Capítulo 59:

Erick Thompson seguía sedado. El protocolo de su hospital era que un paciente operado a corazón abierto tenía que descansar con un respirador por un periodo de doce a veinticuatro horas. De momento, había superado el periodo de observación y le iban a extubar.

“Él… ¿No te ha hablado sobre Lucas?”, preguntó sorprendida Shantelle a Clara.

Clara frunció el ceño.

“¿Sobre tu novio? ¿Es eso lo que hablaron? Espero que no le haya dado un puñetazo en la cara a Lucas”, preguntó.

Shantelle se rio entre dientes.

“No, no se atrevería a darle un puñetazo en la cara a Lucas”, respondió.

Se sentó junto a Clara

“Tía, no llegamos a terminar nuestra conversación debido a una emergencia. Seguramente por eso no te lo ha dicho todavía. Pero, ya me enteré de lo de Nicole”, reveló.

“Gracias a cielos”, dijo Clara.

Tomó la mano de Shantelle.

“Entonces, tal vez, algún día, tú también puedas perdonar a Evan. No te obligaré, pero de verdad que lo espero”, le dijo.

Shantelle no reaccionó. Se preguntó por qué Evan no le había contado a Clara lo de Lucas. Sin embargo, supuso que primero quería comprobar la paternidad de Lucas. Cualquiera lo haría. Después de todo, con lo que Keith había dicho el día anterior, no podía culpar a Evan si tenía dudas al respecto.

Cambiando de tema, Shantelle le habló a Clara sobre el estado de Erick.

“Le quitaré el respirador al Tío Erick. Estará bien. Le diré a las enfermeras que dejen de darle sedantes, pero te necesitará cuando despierte, tía”, le informó.

“Aquí estaré”, confirmó Clara.

Las horas pasaron. A Erick le habían quitado el respirador y ahora estaba descansando. Shantelle supervisó minuciosamente el estado de Erick y, tras quedar satisfecha, pensó que por fin había llegado el momento de hablar para llevar a Evan con Lucas.

Buscó a Evan en la sala de espera y lo encontró trabajando en su portátil. Sus ojos se abrieron de par en par al ver a la Señora Shaw por primera vez. Había escuchado que la Señora Shaw había viajado con ellos, pero nunca estaba presente cada vez que Shantelle visitaba a Erick.

La Señora Shaw fue la primera en saludarla.

“Ay, Señora. ¡Es la Señora! Qué hermosa está, Shanty”.

Shantelle abrazó a la Señora Shaw.

“Gracias, Señora Shaw. Usted también está preciosa”, respondió.

La Señora Shaw se rio entre dientes.

“Uy, pero no como su esposo. El pobre Señor Thompson lleva muchos años pensando en usted. Todavía tiene su espacio en el armario lleno con su ropa. La limpiamos con regularidad para que se mantenga en buen estado”, susurró.

“Cada año, compra algo para su cumpleaños, pero todo está ahí… colgado en el armario. Quizá algún día pueda venir a buscarla”, sonrió la Señora Shaw.

“Creo de todo corazón que él se arrepiente de perdida durante ese tiempo, pero no lo hizo. Aún le dolía el corazón. Lo peor es que sabe que todo fue culpa suya”, sugirió luego.

La sonrisa de Shantelle se desvaneció. La revelación la sorprendió, pero encontró las fuerzas para responder.

“Señora Shaw, ya no soy la Señora de la casa. Evan y yo ya no estamos casados”.

“Ay, qué lástima. Pero, de verdad me alegro de verte, Shanty. Para mí, siempre serás la Señora de la villa”, dijo la Señora Shaw.

Luego volvió tranquilamente a su asiento.

Tras su breve charla con la Señora Shaw, fijó los ojos en Evan. Levantó la mirada en su dirección.

“¿Nos vamos?”, dijo.

Shantelle y Evan caminaban hacia la salida del hospital.

“¿Quieres hacer una prueba de paternidad? Podemos programarla para mañana”, preguntó Shantelle desde allí.

“No hace falta”, dijo Evan.

