Capítulo 57:

“Esperaré. ¿Dónde te espero? Yo también estoy preocupado por mi hijo”, insistió Evan.

Shantelle se acarició la frente. De repente sintió el peor de los dolores de cabeza.

“Evan, por favor. Dame tiempo. Sé que me equivoqué al no contarte de Lucas, pero sinceramente pensé que no querrías tener un hijo conmigo”, contestó suspirando.

“¿Por qué pensaste eso?”, preguntó él mientras bajaba la voz como lo hizo Shantelle.

“La última vez que nos vimos, la noche que hicimos el amor, me preguntaste si seguía tomando anticonceptivos y que sería un problema si no estuviera tomándolos, ya que nos habíamos divorciado”, le recordó ella, con la mandíbula apretada al final de sus palabras.

“Y… pensé que Nicole y tú tenían algo juntos, así que no quise molestarte”.

“Está bien, entiendo”.

Evan levantó las manos.

“Fue culpa mía por hacerte sentir así”, dijo.

Sin darse cuenta, la agarró del brazo, con la esperanza de abrazarla.

“Lo siento. Vamos a corregir todos estos errores y malentendidos”, dijo.

“No fue un malentendido, Evan. Tú no querías tener un hijo conmigo y punto. Puede que ahora las cosas hayan cambiado para ti, pero eso era lo que pensabas en ese momento”, señaló Shantelle, apartando la mano de su brazo.

Esta vez levantó ligeramente la voz.

“Lo siento. Quiero que sepas que de todo lo malo que te hice, de las palabras que te lastimaron, me arrepentí de todo eso. Yo… quiero compensártelo. Por favor, déjame”, suplicó él.

“Por favor”.

“Dame tiempo para hablar con Lucas. Te diré cuando puedas verlo”, le pidió Shantelle, luego de escapar un suspiro.

“Por favor. No me lo pongas más difícil de lo que ya es. Aún tengo que explicarle tu ausencia a mi hijo. Esto no es fácil para mí, Evan”, agregó cuando Evans se tomó su tiempo para responder.

Evan gruñó. No quería dejarla ir, pero tampoco quería forzarla. Si la forzaba cuando estaba claramente de mal humor, no ayudaría en su situación. Después de todo, él cometió el error más grande. Necesitaba ser un hombre y ceder un paso hacia atrás, darle espacio.

“De acuerdo, esperaré”, aceptó finalmente.

Se puso la mano en el pecho.

“Quiero conocerlo, Shanty”, siguió.

“Y así será”, prometió ella.

“Te veré en el hospital”.

Abrió de nuevo la puerta del coche, dispuesta a entrar, pero volvió a mirar a Evan.

“Por favor, no me sigas. No necesito esto ahora, ¿De acuerdo? No voy a huir. Ya no”, le dijo.

Su seguridad alivió a Evan. Él asintió.

“Nos vemos pronto”, dijo.

Sin más, subió al coche y el vehículo se alejó hacia la carretera.

‘Evan. Tienes un hijo. Tienes un hijo con Shanty…’, pensó.

La idea le hizo sonreír. Hace años que no sonreía tan genuinamente, y las lágrimas le llenaron los ojos. Puede que se hubieran perdido por muchos años, pero había una vida que lo uniría para siempre a Shantelle.

‘Quizá aún tenga esperanza. ¿Me dará el cielo una segunda oportunidad?’, pensó.

Se secó descuidadamente las lágrimas de las comisuras de los ojos. Cuando se dio la vuelta, vio a Keith esperándolo.

“Lo siento, Evan, pero no te la mereces. Le hiciste daño a Shanty. La lastimaste tanto que le hiciste perder su orgullo. En Rose Hills, ella solía ser el sol que iluminaba a la gente, pero tú le quitaste su hermoso resplandor. ¿Dónde estabas tú en su momento más bajo?”, le dijo Keith mientras se acercaba a él.

