Capítulo 134:

Alick se quedó sin palabras.

Con su apariencia tan corriente, ¿Cómo podía Kiley tener el valor de pedirle que se acostara con ella?

Aunque ella le pagara, nunca le tocaría ni un dedo.

Sin embargo, ella no pareció notar su disgusto, pues seguía aferrada a él con locura, y sus manos y pies estaban inquietos.

Llevó una mano a su pecho, y las yemas de sus dedos rozaron su piel expuesta fuera de su camisa, tratando de despertar su lujuria por ella.

Alick no sabía dónde había aprendido esa mujer tal truco sucio, pero realmente lo hizo sentirse asqueado.

Apartó su mano sin piedad y dijo: «No me interesas».

La vergüenza de la muchacha fue tan grande, que la expresión de su rostro cambió.

Él aprovechó el momento y la empujó.

“Ya casi termina mi descanso, es hora de que regrese a la empresa. Descansa y trata de volver pronto al trabajo. Después, empieza a construir una buena relación con Celia».

Se levantó y miró a su alrededor. Era como si tuviera miedo de que le descubrieran que estaba intimando con alguien como Kiley.

«Recuerda seguir mis instrucciones y no arruinar las cosas. Si no, olvídate del trato».

Tras decir esto, Alick se dio la vuelta y se marchó sin siquiera mirar atrás.

Al ver su espalda retroceder, Kiley se enfadó tanto que golpeó el colchón.

«¡Maldito seas, p%rvertido! Me menosprecias, ¿Eh? Si no fueses guapo y rico, nadie querría acostarse contigo».

Apretó los dientes y golpeó la cama varias veces. Solo se calmó cuando sintió el dolor extenderse por sus manos; pero, sin importar qué, decidió hacer lo que Alick le dijo.

Si hacía que Celia se acostara con Alick, podría vengarse de ella y ganar dinero al mismo tiempo.

Giró la cabeza y miró hacia la puerta por la que el hombre acababa de salir, y una luz viciosa brilló en sus ojos.

Celia, ¿Qué tienes de bueno? Alick es un hombre muy guapo… ¿Cómo puede pensar solo en ti y no tener interés en mí? Cuando termine la tarea que me asignó, te empujaré al infierno, pensó.

En la oficina, Celia estaba perfeccionando con esmero el borrador del diseño, cuando estornudó de repente.

En cuanto sacó un trozo de pañuelo para limpiarse la nariz, un compañero que estaba a su lado le dio un codazo con suavidad y le dijo: «Cece, mira el blog de la empresa».

Ella agarró su celular, confundida, y lo buscó. Resultaba que Kiley acababa de publicar un comunicado de disculpa, lo que la confundió más.

Hizo clic en el mensaje, y vio que la otra relataba lo sucedido ayer, diciendo que estaba demasiado emocionada y se había caído. También dijo que sus heridas y su hospitalización no tenían nada que ver con Celia, y que ahora, en calma, se daba cuenta de su error, después de todo, como alguien con más experiencia en la empresa, no debió haber criticado irracionalmente el diseño de Celia, e incluso elogió su trabajo y le pidió perdón.

Celia estaba tan conmocionada, que se quedó sin palabras por un momento.

No sabía qué pretendía Kiley esta vez porque, a fin de cuentas, el día anterior estuvo tan agresiva, y solo pasaron veinticuatro horas, ¿Por qué cambiaría tan de la nada su actitud?

El blog fue bombardeado con muchos comentarios. Muchos compañeros presentes ayer dejaron comentarios bajo el post, diciendo que las heridas de Kiley no tenían nada que ver con Celia. Sin embargo, también hubo muchas personas que persuadieron a Celia para que se reconciliara con Kiley, diciendo que al fin y al cabo eran compañeras de trabajo.

Esperaban que la farsa terminara así y no hubiera más problemas en el futuro.

Kiley respondió a varios comentarios que parecían neutrales, pero que en realidad la defendían y, de nuevo, habló bien de Celia y siguió pidiéndole perdón.

Al ver su actitud sincera, la mayoría de sus compañeros comenzaron a ayudarla a convencer a la otra de que aceptara sus disculpas.

Celia aún no había digerido un cambio tan drástico, y se encontró con cientos de comentarios que la mencionaban. Pensando que no era más que una novata en la empresa, y que era inapropiado que se mostrara demasiado despiadada, acabó respondiendo al post.

Escribió: «Acepto tus disculpas».

No era una santa, así que solo pudo hacer eso.

Con la respuesta de Celia, el post se hizo más y más popular, e incluso Tyson, en la oficina del presidente, se enteró.

Acababa de terminar su reunión cuando vio el enlace y el mensaje enviado por Brea.

«Señor Reyes, mira esto. Es una gran noticia, Kiley se disculpó con Cece», rezaba la nota del mensaje.

Tyson hizo clic en el enlace con el cejo fruncido. El nombre de Celia llenaba toda la pantalla porque muchos compañeros la mencionaron.

Fue hacia arriba, y la declaración de disculpa de Kiley apareció ante sus ojos.

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