La Novia Fugitiva y el Magnate Misterioso
Capítulo 115

Capítulo 115:

Respirando hondo para reprimir su molestia, Celia fue a lavarse las manos.

Por su parte, Cerissa agarró algunas servilletas, y mientras limpiaba las manchas de café en su bolso, se quejó en voz baja: «¡Qué mala suerte! Yo te serví amablemente una taza de café, pero no pudiste sostenerla con firmeza. Por suerte, mi querido bolso no se arruinó, pues es muy valioso».

Su voz no era tan fuerte, pero sí lo suficiente para que Celia la escuchara.

Ella sabía bien que su hermanastra solo quería provocarla con esas palabras, y por eso no replicó, en cambio, fue en silencio al lavamanos para limpiarse.

Cuando volvió, Adrien ya estaba sentado en el sofá con Mabel y Cerissa a su lado.

Los tres parecían una familia feliz.

No obstante, ella estaba acostumbrada. Y es que en esa casa no había lugar para ella desde hacía mucho tiempo ya.

Antes solía sentirse un poco incómoda al ver a esos tres felices juntos, pero después de estar con Tyson, ya no sentía nada de eso.

A Adrien no le importaba la quemadura de Celia, de modo que simplemente preguntó: «¿Cómo has estado después de tu matrimonio? No has vuelto a casa a visitarnos. Al menos podrías haber traído a tu esposo para cenar».

Entonces Celia recordó lo que le había pasado la última vez que cenó con Adrien, y dijo con indiferencia: «Una comida con la Familia Kane es demasiado cara. Tyson y yo no podemos pagarlo».

El señor estaba obviamente avergonzado, así que tuvo que cambiar de tema.

“¿Ya cenaste? Puedes quedarte a comer; hoy compré mariscos. Son tus favoritos, ¿No es así?».

«No, no me atrevo. Después de todo, he aprendido una lección muy importante».

Ni bien Adrien escuchó sus palabras, supo que se refería al día que la engañó para que volviera a casa, pues le pidió que se quedara a cenar y la dr%gó.

Sin embargo, pese a la incomodidad, explicó amablemente: «Cece, no me culpes, ¿Sí? Solo hice eso para salvar a nuestro Grupo Kane.

Después de que te casaste con Tyson, la Familia Shaw invirtió en nuestra empresa, y eso ayudó a salvarla. Tu contribución a ello fue grande».

Esta vez, Mabel soltó un bufido burlón e intervino: «Cariño, eres demasiado amable con ella. ¿Qué aporte ha hecho? Solo se casó con un Shaw para ser una esposa rica. ¡Pero es una ingrata!».

Celia no quería discutir con ellos ni refutar nada, pues por muy razonable que fuera, Mabel insistiría en su idea, pensando que era una ingrata y que ellos no le debían nada.

«No tengo tiempo para comer. Solo vine para recuperar lo que me pertenece».

Subiendo el volumen de su voz, Mabel soltó: «¡Oh! ¿Hay algo en esta casa que te pertenezca? Te mudaste de aquí hace muchos años y te llevaste todo lo que tenías.

¿Qué más quieres?».

Celia no quería malgastar su saliva con ellos, así que sin más, sacó el acuerdo que ella y Adrien firmaron y lo puso sobre la mesa de café.

«Vine a recuperar las pertenencias de mi madre».

Pese a eso, Mabel no se tomó en serio sus palabras.

“Las pertenencias de tu madre se botaron hace mucho tiempo. ¿Quién guarda cosas de muertos en casa? ¡Eso traería mala suerte!».

«Quiero el anillo de zafiro».

Obviamente Celia sabía que Mabel no dejaría ninguna de las pertenencias de su madre en casa, pero la pieza de la que ella hablaba estaba en manos de Adrien, y él personalmente prometió devolvérselo.

La expresión de Mabel cambió cuando la escuchó mencionar el anillo, pero no se tardó en guiñarle un ojo a Adrien.

Este rápidamente jaló a Celia para que se sentara en el sofá. Luego se dirigió hacia una criada, «Sírvele a Celia su bebida favorita y busca los postres que Cerissa trajo de Suecia el mes pasado».

De repente se volvió tan hospitalario que Celia sintió que algo no estaba bien, pues si él actuaba de manera anormal, algo debía andar mal.

La última vez que él la trató tan bien fue cuando la dr%gó y le obligó que se casara con Tyson en lugar de Cerissa, por lo que no pudo evitar preguntarse qué truco quería jugar en esta oportunidad.

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