La mejor venganza
Capítulo 257

Capítulo 257:

En cuanto Vera oyó el nombre de Liam, su rostro se ensombreció. «¡Ese bastardo! Lo mantuvimos de la mejor manera que pudimos. Era un esclavo que servía el té, nos servía agua y cocinaba para nosotros. Puede que viviera en nuestra casa, pero nunca se le consideró miembro de la familia Lambert».

Los demás no tardaron en darle la razón. Definitivamente, no querían tener nada que ver con Liam. Especialmente en una situación como ésta.

«Ese bastardo no tiene nada que ver con nosotros».

«No es más que un estúpido que vivió sus mejores tres años en nuestra casa».

Todos insultaban y denigraban a Liam tanto como podían. Todos sabían la enemistad que existía entre Tyler y Liam, y nadie quería estar en contra de Tyler.

Cartwright estaba contento con lo que oía, y su pequeño gesto de satisfacción les hizo comprenderlo.

«En realidad, Liam también tiene talento. Creó una aplicación llamada Funbuy que ha acaparado la mayor parte del mercado de Rileymart. Le invitaré a la boda de Tyler dentro de un mes y hablaré con él».

Las palabras de Cartwright sumieron a la familia Lambert en la duda y la incertidumbre. Era difícil saber exactamente qué pensaba Cartwright de Liam.

Tras un breve momento de silencio, Vera decidió seguir su instinto y dijo con odio: «¡Ese maldito bastardo! ¿Cómo se atreve a utilizar Funbuy para ocupar el mercado y derrocar a tu App? Déjamelo a mí. Haré que se arrepienta el día de la boda».

Como si nada, la puerta se abrió de repente desde fuera y entró Liam con una expresión fría en el rostro.

«Muchas gracias por sus elogios, señor Riley. Se lo agradezco», dijo con calma mientras se dirigía hacia ellos.

Todos miraron sorprendidos al recién llegado.

¿Qué demonios hacía Liam aquí?

William vio en ello una oportunidad para complacer más a Cartwright y ganarse su favor.

Así que fulminó a Liam con la mirada y le gritó: «Liam, ¿qué crees que estás haciendo aquí?».

Su voz pareció despertar al resto de la familia Lambert de su aturdimiento.

«¡Hijo de puta! ¿Quién dijo que podías venir al Salón de Banquetes Emperador? ¡Fuera!»

«¡Perdedor! Si estás aquí para rogarnos que te aceptemos de nuevo, estás perdiendo el tiempo.

«¡Sólo vete! De repente no puedo respirar después de que contaminaste la atmósfera con tu presencia.»

Todos los miembros de la familia Lambert hablaron, excepto Isabella y Yolanda, que miraron intensamente a Liam, ambas con pensamientos diferentes en sus mentes.

Isabella se sintió de pronto disgustada consigo misma por haber intentado antes ganarse el favor de Cartwright.

A diferencia de Cartwright, Liam era guapo, estaba bien vestido y podía excitarla fácilmente. Es más, ¡le encantaría!

No podía dejar de admirar lo guapo que era Liam. Ahora que era una mujer rica con un salario de cien mil dólares al mes, podía tenerlo como amante secreto. ¿Por qué no iba a intentarlo?

Yolanda, por su parte, se sentía como si estuviera en éxtasis. Tal vez Liam había venido a poner fin a su matrimonio con Tyler. Si ella pensaba bien, entonces… Liam todavía la amaba, ¿verdad?

Yolanda se sintió más en conflicto que en paz con este pensamiento.

Le hacía feliz pensar que él estaba realmente aquí para ella, pero también la destrozaba.

Le encantaría estar con él, pero tenía que casarse con una familia rica. No podía ir con él delante de tanta gente.

«¡Mierda!»

Maldijo en voz baja.

Tyler, por otro lado, sabía exactamente cómo se sentía en ese momento.

Se miró los pies, sintiéndose nervioso y culpable.

¿Era sólo una coincidencia?

Justo después de tenderle una trampa a Yesenia utilizando el juego, ¿Liam estaba aquí?

Lo único que le importaba a Cartwright en ese momento era la fiesta de las familias Riley y Lambert. No podía permitir que Liam la destruyera.

Fue un shock para todos cuando el siempre digno y sereno Cartwright adquirió un aura feroz.

Cartwright miró a Liam de arriba abajo con el ceño fruncido. «No tienes nada que hacer aquí. Vete antes de que me enfade».

Una vez más, Liam afrontó toda la hostilidad con indiferencia.

Caminó directamente hacia Tyler y le preguntó: «¿Dónde está Tami?».

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