“No tienes motivos para mentirme. Además, mi hijo definitivamente heredó mi buena apariencia”.

Era la primera vez que Shantelle veía sonreír a Evan aquella semana.

“De igual manera, podrías atribuirme tantos hijos como quieras y los aceptaría con gusto”, sugirió girándose hacia ella.

Shantelle puso los ojos en blanco y él soltó una risita.

“Como quieras. Parece que estás de buen humor”, comentó.

“Estoy emocionado por verlo”, admitió Evan.

Fueron en el coche de transporte del hotel de Evan hasta la residencia de los Scott, donde Lucas había estado esperando todo el tiempo, Cuando Shantelle invitó a Evan a entrar en su Casa, las criadas se quedaron estupefactas al verlo.

Shantelle se dio cuenta de lo que pensaban, pero prefirió ignorarlas por el momento. Dirigió a Evan al estudio de su padre.

“Iré a buscar a Lucas. Por favor, espera aquí”, le dijo.

Evan asintió.

Shantelle no tardó en regresar. Esta vez la acompañaba Lucas. El niño miró a Evan directamente a los ojos, sin pestañear mucho. Shantelle y Lucas se sentaron frente a Evan.

“Lucas, cariño, éste es tu padre, Evan”, dijo ella.

Lucas se giró hacia Shantelle con una sonrisa. Luego devolvió la mirada a Evan.

“Hola, papi. Encantado de conocerte”, dijo Lucas.

Francamente, Evan sintió una presión en el pecho. La forma en que el niño lo llamaba le ahogó por completo en un mar de arrepentimiento. Si se hubiera dado cuenta de lo que sentía por Shantelle en aquel entonces, habría visto todas las etapas de Lucas.

“Hijo, ven aquí. Dale un abrazo a tu papi”, dijo levantando los brazos.

A Lucas se le iluminaron los ojos. Se notaba la alegría en su expresión y Evan se sintió eufórico inmediatamente. El niño prácticamente saltó a sus brazos.

“¿Tú eres mi papi?, dijo.

“Sí, soy tu papi”.

A Evan se le llenaron los ojos de lágrimas mientras abrazaba a su hijo. Disfrutó el aroma de su cabello, la sensación de su abrazo y, sin darse cuenta, le dio un besito en la mejilla.

Evan no podía explicarlo. Más allá de su asombroso parecido, sentía en lo más profundo de sus huesos que Lucas era suyo. Había tenido el placer de abrazar a niños en el Hospital de Niños de Lockwood.

El abrazo de los niños le producía una sensación de felicidad, pero el de Lucas parecía haber llenado el vacío de su corazón. Era una familiaridad explicita que no podía negar.

“Soy tu padre. Soy tu papi”, repitió.

“Lo siento, Lucas. Me perdí tantos años de tu vida”, dijo Evan.

“Pero te prometo que, a partir de ahora, papi estará contigo. A partir de ahora, ayudaré a tu mami a cuidarte. ¿Te gustaría eso?”.

Lucas se apartó. Evan vio como el niño aparentemente había llorado.

“Mis compañeros de clase dicen que quizá no me quieres. Por eso no tenía papi. ¿Me quieres, papi?”, le dijo.

Evan se quedó petrificado. Se preguntó cómo había llegado a esa conclusión.

“Claro que te quiero y te amo, hijo. Eres mi hijo. Eres de mi sangre”, le aseguró a Lucas.

Mientras tanto, frente al padre e hijo, Shantelle estaba llorando ante lo que veía. La forma en que lloraba su hijo reflejaba su anhelo por su padre. ¿Cómo no se había dado cuenta?

Notó que Evan le dirigió la mirada.

“Gracias”, le dijo.

Ella asintió, sabiendo que había hecho lo correcto por Evan y su hijo.

“No, gracias a ti”, le respondió en silencio.

.

.

.

Consejo: Puedes usar las teclas de flecha izquierda y derecha del teclado para navegar entre capítulos.Toca el centro de la pantalla para mostrar las opciones de lectura.

Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Reportar