Capítulo 268:

Sarah era plenamente consciente de que su obsesión por Jake se debía a su prestigiosa posición como director general del Grupo Reeves, no a quién era. Sin duda lo dejaría si perdía su puesto.

Mordiéndose el labio, Sarah forzó unas lágrimas y susurró para sí: «Jake, sé que estás profundamente enamorado de mí. De todos modos, te lo he recordado. Si fracasas, sólo podrás culparte a ti mismo. Al fin y al cabo, sólo los más fuertes sobreviven al final».

Con renovada determinación, Sarah empezó a maquinar cómo distanciarse de Jake una vez que las cosas siguieran según sus grandes planes. Para entonces, mantener su relación no tendría sentido.

Después de pensarlo un poco, Sarah consideró la posibilidad de una aventura. A pesar del tiempo que habían pasado juntos, Jake y ella nunca habían intimado.

Durante el último año, Sarah había hecho numerosos intentos, pero Jake se había resistido constantemente, insistiendo en que esperaran hasta el matrimonio.

En aquel momento, Sarah se sintió abandonada y no deseada. Ahora, se sentía afortunada de que no hubiera ocurrido nada entre ella y Jake.

En ese momento, el teléfono de Sarah empezó a sonar. Era una llamada de Amara.

En cuanto Sarah descolgó, Amara se apresuró a entrar en la conversación. «Sarah, te he conseguido a alguien. Es culto y de familia rica. Estoy segura de que te llamará la atención».

Sarah respondió con un deje de impaciencia: «Mamá, Jake y yo seguimos juntos. Será muy incómodo si se entera de esto».

«Oh, niña tonta. ¿Todavía tienes esperanzas en Jake? Escucha, esta vez está en problemas», respondió Amara, con la voz teñida de ansiedad. «¿Sabes por qué te estoy presionando? Acabo de enterarme de que Jake se reunió ayer con Kallie y le pidió el divorcio. Han terminado. ¿Te das cuenta de lo que eso significa?».

Atónita, Sarah susurró: «¿Significa que me va a pedir matrimonio?».

El silencio de Amara lo decía todo.

Se había corrido la voz de que Kallie era miembro de la familia Nixon desde hacía mucho tiempo.

Sarah se había enterado. Afirmar que no estaba celosa sería una mentira. Sin embargo, nunca se lo tomó a pecho. Después de todo, comprendía que ya no podía perjudicar a Kallie, puesto que la familia Nixon la respaldaba.

Pero había algo que desconcertaba a Sarah. Ya que Kallie formaba parte de la familia Nixon, ¿por qué Jake se empeñaba tanto en divorciarse?

Cuanto más pensaba Sarah en ello, más aumentaba su ansiedad. ¿Realmente Jake planeaba casarse con ella?

Sarah acababa de terminar su conversación con Amara cuando Edgar llamó. «Señorita Miller, al señor Reeves le gustaría tener una cita con usted. ¿Está disponible esta tarde?»

«Lo siento, esta noche tengo planes». Sarah le cortó bruscamente. «Estaré bastante ocupada los próximos días. Por favor, informa a Jake de que no se ponga en contacto conmigo a menos que sea absolutamente necesario».

Al oír esto, Edgar se quedó boquiabierto. ¿Acaso Sarah no había estado siempre dispuesta a complacer a Jake? ¿A qué se debía su repentino cambio de actitud?

Al transmitir el mensaje de Sarah a Jake, Edgar se anticipó a la confusión de éste.

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