Capítulo 135:

En ese momento sonó el otro teléfono de Shantelle. Esta vez era su teléfono personal, el mismo que utilizaba en Warlington.

Evan también lo sacó del bolso de Shantelle y vio en la pantalla que se trataba del Doctor Hale.

“¿Quieres que lo abra yo también?”, preguntó.

Shantelle asintió.

Utilizó la misma contraseña y se abrió. A partir de ese momento, Evan no pudo contener su sonrisa.

Se sentía como un adolescente, deleitándose con el hecho de que Shantelle hubiera utilizado su fecha de nacimiento como contraseña de sus teléfonos.

Evan leyó felizmente el mensaje del Doctor Hale.

“Dice que está pensando en mudarse a Rose Hills”.

“Creo que sería una buena idea. Como estoy embarazada, me vendría bien contar con otro veterano en el centro. ¿Podrías responderle, esposito?”, respondió Shantelle débilmente.

Evan hizo lo que Shantelle le pedía.

Después de enviar los mensajes al Doctor Hale por Shantelle, a Evan le vino un pensamiento a la cabeza.

Shantelle tenía ese teléfono personal desde que estaba en Warlington. Se inclinó hacia ella.

“Entonces, ¿Cuándo cambiaste tu contraseña a mi cumpleaños?”, le preguntó.

“Shantelle soltó una risita.

“No me acuerdo”, respondió.

Evan siguió insistiendo con el tema, pero Shantelle pretendió estar dormida, cerrando los ojos mientras se reía por dentro y lo escuchaba.

No cedió, dejando a Evan con la curiosidad.

Ese mismo día, Evan y Shantelle fueron a ver a una ginecóloga especializada en fertilidad.

La Doctora Tamara Willis, una mujer de unos cuarenta años, estaba encantada con la pareja. Los guio a la sala de ecografías y revisó el útero de Shantelle.

“¡Felicidades! Estás embarazada”.

La Doctora Tamara giró la pantalla hacia Evan y Shantelle.

“Adivinen cuántos bebés tendrán”.

Shantelle estaba recostada en una cama de hospital, mirando fijamente el monitor, Sostenía la mano de

Evan, por un lado, mientras contaba dos bolsas amníóticas. No era ginecóloga, pero sabía lo que significaban esas formas redondas.

¡Evan y ella iban a tener dos bebés!

“No estoy seguro de lo que estamos viendo, Doctora Willis”, dijo Evan.

Lo único que veía eran dos círculos negros en una masa de fondo blanco.

“Pero, ¿Acaso eso significa que tenemos dos bebés?”.

“¡Si, Señor Thompson!”, reveló la Doctora con emoción.

“Felicidades, Doctora Shant. Su hijo debe de estar muy emocionado por tener un hermano. Más tarde, vaya a casa a darle una mejor noticia. Según la ecografía, ya está embarazada de seis semanas”.

“Los medicamentos para la ovulación fueron muy eficaces. A veces, una mujer tiene dos óvulos a la vez y éste es un buen ejemplo de ello”, informó felizmente la Doctora Willis.

“¡Vaya!”.

Shantelle sintió que se le aceleraba el corazón. Le preocupaba la idea de tener gemelos, pero al ver la alegría en la cara de Evan, sus preocupaciones desaparecieron rápidamente.

“Esposita, ¿Escuchaste eso? Voy a ser padre de dos”, declaró Evan con alegría.

Shantelle sonrió alegremente a Evan.

“¡Sí lo escuche, y lo estoy viendo!”.

Tras confirmar el embarazo, la Doctora dejó que la pareja escuchara los latidos del corazón de los bebes.

Evan prestó especial atención a donde señalaba la Doctora y a lo fuertes que eran los latidos del corazón de los bebés.

Evan se emocionó y Shantelle también.

Shantelle recordó su primer embarazo, el de Lucas.

Aquel día fue a la clínica con su madre.

En ese entonces, se había preguntado cómo se sentiría Evan al tener un hijo.

Ella realmente deseaba poder volver atrás en el tiempo y haber llamado a Evan entonces, pero ya era demasiado tarde y solo podía seguir adelante.

Al menos ahora, con sus siguientes hijos, Evan podría quedarse a su lado y experimentar lo que era traer una nueva vida al mundo.

“Es precioso”, comentó Evan.

“Es música para mis oídos”.

Miró a Shantelle, le dio un beso en la mano.

“Me alegro de haber venido contigo. Quiero venir contigo a todos tus citas de control”, dijo.

“Deberías. No quiero que te pierdas ni una ecografía. Cada vez es diferente. En la próxima ecografía, verás cómo se forman sus cuerpecitos”, respondió Shantelle con una sonrisa.

“Espero con ansias”, afirmó Evan.

No pudo evitar sentir que el pecho se le ponía pesado.

Quería ver por sí mismo las cosas que se había perdido durante el primer embarazo de Shantelle.

Finalmente, tras la ecografía, Shantelle recibió su receta e instrucciones para el primer trimestre. Habían vuelto a la oficina, con Shantelle y Evan sentados frente al escritorio de la Doctora Willis.

“Tómese las vitaminas prenatales todos los días. Si tiene náuseas, intente evitar los alimentos difíciles de digerir, como la carne, y reduzca al mínimo el consumo de fibra, ya que se hinchará mucho durante la fase de adaptación. Tome mucho líquido y descanse. Sé que es usted Doctora, Doctora Shant, pero espero que pueda equilibrar sus responsabilidades”, le dijo la ginecóloga.

Shantelle se acarició el v!entre.

“Lo haré”, contestó.

Se giró hacia Evan.

“Evan y yo cuidaremos de estos bebés”, juró.

“¡Genial! Entonces, su próxima visita está programada para el mes que viene”, le dijo la ginecóloga.

“Entonces, Doctora Willis, ¿Me gustaría saber qué tan sano va el embarazo?”, preguntó Evan después de aclararse la garganta antes de despedirse.

“Ay, el embarazo va muy bien. Después de todo, nos preparamos para ello”, respondió la Doctora Tamara.

“El revestimiento de su útero es perfecto. Como Shantelle está sana, por ahora no hay de qué preocuparse. Puede haber complicaciones más adelante con los embarazos múltiples, pero es por eso que tendremos controles regulares para monitorear el progreso de los embarazos”.

“Al ser Doctora, la Doctora Shant también podrá evaluar su propia condición. Si igual está preocupado, por favor llámeme o envíeme un mensaje de texto en cualquier momento”, ofreció la Doctora Tamara.

“En caso de que sienta dolor pélvico o tenga alguna molestia, puedo expedirle por adelantado algún medicamento para ayudarle a mantener un útero sano, pero solo debería tomarlo si siente que hay alguna molestia”.

“Los efectos secundarios de tomar tantas pastillas pueden empeorar tus náuseas”, explicó la Doctora.

“Así que tómelo solo cuando sea necesario”.

“De acuerdo, Doctora”.

Evan se secó las gotas de sudor de la frente. Se alegraba de la noticia, pero eso no respondía a su otra preocupación. Solo tenía que decirlo claramente.

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