Capítulo 85:

“Acepto tus disculpas”, respondió Keith con un movimiento de cabeza.

Se fue sin decir más.

Durante el vuelo, Shantelle estaba arreglando su bolso cuando se dio cuenta de que su teléfono estaba apagado.

Cargó el teléfono y lo encendió antes de ponerlo rápidamente en modo avión, Sin embargo, vio cómo había notificaciones de diez llamadas perdidas del Hospital de Warlington. Las llamadas entraron mientras trasladaban cajas a la furgoneta.

Se giró hacia su padre.

“Papá, me llamaron del hospital”, reveló.

“Sí, a mí también me llamaron, pero no contesté. Incluso llamaron a Eana, pero le dije que no atendiera sus llamadas. Dicen que tiene que ver con un trasplante de corazón”.

“Déjalos. Lo que sea que necesiten, ya no estamos obligados a ayudar. Ya ellos tomaron sus decisiones”, continuó William.

Eana, la asistente de William, tenía que quedarse un tiempo más para asegurarse de que la venta de la casa se realizara sin problemas, pero pronto se trasladaría a Rose Hills con su familia.

Ese mismo día, en el Hospital de Warlington, el Doctor Hale recibió el aviso de la llegada de un corazón de un donante. La Doctora Park había preparado la sala de operaciones.

Lo que sorprendió al Doctor Hale fue el hecho de que el Centro de Órganos no lo llamara primero.

‘Entonces. ¿A quién le avisaron? ¿Será que contactaron directamente a los superiores’, se preguntó.

Esta vez su trabajo era acompañar a la Doctora Park en el procedimiento, así que no lo pensó mucho y se dirigió a la sala de operaciones.

Para su sorpresa, la paciente que estaba recostada en la cama no era quien se esperaba. Es posible que no tuviera la lista completa de espera de órganos de los pacientes, pero estaba seguro de que Briana West no era la siguiente.

“¿Qué significa esto? ¿Doctora Park? ¿Por qué está Briana West aquí? ¡Regrésela a su habitación! ¡Voy a revisar la lista de espera!”, dijo el Doctor Hale.

Tras esto, el Doctor Hale recibió órdenes de ir a la oficina del Director General, donde se le reveló la verdad. Conoció a los padres de Briana West y al alcalde, Frank Morgan.

Al parecer, los nuevos inversionistas eran la familia West y la persona detrás de Briana West era el mismo alcalde.

“Doctor Hale”, dijo el Director General.

“No tenía que llegar a esto. Los West esperan su total cooperación en la decisión de priorizar a Briana en la lista de espera de órganos. El Señor Frank Morgan, nuestro alcalde, es el novio de la Señorita West. Él te recompensará generosamente por mantener la boca cerrada”.

“O sino, puede considerarse despedido, como la Doctora Shant y el Doctor Scott”, amenazó el Alcalde.

“Piense en su familia”, dijo el Alcalde.

“Piense en su recién ascenso, en su nuevo puesto de trabajo aquí, en el Hospital de Warlington”.

El ambiente en la sala se tensó mientras el Doctor Hale trataba de asimilar todas las revelaciones.

“Ahora lo entiendo. Despidieron a la Doctora Shant y al Doctor Scott por la lista de espera de órganos. ¡Claro que tenía que ser eso!”, dijo de pronto.

“Doctor Hale, cálmese. No es para tanto. Simplemente nos estamos saltando a dos pacientes de la lista”, dijo el Director General.

“¿Por qué la Señorita West no puede llevar un corazón artificial en vez de colarse en la lista?”, preguntó el Doctor Hale.

“Los pacientes tienen una esperanza de vida de hasta cinco años con un corazón artificial. Eso aún puede funcionar y mientras tanto ella puede esperar a que un corazón real esté disponible”.

