La exesposa del CEO es una cirujana -
Capítulo 285
Capítulo 285:
“A mis amigos y parientes cuyos padres aún viven, les ruego que amen y pasen tiempo con sus padres porque el tiempo es demasiado valioso para malgastarlo en rencores y malentendidos. El tiempo también puede ser como un ladrón, que se lleva esos momentos que deberían estar llenos de recuerdos felices”, resumió Keith, conteniendo sus lágrimas.
“Me sentí privado, pero aún así me alegro de que mi padre y yo arreglamos las cosas antes de que falleciera. Al menos estuve casi un año con él y siempre apreciaré esos días”.
“Permítanme que les muestre esos días tan preciados en los que mi familia fue sumamente feliz”, dijo Keith antes de señalar una pantalla LED en el lado izquierdo de la capilla.
La pantalla mostraba imágenes de Charles.
Empezó cuando era joven y se casó con su esposa, Helen.
Las siguientes imágenes eran de Charles, cargando al bebé Keith en brazos.
Keith estaba sentado junto a su esposa cuando vio las fotos de su bebé.
Sonrió y pudo ver que su padre lo amaba de verdad.
Se mostraron más fotos en la pantalla y eran imágenes de Charles, Helen y Keith en los años más jóvenes de su familia.
Keith recordó cómo su padre empezó a estar muy ocupado cuando él estaba en la secundaria, ya con la compañía de seguros.
Sin embargo, no fue hasta que Keith estaba en la universidad cuando su negocio despegó.
Las siguientes fotos mostraban los logros empresariales de su padre y sus vacaciones con Helen.
Finalmente, las imágenes se desplazaron a la época en que Keith y Charles hicieron las paces.
Había una foto de Charles, con una sonrisa que le llegaba hasta las orejas, mientras levantaba a Kamila por encima de su cabeza.
Había fotos de ellos cenando como una familia con Karise, y en la última parte, Charles lloraba al ver a Charlene.
Al final, se mostró un video de Charles en lugar de una foto.
El hombre ya estaba débil, pero tenía a Kamila y a Charlene en sus brazos.
Él decía:
“No se trata de cuánto tiempo viva, sino de tener estos preciosos momentos”.
Apenas se podía oír la voz de Charles, la persona que hizo el video transcribió sus palabras.
A continuación, el pase de diapositivas presentó la mejor foto de Charles, la del día de su boda con Helen.
La presentación terminó con muchos invitados llorando y sonriendo al mismo tiempo.
Fue Helen la siguiente en ponerse de pie ante la multitud.
Ella dijo:
“Sí, me dijo exactamente esas palabras porque la vida nos llevó por varios caminos. A veces, eran difíciles, pero lo que más le importaba a, Charles era que al final tenía a su familia con él. Me dijo que era feliz, lo que fue suficiente consuelo para dejarlo descansar”.
“Charles, donde quiera que estés ahora, te extrañaremos siempre. Espero que estés en paz. Sé feliz”, concluyó Helen.
“Te amo”.
Ya que celebraron una ceremonia conmemorativa muy emotiva, a Keith se le hizo más fácil ver cómo enterraban el ataúd de su padre bajo tierra.
Tras el emotivo servicio, todos se dirigieron al jardín conmemorativo, donde se instaló una carpa para el entierro.
Se dijeron las últimas palabras antes de que el ataúd de Charles fuera depositado en la fosa.
Keith se paró frente a la tierra excavada y cargó a Kamila mientras Karise lo abrazaba con fuerza, La pequeña Charlene estuvo con Helen en todo momento.
Cuando la tierra cubrió lentamente el ataúd, Keith le dijo a Kamila:
“Despídete del abuelo”.
“¡Baba!”, dijo Kamila.
Sonrió y le lanzó un beso a su abuelo.
Cuando el ataúd de Charles estuvo completamente cubierto, los invitados se fueron marchando lentamente.
La familia de Keith permaneció sentada en sus sillas, asimilando todo.
Keith permaneció parado donde enterraron a su padre.
Aún no sabía si podía moverse, pero al final sintió unas manos que le masajeaban los hombros.
Se giró y vio a Sean.
A continuación, se unió Evan. Wendell lo siguió.
Los amigos de Keith se quedaron quietos.
Al principio no pronunciaron palabra, pero al final, Sean preguntó:
“¿Podemos hacer algo para que te sientas mejor, hermano?”.
“No, hermano. Estoy bien”, respondió Keith.
“Quiero decir, podría besarte”, sugirió Sean, y los otros chicos se rieron.
“¿Sabes qué, Sean? Creo que aceptaré tu oferta”, bromeó Keith.
Sean puso los ojos en blanco.
Wendell y Evan se rieron, pero finalmente Keith dijo:
“Es broma. Me alegro de que estén todos aquí. No podría pedir más”.
“Bienvenido a la empresa”, dijo Evan con una sonrisa de satisfacción al ver a Keith entrar en su oficina.
De alguna manera, sabía que su amigo vendría, así que ya había preparado una mesa junto a la suya.
Evan dijo:
“Espero que te parezca bien usar solo Wi-Fi. Instalar un cable LAN puede demorar un rato”.
“El Wi-Fi está bien”, respondió Keith mientras se colocaba en su sitio.
Pasaron más de dos semanas desde la muerte de Charles.
Keith tenía que volver al trabajo.
Sin embargo, la oficina del Director Ejecutivo de Prima MedCare le recordaba mucho a su padre.
Keith podía resistir volver a casa, a la mansión de los Henderson.
Como era necesario, se permitía llorar, pero el trabajo era el trabajo, Keith necesitaba un lugar mejor para concentrarse, y así fue como acabó en la oficina de Evan los dos últimos días.
Evan permitió que su amigo lidiara con su dolora su manera.
Para Evan, Keith podría hacer cualquier cosa excepto irse por el camino equivocado.
“¿Todo bien en casa?”, preguntó Evan, Keith acababa de abrir su portátil.
Sonrió a Evan y dijo:
“Sí. Estamos aceptando las cosas poco a poco. Creo que nos vamos a quedar en la vieja mansión permanentemente. Mamá nos ayudará”.
“Sí, a mi también me parece una buena idea. Así, la Tía Helen no se sentirá tan sola”, comentó Evan.
“Karise sigue de permiso y creo que intentará conseguir unas vacaciones prolongadas la maternidad más el luto”.
Se recostó y agregó:
“No me di cuenta de que estábamos tan cansados con todo”.
“Mmm. Sean y yo todavía podríamos encargarnos de Prima MedCare si necesitas más tiempo”, ofreció Evan.
Durante las últimas semanas, Evan y Sean visitaron periódicamente la empresa de Keith, vigilando su operación.
Eso permitió a Keith seguir centrándose en su padre y, cuando Charles murió, le permitió guardar luto sin sentir la presión de la junta directiva.
Keith miró a Evan y le aseguró:
“Estoy bien, Evan: No te preocupes por mí. Cada día me siento mejor y mi niña está empezando a hablar, lo que me quita un peso de encima”.
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