Capítulo 155:

Los pantalones se ajustaban perfectamente a sus largas piernas.

Le alegraba que Evan también se esforzara por estar elegante en su boda.

Lucas estaba sentado en la mesa con Eleanor.

Al ver a todos tan emocionados, él también lo sintió.

Ya fuera por la canción o por el llanto de sus abuelos y padres, acabó llorando, feliz por Evan y Shantelle.

En otra mesa, los amigos que más sabían del sufrimiento de Evan, lloraban con él. Wendell y Sean se secaban las lágrimas de las comisuras de los ojos.

Keith, en cambio, se contenía.

Las amigas cercanas de la escuela de Shantelle también habían asistido.

Gracias a aquel acontecimiento tan especial, compartían la misma mesa que los amigos de Evan.

En otra mesa estaban los invitados VIP de Evan, Kaleb Wright, su esposa, la abogada Scarlett, y sus hijos.

La famosa diseñadora del vestido de Shantelle, Sarah Kate, también asistió con su esposo.

Cuando William entregó a su hija a la mano de Evan, la música seguía siendo ensordecedora. Shantelle miró a Evan a los ojos y lo mismo hizo él.

Ambos sonreían, fascinados porque finalmente había llegado el día de su boda.

Mientras esperaban a que terminara la canción, Evan repitió:

“Te amo”.

“Yo también te amo”, le respondió Shantelle.

El amor se notaba en la manera que se miraban fijamente.

Se reflejaba en las enormes pantallas LED de cada sala de convenciones.

La boda aún no había empezado del todo.

Sin embargo, muchos de sus invitados llegaron a la conclusión de que Evan y Shantelle estaban muy enamorados.

El oficiante hizo un gesto a la pareja para que subiera al escenario al terminar la canción. Evan y Shantelle subieron otra enorme escalinata y entraron en una magnifica tribuna con sillas propias para un rey y una reina.

“Nos hemos reunido hoy aquí, en este hermoso y grandioso escenario, para celebrar la boda de Evan Thompson y Shantelle Scott”, dijo el oficiante.

Pronunció sabias palabras y dio consejos a los novios antes de seguir con el desarrollo habitual de la ceremonia.

Llegó el momento en que el oficiante tuvo que confirmar las intenciones de la pareja.

Le preguntó a Evan:

“¿Evan Thompson, estás dispuesto, a libre y plena voluntad, de casarte…?”.

“Si, con todo mi corazón, con toda mi alma. Quiero pasar el resto de mi vida con Shantelle, la mujer que amo”, dijo Evan.

“Bueno, déjame terminar primero”, se burló el oficiante.

“Veo que estás ansioso por besar a la novia”.

Las risas resonaron por toda la sala de convenciones, al notar la impaciencia de Evan.

Shantelle tuvo que golpear a Evan en el brazo. A través de la pantalla LED, todos lo escucharon admitir:

“Cuanto antes firmemos el contrato, mejor. Me hace mucha ilusión casarme con mi esposa. Y, por supuesto, también el beso. ¿Quién puede culparme? Mi esposa es muy hermosa”.

El oficiante sonrió satisfecho.

A continuación, pronunció las palabras muy despacio.

Durante todo el tiempo, miró a Evan, con los ojos entrecerrados.

“¿Tú, Evan… Thompson, por…tu … propia… voluntad, eliges… casarte… con… Shantelle… Scott… en este día, para… unirte… con ella… como marido y mujer… para… todos los días… de tu vida?”

Las risas estallaron de nuevo en cada sala de la convención mientras Evan fruncía el ceño.

Después de que el oficiante dijera la última frase, el hombre contestó rápidamente:

“Yo, Evan Thompson, estoy locamente enamorado de la Doctora Shantelle Scott. Quiero pasar el resto de mi vida con ella y con nuestros hijos”.

El oficiante miró a Evan y respondió:

“Lo único que tiene que decir es sí quiero”.

“Si, quiero”, confirmó Evan.

El oficiante sacudió la cabeza divertido.

Girándose hacia Shantelle, el oficiante preguntó muy despacio:

“¿Tú, Shantelle… Scott, por… voluntad… propia… eliges… casarte… con… Evan… Thompson…

en este día, para… unirte… a él… como marido y mujer… para… todos los días… de tu vida?”

Las risas resonaron en todas las salas de la convención.

A algunos se les calan las lágrimas.

Mientras soltaba una risita, Shantelle respondió:

“Si, quiero”.

“Shanty, no sabes lo feliz que estoy ahora mismo, viéndote delante de mí, casándote conmigo otra vez”.

Evan hizo una pausa.

Sonrió a Shantelle y volvió a mirar el papel que tenía en la mano.

“Me siento afortunado por tener una segunda oportunidad de amar y sentirme amado. Cada día doy gracias al cielo en poder estar contigo. Doy gracias al destino por llevarme a Warlington y darme la oportunidad de corregir todos mis errores”.

“Hace años, te perdí y eso fue mi culpa. Soy un verdadero ejemplo del dicho: nunca te das cuenta de cuánto amas a alguien hasta que se va. Ya lo he dicho muchas veces, pero lo repetiré”.

Evan contuvo las lágrimas que amenazaban con caerle por la cara mientras decía:

“Shanty, te extrañé tanto durante tu ausencia, que me dolía el corazón cada día. Mi vida estaba incompleta sin ti. Mi empresa, mi riqueza y mi poder crecieron, pero nunca estuve cerca de experimentar la verdadera felicidad. Si lo hice, a través de las sonrisas de los demás, era temporal”.

“Haberte perdido me enseñó una valiosa lección. Quiero que sepas que mi promesa está profundamente grabada en mi corazón, uno que mantendré para siempre y cumpliré”, proclamó él.

Nunca fue fácil pensar en el pasado para Evan, pero La no podía negar cómo eso lo había convertido en una persona mejor para su esposa.

Evan agarró la mano de Shantelle y le dijo:

“Yo, Evan Thompson, te tomo como esposa. Prometo amarte todos los días de mi vida, protegerte de todo mal y refugiarte de cualquier tormenta. Juro que puedo conquistar el mundo mientras estés conmigo”.

“Eres la reina de mi corazón. Te amaré con todo mi ser y me comprometo a decirlo todos los días, tantas veces como respire. Dicen que también debería amar tus imperfecciones, pero para mí, eres perfecta en todos los sentidos. En tus peores días, permaneceré a tu lado. Prometo serte fiel, ser un esposo fiel para ti y un buen padre y proveedor para nuestros hijos”.

Mirándola seriamente a los ojos, Evan agregó:

“Shanty, mi amor, solo te daré felicidad hasta que la muerte nos separe. Este es mi voto solemne”.

Cuando llegó el tumo de Shantelle, ella resopló, conteniendo las lágrimas.

No sabía si estaba preparada para su confesión, pero ya se iban a casar y quería ser completamente sincera con Evan.

Una lágrima rodó inconscientemente por su mejilla mientras abría el papel que tenía en la mano. Sonrió a Evan antes de empezar:

“Mi queridísimo Evan. Perderte fue el mayor dolor de mi vida, juré que nunca volvería a amar, aparte de a mi hijo. Cerré mi corazón y me volví fría ante la idea del amor y las relaciones, pero nunca esperé volver a abrirme como lo hice contigo”.

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