba, Celia pensó que no la había escuchado, así que volvió a preguntar: «Oye, ¿Quieres que te presente a Brea? Después de todo, ella me ha ayudado mucho, y sería bueno si los tres pudiéramos ser amigos».

«No es necesario», soltó Tyson.

Sin entender por qué él se resistía tanto a ver a Brea, Celia preguntó confundida:

«¿Por qué? Brea no parece agradarte mucho. ¿Ya la conoces?».

Con una suave risa, él dijo: «Tontita, ¿No estás pensando demasiado? Ella es una gran estrella. ¿Cómo podría yo conocerla? No quiero verla porque eres la única mujer en mi corazón, y no necesito conocer a otras».

Al escuchar eso, ella se echó a reír.

“¿Tienes miedo de que me ponga celosa?».

Antes de que él pudiera responder, ella sonrió y continuó: «No te preocupes. No soy tan extrema como tú, ¿Sabes? No sentiré celos, mucho menos si se trata de Brea».

A pesar de sus palabras para tranquilizarlo, él no se bajó del auto.

«Bueno, ¿Cómo se supone que voy a creer eso? Puede que ahora digas que no estás celosa, pero una vez que peleemos, existe la posibilidad de que de la nada menciones que hablé con alguna mujer, y para no darte ninguna excusa para pelear conmigo, será mejor que no trate con ninguna. En fin, no quiero conocerla. Además, si de casualidad un paparazzi la fotografiara, yo también podría quedar implicado, y eso nos afectaría tanto a ella como a mí».

Ante tal razonamiento, Celia no pudo persuadirlo más, y tampoco quiso forzarlo a nada, por lo que solo dijo con resignación: «Bueno, no te obligaré. Ya me voy a trabajar».

Acto seguido, se despidió de Tyson agitando la mano, y estaba a punto de avanzar hacia la compañía, pero Brea ya caminaba hacia ella.

En un rápido movimiento, Tyson subió la ventana.

Poniéndole la mano en el hombro a Celia, Brea bromeó: «Conque tu buen marido te trajo al trabajo de nuevo, debes ser muy feliz».

Celia solo rio tímidamente.

Al ver su rostro rojo, Brea continuó bromeando, «Es obvio que ustedes se aman mucho. Es raro ver a una pareja así que siga siendo tan dulce incluso después del matrimonio».

Mientras hablaba, miró hacia el auto y sugirió: «¿Por qué no me lo presentas? ¿Acaso no quieres que lo vea?».

«No, no es eso. ¿Cómo crees?».

En ese momento, ella se dio la vuelta para pedirle a Tyson que saliera del auto y que saludara a Brea, pero se encontró con que la ventana ya estaba cerrada, y se sintió un poco confundida e incómoda. Tocando la ventana, le preguntó en voz baja: «¿Qué pasa, Tyson?».

No obstante, él estaba decidido a no bajar la ventana, y su voz sonó mucho más baja que antes cuando respondió: «Ehm, parece que me resfrié. No quiero contagiar a tu colega, así que será mejor que sea otro día. Dale mis saludos, ¿De acuerdo?».

Celia se rascó la cabeza confundida. ¿En qué momento se había resfriado Tyson?

¡Estaba bien unos segundos antes!

Sin mencionar que habían estado juguetones y besándose toda la mañana. ¿Cómo era que él se había resfriado de repente?

Pensando en eso, ella no pudo evitar preocuparse.

“Oye, ¿Cómo que te resfriaste?

¿Estás bien? ¿Te sientes muy mal?».

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