“No quiero que mi novia experimente las dificultades de un corazón artificial. No puedo permitir que lleve una máquina en su interior para su vida diaria. Además, entonces ¡La abrirán dos veces!”, agregó Frank.

“¡Esto va en contra de mi ética! No lo haré”, declaró el Doctor Hale, completamente enfurecido.

Lo que realmente le frustraba más era que sus colegas, William y Shantelle, fueran despedidos injustamente a causa de la lista de espera.

El Doctor Hale se dio cuenta de que el hospital no le habría contado toda la verdad si él no hubiera reaccionado en la sala de operaciones.

“Doctora Shant, Doctor Scott… ¿Cómo pueden permitir que se arruine la reputación de este hospital?”, dijo.

“¡Si no va a hacerlo, está despedido, Doctor Hale!”, declaró el Director General.

“¡Prefiero que me despidan que formar parte de esto!”.

El Doctor Hale tiró su carné de identificación al suelo y se marchó del hospital sin mirar hacia atrás.

Mientras tanto, en la sala de operaciones, la Doctora Park se enteró de que el Doctor Hale se negaba a ayudar. Recibió una llamada dentro de la sala de operaciones y habló con el Director General.

“¿Puede realizar la operación sin el Doctor Hale, Doctora Park?”.

La Doctora Park se notó y respondió con confianza.

“Puedo hacerlo. ¡Nací lista para esto! Además, el Doctor Varma me está asistiendo. Él también había asistido a la Doctora Shant con un trasplante de corazón”.

“Puede confiar en mí”, aseguró la Doctora Park al Director General.

La operación se desarrolló según lo previsto. Durante todo el tiempo, la Doctora Park dirigió la operación con confianza. El Doctor Varma ofreció varias veces su ayuda por el factor tiempo, pero la Doctora Park era una mujer orgullosa.

“Tu trabajo es mantener la incisión abierta, pasarme las herramientas y cerrar el pecho. Eso es lo que hacen los asistentes”, le dijo al cirujano asistente.

“Pero, Doctora Park. Han pasado más de seis horas. Puede que el corazón ya no esté en buen estado”, advirtió el Doctor Varma.

“Déjeme ayudarla”.

“Sé lo que estoy haciendo, Doctor Varma. Siga asistiéndome”, insistió la Doctora Park y entonces siguió cosiendo el nuevo corazón.

Tardó más de lo esperado. La Doctora Park dio por terminada la operación al cabo de ocho horas. Le dieron una descarga al corazón, pero el órgano no respondía. Una y otra vez intentaron despertarlo, pero a pesar de sus esfuerzos, el nuevo corazón no respondía.

“Doctora Park, creo que la operación tomó demasiado tiempo. El corazón ya no sirve”, dijo el Doctor Varma.

“Un corazón solo puede estar fuera del cuerpo seis horas como máximo”.

La Doctora Park empezó a asustarse y a retroceder el paso. Al ver su reacción, el Doctor Varma tomó las riendas.

“¡Volvamos a conectar a la paciente con la máquina de corazón y pulmón! ¡Prepárense para un trasplante de corazón artificial!”, ordenó al equipo quirúrgico.

“¡Sí, Doctor Varma!”, respondieron las enfermeras, mientras que la Doctora Park seguía impactada por su fracaso.

Se quedó a un lado, observando cómo se desarrollaba todo.

“¡Intenten poner a la Doctora Shant en línea, por

favor! ¡O al Doctor Hale!”, ordenó el Doctor Varma.

La Sala de Operaciones Uno era un total caos, mientras intentaban salvar la vida de Briana West. No consiguieron contactar a Shantelle ni a William, pero convencieron al Doctor Hale para que salvara la vida de Briana West, sin tener en cuenta el problema de la lista de donantes.

Eventualmente, el Doctor Hale accedió y regresó al hospital. Él y el Doctor Varma implantaron un corazón artificial a Briana West, salvándole la vida. Por desgracia, Briana seguía sin tener un corazón real.

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