La exesposa del CEO es una cirujana -
Capítulo 189
Capítulo 189:
“Vas a tener que decírselo”.
“Claro”, dijo Lily.
“Bueno, ya sabes lo que me gusta”.
“Mmmmm”.
Lucas se lo pensó. Apoyó la barbilla en el puño y se quedó pensando.
Momentos después, dijo:
“Ya sé, Lily. Yo podría ser tu persona especial. Me aseguraré de comprarte un anillo azul”.
“¿En serio? ¿Harías eso por mí?”, preguntó Lily, con los ojos brillando de alegría.
“¡Por supuesto, eres mi mejor amiga!”, dijo Lucas con orgullo.
“¡Sí!, gritó Lily.
Los dos chicos se abrazaron, felices de su propia decisión antes de volver a observar la naturaleza que les rodeaba.
Detrás de Lily y Lucas, Shantelle y Scarlett se quedaron petrificadas en sus asientos, con la boca entreabierta.
Al final, ambas soltaron una risita.
Scarlett dijo:
“¡Auuu, ha sido la propuesta más dulce de la historia!”.
“¡Ja, ja! Lo sé, ¿Verdad? Tan pura e inocente. Ojalá lo hubiera grabado”, comentó Shantelle.
“Si estos dos terminan juntos, definitivamente les contaré la historia de hoy”, sugirió Scarlett.
“Y le recordaré a Lucas el anillo de compromiso azul. Jaja!”, respondió Shantelle.
Las dos madres intercambiaron miradas antes de volver a reír.
“Cielos, ¿Y si de verdad pasa?”, preguntó Shantelle.
“¡Ay!”
Shantelle de repente gritó de dolor.
Se agarraba el estómago mientras se incorporaba de la cama por la noche.
Ella y su familia seguían en la casa del lago.
Se suponía que volverían a Rose Hills esa tarde, pero como los niños estaban agotados de jugar, nadar o hacer senderismo, Evan y Kaleb acordaron posponer su regreso para el día siguiente.
“¡Ay, bebés, sí que han despertado a mami!”, se dijo Shantelle a sí misma mientras se masajeaba el estómago.
Evan también se despertó. No tardó en incorporarse junto a su esposa y preguntarle:
“¿Qué pasa, Shanty?”
“¡Uno de ellos me dio una patada en la costilla!”.
Shantelle no sabía si reír o llorar.
A las treinta y una semanas, estaba contenta de que sus gemelos estuvieran activos, pero ahora que crecían dentro de ella a toda velocidad, empezaban a causarle molestias.
“¡Es tan doloroso, Evan, y lo hicieron con tanta fuerza de repente!”.
“¿Qué? ¿Cuándo? ¿Cómo es que me lo perdí de nuevo?”, gruñó Evan.
Él ya había sentido a los gemelos moverse últimamente, pero quería sentirlo más.
“¡Bueno, ahora están bastante despiertos! Parece que saben que su papá está disponible para hablar”.
Con una sonrisa, Shantelle ajustó su posición y dijo:
“No puedo acostarme, esposito. Creo que ahora debería dormir erguida más seguido. El espacio es probablemente demasiado estrecho para ellos si me acuesto”, Evan puso varias almohadas en la espalda de Shantelle, ayudándola a elevarse más.
Cuando se puso cómoda, el hombre se tumbó a su lado con impaciencia, metiendo la mano por debajo de la blusa de Shantelle y posándola en su estómago.
“Bebés, soy papá… ¡Ah! ¡Patearon! O al menos uno de ellos”.
En lugar de recostarse, Evan se sentó en la cama y le subió la blusa a Shantelle, dejando al descubierto su v!entre.
Acarició su estómago y dijo:
“Vamos, chicos. Dejen que papá los toque un poco más”.
Cuando otra patada golpeó la palma de Evan, gritó:
“¡Ajá! ¡Me aman!”.
Evan besó el v!entre de Shantelle y luego dijo:
“¡Papá los ama! Y mamá también. Saluden a papá… ¡Sí! Ahí está otra vez”.
Su esposo sonreía de oreja a oreja, increíblemente feliz con la experiencia.
Ver a Evan de aquella manera la divertía mucho. Y pensar que hace unos minutos estaba profundamente dormida.
“¿Por qué no les cantas, Evan? A los bebés les encanta escuchar canciones”, sugirió Shantelle.
“¿Qué les canto?”, preguntó Evan.
“Podrías cantar Calla Pequeño Bebé”, sugirió Shantelle.
Le dijo a Evan que buscara la canción en Internet, así que Evan puso la música sobre la barriga de Shantelle.
Efectivamente, a los gemelos les encantó la canción.
Hubo más movimientos después de poner la música.
Evan cantó al ritmo de la melodía, siguiendo la letra reproducida en el video:
“Calla, pequeño bebé, no digas ni una palabra, papá te va a comprar un ruiseñor”.
Con el ceño fruncido, Evan dejó de cantar y comentó:
“Sinceramente, el ruiseñor ni siquiera es el mejor pájaro cantante que existe. ¿Por qué tenía que ser ese?”.
“No lo sé. Tal vez sea la combinación perfecta para las rimas”.
Shantelle se rio y contestó:
“No importa. Es una canción infantil. Cántala y ya está”.
“¡Ah, pero Shanty, mis hijos no deberían conformarse con lo menos!”, reclamó Evan.
Susurró a la barriga de Shantelle:
“¡Si papá te compra algo, te compraré lo mejor!”.
Apagó el video y cantó, cambiando la letra de la canción:
“Calla pequeña, no digas ni una palabra, papá va a contratar a John Legend para que te cante una canción…”.
Shantelle soltó una carcajada y de paso resopló.
Efectivamente, si tuviera la oportunidad, Evan contrataría a un cantante famoso para que cantara para los gemelos.
“¿Qué? ¿Te gusta más Calum Scott?”, preguntó Evan mientras sonreía.
Siguió cantando la canción.
“Y si a John Legend le duele la garganta, papá te comprará una mina de oro. Y si esa mina se queda sin oro, papá te va a comprar un tren bala”.
“¿En serio? ¿Un tren bala?”, cuestionó Shantelle, manteniendo aún las risas.
“Son mis hijos. Solo pueden tener lo mejor”, afirmó Evan antes de seguir con la canción.
“¡Además, eso es mucho mejor que un carro y un toro!”.
Curiosamente, los gemelos seguían moviéndose en el v!entre de Shantelle.
Reaccionaban aún más cuando Evan le besaba la barriga y emitía sonidos jocosos, lo que se le ocurriera al hombre.
Evan se deleitaba con la actividad de los gemelos en el v!entre de Shantelle.
Cuando se dio cuenta de que habían reducido sus movimientos, agarró la manteca corporal y la extendió uniformemente sobre el pecho de Shantelle.
Una vez más, le dio un beso de buenas noches en el v!entre y le dijo:
“Los amo, bebés”.
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