La exesposa del CEO es una cirujana -
Capítulo 31
Capítulo 31:
Erick preguntó:
“¿Qué pasa, Evan? ¿No es mejor así? ¿No es esto lo que siempre quisiste? Shanty por fin te dejó en paz”.
Ese mismo día, Shantelle se preparaba perezosamente para ir a la universidad. No se sentía bien, pero eso es parte de estudiar.
Todos los días son importantes en la facultad de medicina. Después de ducharse y ponerse unos jeans desteñidos y una blusa blanca, se dirigió al comedor para desayunar.
“¡Sorpresa! ¡Feliz cumpleaños, Shanty!”. Sus padres la felicitaron.
Shantelle sonrió de oreja a oreja al ver que su madre, Eleanor, había preparado globos y un ramo de flores para su día especial. Su padre levantó su pastel favorito y dijo:
“Feliz cumpleaños a mi preciosa hija, Shanty”.
Últimamente, su desayuno solía consistir de tostadas y fruta, pero supuso que ese día podía ser una excusa para darse un capricho, ya que su madre tenía sus platos favoritos en la mesa.
Las nuevas criadas que contrataron también la felicitaron.
“¡Buenos días, Shanty! Feliz cumpleaños”.
“Quizá hoy debería”. Mirando la comida que se le hacía la boca agua, sugirió:
“¡Faltar a la escuela!”.
“¡Jajaja!”. Su padre se rio y dijo:
“Nada de faltar a clase. Uno de tus profesores es mi subordinado en el hospital. No quiero que me pregunte por ti, y él tampoco tiene razón para darte ningún trato especial”.
Shantelle se rio y dijo:
“Está bien”.
Después de que su padre pusiera el pastel sobre la mesa, Shantelle abrazó a sus padres.
“Gracias. Son los mejores padres del mundo, me quieren tanto. Gracias”.
Después de desayunar, el Doctor Scott le informó que cenarían en el mejor restaurante de la ciudad para celebrar formalmente su cumpleaños. También mencionó:
“Invité a la familia de Eana y a Keith”.
Su padre se refería a su secretaria, Eana y su familia se mudaron con ellos. Su padre le confiaba a Eana toda la información personal de sus pacientes.
La madre de Shantelle, Eleanor, era la asistente personal de su padre.
En el pasado, trabajaba como enfermera quirúrgica en el Hospital Santo Dominique de Rose Hills y así fue como se conocieron, antes actuaba como su única asistente, no solo en las operaciones, sino también durante las horas de oficina y las reuniones.
Sin embargo, con el tiempo, los pacientes del Doctor William fueron aumentando.
En el presente, Eana era quien agendaba las citas de los pacientes y manejaba la clínica de su padre. Por otro lado, Eleanor revisaba y programaba las operaciones de su padre. A veces, incluso participaba en las mismas.
Eleanor dijo:
“Todavía no tenemos muchos amigos aquí en la ciudad para compartir tu día especial, pero aun así nos tienes a nosotros”.
“Gracias, mamá. Por supuesto, me encantaría que la familia de Eana asistiera, y no me importa la presencia de Keith. Ya me prometió no hablar de Evan”, respondió Shantelle.
Se fijó en la hora y, al darse cuenta de que se hacía tarde, se levantó y dijo:
“Será mejor que me vaya”.
“Lo siento, cariño. El Chófer que contraté empezará la semana que viene. Mientras tanto, ten cuidado y toma un taxi”, su padre le dijo mientras la acompañaba a la entrada.
A las cuatro de la tarde, Shantelle se sentía cansada. Salió de la escuela con el estómago revuelto. Se quejó:
“No debí comer tanto en el desayuno”.
“¡Shanty, por aquí!”. Se dio la vuelta y encontró a Keith apoyado en el lateral de su coche, saludándola con la mano.
Llevaba un ramo de flores en la mano. Le dijo:
“Podemos ir juntos a tu cena especial”.
Desde que Shantelle se mudó a Warlington, ésta era la tercera vez que Keith iba a buscarla a la universidad.
Entre medio de esos encuentros, no la molestó ni la llamó, a pesar de tener su número. En otras dos ocasiones, se encontró con él en el hospital.
Hablaron y él le coqueteaba, pero bueno, simplemente era Keith. No era un secreto para Shantelle que Keith era un mujeriego en Rose Hills.
Después de una breve conversación, siempre regresaba a lo que estaba haciendo, construyendo su red de médicos dentro de Warlington.
“Feliz cumpleaños, Shanty”. Keith la felicitó con una sonrisa.
“Gracias por las flores”, dijo Shantelle mientras aceptaba el ramo.
Al entrar en el coche de Keith, sintió los ojos celosos de las mujeres paradas fuera de la facultad. No podía culparlas.
Keith era guapísimo. Se vestía bien, era rico y tenía un cuerpo bien tonificado.
Shantelle se abrochó el cinturón justo antes de que Keith encendiera el motor. Luego lo miró y le dijo:
“Deberías parar. Vas a hacer que las chicas de la escuela malinterpreten las cosas. Echarás a perder todos tus prospectos de relaciones aquí en Warlington”.
Keith se rio. Sacudió la cabeza y contestó:
“No me interesan, y además… no se equivocan en absoluto”.
Shantelle sacudió la cabeza ante su comentario, sin querer darle más vueltas. Keith era guapo y carismático, pero también era amigo de Evan.
No quería tener una relación con él. Además, Shantelle no sabía si podría querer a alguien de nuevo.
A los diez minutos de camino, Shantelle se sentía extremadamente incómoda. Respiraba profundo y contuvo todo lo que quería salir de su garganta.
Al final, se dio cuenta de que no podía aguantar más, así que le ordenó a Keith:
“Estaciónate a un lado de la carretera”.
“Estaciónate al lado de la carretera. ¡Ahora!”, repitió.
Keith detuvo el coche en la entrada de un parque.
Shantelle salió corriendo y divisó un árbol, donde vomitó todo el contenido de su estómago.
Cuando Keith se dirigió hacia ella, le acarició la espalda y le preguntó:
“¿Estás bien? ¿Cómo te sientes?”.
Shantelle tardó unos minutos para recuperarse.
Keith tuvo que comprar agua caliente en la cafetería de enfrente, ya que a Shantelle no le apetecía tomar otras bebidas.
Keith observó cómo Shantelle tomaba el agua despacio, muy lentamente. A veces ponía cara de querer vomitar incluso bebiendo solo agua.
De repente se sintió inquieto.
Odiaba la posibilidad, pero notó los síntomas y tuvo que preguntar:
“Shanty… ¿Estás… Embarazada?”.
Ante su pregunta, Shantelle se quedó inmóvil y miró a lo lejos.
Pronto se sintió invadida por el miedo y se puso de pie mientras observaba a su alrededor.
Cuando sus ojos divisaron una farmacia, dijo:
“Necesito comprar algo”.
Una hora después, Keith y Shantelle estaban sentados en un banco del parque, con la cara pálida como un fantasma.
Shantelle se había hecho un examen de embarazo y había resultado positivo. Había utilizado no solo una, sino cinco pruebas de embarazo.
Las lágrimas corrían por el rostro de Shantelle mientras se abrazaba a sí misma. Entonces, de repente, Keith se dirigió al árbol más cercano y lo golpeó con el puño.
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