La exesposa del CEO es una cirujana
Capítulo 95

Capítulo 95:

Evan se sintió aliviado porque se le habían quemado algunos antes. Quería que las siguientes salieran perfectas para impresionar a Shantelle.

Él le había contado su plan a Lucas de cocinar para impresionarla. A su hijo le entusiasmó la idea de ayudarlo y acordaron trabajar en la cocina a las seis de la mañana. Ese día, Evan salió de la villa a las cinco, llevando bolsas con ingredientes para el desayuno.

Además del panqueque, Evan había horneado una cazuela de huevos. Ahora solo tenía que hacer unas salchichas.

Minutos después, todo estaba listo. Las criadas ayudaron a Evan a preparar el comedor para el desayuno. Shantelle fue la primera en llegar.

“¡Sorpresa!”, exclamó Lucas.

Evan se paró detrás de Lucas, todavía con el delantal puesto.

“¿Sorpresa?”, dijo.

“¿Evan? ¿Por qué llevas delantal? No, espera. ¡¿Hiciste el desayuno?!”, preguntó Shantelle sorprendida totalmente.

¿Su exesposo estaba cocinando con sus propias manos? ¡Imposible!

“Si, para impresionar a la hermosa Doctora Shant”, dijo Evan.

“Lucas me ayudó”.

Evan movió un poco la silla para que Shantelle tomara asiento.

“¿Quieres ser la primera en probar?”, le dijo.

“¡Yo también quiero probar, papá!”, pidió Lucas.

“Está bien, entonces lo probaremos juntos”, respondió Evan.

Ayudó a Lucas a sentarse en una silla. Se quitó el delantal y sirvió a Shantelle y Lucas la cazuela de huevos, un panqueque y dos pedazos de salchicha a cada uno.

Después de quitarse el delantal, se sentó junto a Lucas y se sirvió él mismo.

“Mmmm. Huele bien. ¿Suero de mantequilla?”, preguntó Shantelle.

“Si, Intenté hacer los panqueques del Hotel Century”.

Evan le guiñó un ojo a Shantelle.

“El chef de allí estuvo muy dispuesto a darme la receta”.

Shantelle se rio. Sacudió la cabeza.

“Seguro que sí, con unos cuantos miles de dólares, por supuesto”, indicó.

“¡A la de tres! ¿Vamos?”, propuso Evan.

“¡Uno, dos, tres!”

Todos cortaron sus panqueques y masticaron el primer bocado.

“¡Papá! ¡Está delicioso!”, dijo Lucas.

“Me encantan los panqueques. Saben como las tortitas del Hotel Century”.

“Sí, ¿Verdad?”, dijo Evan con orgullo.

Si su hijo supiera cuántas veces había practicado en casa con la Señora Shaw y, a pesar de ello, aún se le seguían quemando algunos.

“¿Te gusta, Shanty?”, preguntó Evan.

“Mmmm”.

Shantelle sonrió y luego se rio.

“Está crujiente”.

Ella escupió una cáscara de huevo.

“Está bien. Le pasa a todo el mundo, pero tiene buen sabor, Evan. Lo hiciste muy bien”.

“Teh. Tch”.

“Al menos no estuvo tan mal”, dijo Evan.

A continuación, probaron la cazuela de huevos. No había necesidad de probar las salchichas ya que Evan no las hacía desde cero.

Shantelle probó la cazuela de huevos pero se echó hacia atrás inmediatamente después del primer bocado.

A Evan se le formaron gotas de sudor en la frente al ver la reacción de Shantelle.

“¿Qué pasa?”, preguntó.

“Están bien, pero creo que le pusiste demasiado queso”, dijo Shantelle.

“Se cayó la mitad del paquete. Pensé que estaría bien”, admitió Evan con un gruñido.

Estaba tan decepcionado consigo mismo que se ofreció.

“Deja que me lleve esto… “.

“No. No. No es necesario”, dijo Shantelle, riendo.

“¡No, Evan! No desperdicies la comida. A veces, cocinar es un ensayo y error. Arreglemos la receta de la cazuela juntos. Solo tenemos que agregar más huevos. Eso es todo”.

En los siguientes minutos, Shantelle y Evan rehicieron el plato. Ayudaron juntos en la cocina. Evan batía los huevos mientras Shantelle volvía a mezclar la cazuela.

Lucas los animaba. Cuando el plato de huevos se terminó de hacer en el horno, Shantelle y Evan lo probaron. El sabor estaba equilibrado ahora, gracias a la sugerencia de Shantelle.

“Sabe mucho mejor ahora”, confirmó Shantelle.

“Creo que hacemos un gran equipo”, sugirió Evan.

“Tú, yo y Lucas”.

“¡Ayudaré a papá a cocinar todos los días!”, declaró Lucas.

“¡Me encantaría cocinar aquí todos los días!”, dijo Evan, chocando los cinco con Lucas.

“Y mamá va a ser nuestra jueza de comida”.

Shantelle rió incontrolablemente.

“¡Supongo que esto significa que tengo que levantarme temprano todos los días!”, dijo.

“¡Yey!”, gritó Lucas.

“¡Papá, mamá y yo pasando tiempo juntos!”.

“Vaya, vaya. ¿Qué tenemos aquí?”, dijo William en la puerta de la cocina.

Detrás de William, Eleanor también se asomó por la puerta.

“A mí me parece como una familia feliz”.

Tras escuchar las palabras de Eleanor, Shantelle se sonrojó.

Evan sintió que la calidez le recorría el pecho. Las palabras ‘familia feliz’ eran música para sus oídos. El desayuno era alegre en casa de los Scott. William se burlaba sobre lo crujientes que estaban los panqueques, pero al final, todos disfrutaron de una buena comida, mezclada con risas por los esfuerzos de Evan.

“¿Lista para nuestra segunda cita?”, le dijo Evan a Shantelle después del desayuno.

Después de la fiesta de Wendell, Shantelle aceptó salir a una próxima cita. Evan planeó la mejor cita que se le ocurrió.

Shantelle se limpió las comisuras de los labios con una servilleta.

“Sorpréndeme”, desafió.

“Ese es el plan”, prometió Evan, antes de guiñarle un ojo.

“Entonces, ¿A dónde vamos? ¿Cómo vas a sorprenderme?”, preguntó Shantelle mientras se acomodaba en un asiento de cuero.

“¿Cuánto pagaste por este vuelo? Esto es muy fino”.

Justo después del desayuno, Evan y Shantelle partieron hacia el aeropuerto. Miguel y Andy los acompañaron como parte de su seguridad. Había otros pasajeros a los que Shantelle no conocía, pero no se molestó en preguntar, viendo cómo miraban a Evan con respeto.

Embarcaron en un jet privado y se acomodaron en los asientos del medio, donde había una mesa disponible para comer y tomar refrescos. Lo que sorprendió a

Shantelle fue lo lujoso que era el avión. No era el mismo que Evan les había reservado cuando viajaron a Rose Hills desde Warlington.

“Unos cuantos miles de dólares. En cuanto a nuestra cita, es un secreto, ¿Recuerdas? Tendrás que ponerte una venda en los ojos cuando el avión esté a punto de aterrizar”, reveló Evan antes de guiñarle un ojo.

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