La exesposa muda del multimillonario -
Capítulo 137
Capítulo 137:
Kallie negó repetidamente con la cabeza mientras tecleaba en su teléfono.
«Estoy bien, de verdad, solo tengo un poco de frío. Además, tengo cosas de las que ocuparme aquí. Gracias por la ayuda, pero puedo arreglármelas sola».
Con eso, Kallie aceleró el paso y se alejó a toda prisa.
Boris observó la figura ansiosa de Kallie, y su cálida sonrisa se fue desvaneciendo poco a poco.
Sophia se acercó en voz baja. «Deberías alejarte de esa mujer. Es problemática».
Boris miró perplejo a Sophia. «¿Por qué dices eso?
Con una sonrisa socarrona, la voz de Sophia destilaba sarcasmo. «Se le escapó la receta del bolso. Es sólo para embarazadas. Está claro que está embarazada y a saber quién es el padre».
Boris se quedó pensativo.
La relación de Kallie con Jake era bien conocida en la ciudad, aunque Boris era nuevo aquí. Sin embargo, Boris dudaba de que Jake fuera el padre.
Dado el poder y la influencia de Jake, seguramente cuidaría de Kallie y la acompañaría a las revisiones prenatales si Kallie estuviera embarazada.
Kallie, mera hija adoptiva de la familia Reeves, probablemente aprovecharía esa conexión para consolidar su lugar dentro de la familia.
El comportamiento reservado de Kallie levantó una ceja. A Boris le pareció que el bebé podría no ser de Jake. ¿Podría ser de Brent?
Boris se despertó de repente, interesado por la situación que se estaba desarrollando.
Recuerda, mantente alejado de mujeres como ella. Además, con tu abuelo bajo nuestro control, no necesitamos correr riesgos innecesarios».
Boris miró a Sophia con un deje de desaprobación. «No estás entendiendo. A grandes riesgos, grandes recompensas. ¿No te has dado cuenta? Nos ha ido bastante bien, pero Brent no ha sido precisamente amistoso. Una vez que esté a cargo de la familia Hayes, seremos insignificantes».
La voz de Boris llevaba un rastro de amargura al continuar: «Si me hubieras traído antes a la familia Hayes, ahora tendríamos más posibilidades».
Los labios de Sophia temblaron ligeramente, traicionando sus ganas de rebatir su argumento, pero se quedó sin palabras.
En su lugar, Sophia optó por un enfoque más suave para calmar a Boris. «De acuerdo. Mientras te haga feliz, apoyaré lo que decidas».
Pero Boris estaba visiblemente molesto. «Yo me encargo a partir de ahora. Deja de seguirme».
Al ver la decepción que nublaba los ojos de su hijo, Sofía sintió una punzada de dolor en el corazón. Había sido la preciada princesa de la familia Hayes, y su matrimonio con la familia Guzmán la había llevado por una serie de desafíos.
Sobre todo después de que el marido de Sophia descubriera que Jerome, conocido por su crueldad, no le ofrecería ningún apoyo sólo porque Sophia se hubiera casado con la familia Guzmán.
Tras su matrimonio, Sophia sufrió malos tratos a manos de su marido.
Tras dar a luz a Boris, Sophia anhelaba regresar a la familia Hayes, pero su marido no se lo permitió.
A lo largo de los años, la familia Hayes no se molestó en preguntarle cómo era su vida matrimonial, y mucho menos en intervenir o mostrar apoyo a Sophia.
Al principio, Sophia albergaba resentimiento hacia su marido, pero con el paso del tiempo y la constante manipulación, su ira se redirigió hacia la familia Hayes. Si Jerome se hubiera preocupado de vez en cuando por ella, le hubiera ayudado económicamente o le hubiera conseguido un trabajo decente, quizá su vida y su matrimonio habrían sido menos sombríos.
Estos pensamientos pesaban mucho sobre Sophia, hasta el punto de hacerla llorar.
En ese momento sonó su teléfono.
Sophia se secó apresuradamente los ojos y contestó, sólo para escuchar un mensaje urgente del hospital sobre el empeoramiento del estado de Jerome, que requería la presencia inmediata de sus familiares.
Aunque algunos parientes lejanos de la familia Hayes estaban presentes, ninguno era lo bastante cercano como para tomar decisiones por Jerome.
Los únicos familiares directos disponibles eran Sophia y Brent, y al no poder localizar a Brent, el hospital había recurrido a Sophia.
Al oír la declaración del médico, el rostro de Sophia se descompuso en una enigmática sonrisa. «De acuerdo, me dirigiré al hospital ahora mismo», respondió. «Que Boris busque a Brent. Llámeme si necesita algo más».
El médico parecía inseguro, pero al final asintió con la cabeza.
Sophia sintió el impulso repentino de informar a su hijo de la situación. Sin embargo, cuando cogió el teléfono, la expresión de desaprobación de Boris le vino a la mente y la hizo dudar.
Decidida a demostrar su capacidad, Sophia se armó de valor y se apresuró a salir.
El tiempo pasó volando y Kallie no tardó en llegar al restaurante para reunirse con Brent.
Un BMW se detuvo. Desde el incidente del Grupo Hayes, Brent había mantenido un perfil bajo. Al ver a Kallie, salió del coche con su rostro severo, que se suavizó en una sutil sonrisa, y llevaba un ramo de flores de color amarillo claro.
Al notar que Kallie fruncía ligeramente el ceño, Brent se apresuró a explicarle: «Las vi y me parecieron bonitas, así que las cogí como muestra de agradecimiento».
Kallie miró las flores pero sacudió suavemente la cabeza, rechazándolas. Escribió un mensaje en su teléfono: «Lo siento. Soy alérgica al polen y no puedo aceptarlas, pero gracias por el detalle».
Su respuesta rechazó a Brent al tiempo que salvaba su dignidad.
La sonrisa de Brent vaciló momentáneamente, pero se recompuso con rapidez. «Debería haberlo pensado. No te preocupes. Mi abuelo siempre me pedía que te tratara como a una hermana. Mantengámoslo informal».
La palabra «hermana» relajó un poco a Kallie, aligerando un poco el ambiente.
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