“En ningún lugar, porque tú eras la fuente de su dolor. Estuve a su lado cuando necesitaba un hombro para llorar. La hice sonreír y la ayudé a conseguir una nueva vida aquí en Warlington. No puedes culparme por no habértelo contado porque solo quería protegerla de ti… ¡De que volvieras a hacerle daño!”, continuó Keith, mientras salía una burla de sus labios

“Keith, eres un hipócrita”, respondió enfurecido Evan.

“Sí, lo soy. Te mentí. Pero me eché atrás cuando Shantelle y tú se casaron. Nunca la traté de perseguir, aunque ya me gustaba entonces. Cedí ante ti, sabiendo que Shantelle te amaba tanto. Pero, ¿Qué hiciste tú? ¡Solo la lastimaste! Lastimaste a la única mujer que amaba. ¿Por qué te la devolvería? ¿Dices que la amas ahora? ¿Y mañana, seguirá siendo así?”, reclamó Keith.

“Así que puedes enfadarte todo lo que quieras, pero tengo mis razones”.

Antes de que Evan pudiera responder, Keith entró en su coche y se marchó. Pensó en seguir a Keith, pero sonó su teléfono. Su madre lo estaba llamando.

Tomó el teléfono con pereza.

“Hijo, ¿Terminaste de hablar con Shanty? Estoy cansada. Le pedí a la Señora Shaw que se quedara en el hospital por si las enfermeras y los Doctores necesitaban algo de nosotros. ¿Puedes venir a buscarme? Quiero descansar, le preguntó Clara.

“Está bien, madre. Allí estaré”, respondió Evan.

Se montó en el coche, con la cabeza llena de pensamientos. Primero, Evan tenía ganas de ver a su hijo. Segundo, Keith volvió a recordarle sus errores: cómo hirió a Shantelle en el pasado. Además, se enteró de que Keith, su supuesto amigo, estaba enamorado de Shantelle.

Después de ayudar a Lucas a darse un baño tibio, Shantelle le secó el cabello. Lucas ya estaba en pijama, mirándose al espejo con una expresión triste.

“¿Cómo que soy de él? ¿El hombre de la escuela?”, preguntó débilmente.

Shantelle apagó el secador de cabello y sonrió al espejo.

“Déjame llevarte primero a la cama, dijo.

Cuando Lucas se sentó en la cama, Shantelle le tomó primero la temperatura. En la escuela ya le habían dado medicamentos para bajar la fiebre. Solo tenía que observarlo durante uno o dos días antes de decidir si le tenían que hacer pruebas de laboratorio.

“¿Me enseñas la lengua?”, preguntó Shantelle.

“Parece que está bien. Déjame mirarte los ojos otra vez”.

Después de examinarlo a fondo, se giró hacia la mesilla de noche.“Tomate este vaso lleno de agua. Más tarde, después de descansar, tienes que tomarte otro. Con suerte, mañana se te bajará la fiebre”, sugirió.

Lucas hizo lo que su madre le dijo.

“Estoy listo para escuchar, mamá”, dijo Lucas.

Shantelle estuvo a punto de llorar ante la obediencia de su hijo. Se sentó junto a él en la cama y le reveló:

“Lucas, ese hombre era tu padre”.

Los ojos de Lucas se abrieron de par en par.

“¿Mi papi?”, preguntó.

“Si, tu papi”, respondió Shantelle.

“¿Por qué acaba de venir?”, preguntó Lucas con un puchero en los labios. Cruzó los brazos sobre su pecho

“Mi compañera de clase dijo que quizá mi papá no me quería, y que por eso no tengo papi”, dijo.

Shantelle se atragantó por completo. Rodeó a Lucas con un brazo.

“No. No es por eso. Estoy segura de que tu papi te quiere”, contestó.

Ciertamente esperaba que fuera así, ahora que le estaba contando a su hijo lo de Evan. Shantelle se puso en frente de Lucas, con los pies sobre la cama. Durante un segundo, se quedó en silencio, pensando por dónde empezar.

“A veces, los adultos no están de acuerdo en ciertas cosas, y eso es lo que le pasó a mami y a tu papi”, respondió.

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