La exesposa del CEO es una cirujana
Capítulo 11

Capítulo 11:

“Evan, por favor, regresa después de llevar a Shantelle a casa. Tengo miedo. No conozco a nadie aquí. Keith se negó a llevarme de vuelta”.

Lo que más le molestaba a Nicole era cómo Evan prefería estar con Shantelle. Podía pasar cualquier cosa entre ellos, así que ella no podía permitirlo.

Una y otra vez, llamó a Evan.

Para su desgracia, Evan nunca le devolvió la llamada.

En el callejón donde se encontraba el club, Nicole esperó y esperó hasta que su paciencia se agotó. Vio a un grupo de adolescentes cachondos que la miraban con malicia. Al ver que los chicos seguían mirándola lascivamente, supo exactamente qué hacer.

Rápidamente se le formó una sonrisa en la cara.

Observó los alrededores y, tras asegurarse de que no había ninguno de los amigos de Evan, llamó al grupo de adolescentes:

“Hola, Chicos. ¿Quieren ganar un buen dinero?”

Nicole pensó:

‘Después de esto, Evan se sentirá obligado a tenerme a su lado. Entonces, Evan se enamorará de mi’.

…

Un deportivo de lujo circulaba a toda velocidad por la carretera. Evan entrecerró los ojos, recordando cómo Keith quería llevarse a Shantelle a casa.

“Shanty”.

“¡Ventana, ventana!”. Shantelle se movía en su asiento.

Se tapó la boca con la mano y tras varias arqueadas dejó su almuerzo al aire.

Evan consiguió escapar de las amigas de Shantelle.

Pero por desgracia, su querido coche deportivo no se escapó del vómito de Shantelle.

“Ay no. ¡Qué horrible!”, Shantelle se dijo asqueada después de vomitar por el costado del coche de Evan.

Su vestido se manchó parcialmente, también apestaba completamente a alcohol y algo de vomito.

“No voy a volver a tomar nunca más”.

‘Maldita sea, mi coche favorito’.

Evan estaba al volante.

Su otra mano se extendió hacia la espalda de Shantelle.

Acarició su espalda y dijo:

“Nunca vas a volver a tomar así, Shanty. ¿De acuerdo? No aguantas el alcohol”.

“¡Ja! ¡Es tu culpa que esté tomando, imbécil!”, respondió Shantelle y al instante estaba a punto de vomitar nuevamente.

Bajó la ventana del coche y vació el contenido de su estómago. Sí, vomitó en las calles vacías mientras Evan conducía por la noche.

“No te voy a llevar así a casa de tus padres”, anunció Evan antes de tomar otra curva. Al cabo de treinta minutos, llegaron a su villa.

Evan cargó a Shantelle en brazos, como si fuera una princesa. Mientras entraban en la casa, Shantelle no paraba de decir tonterías.

“Oh, hogar dulce hogar. Nunca volveré a verte. ¿Acaso me echarás de menos?”.

“¡Oh, es la Señora!”. La Señora Shaw se acercó a Evan.

“¿Puede hacer sopa de pollo para Shanty, Señora Shaw? Tráigala a la habitación cuando esté lista”, pidió Evan.

Tras ver que la Señora Shaw asentía, se apresuró a llevar a Shantelle a su habitación.

Evan la acomodó en la silla mientras preparaba la ducha. Tras ajustar la temperatura adecuada del agua, regresó junto a Shantelle y la cargó hacia la bañera. Evan dijo:

“Tienes que bañarte, Shanty. Le pediré a la Señora Shaw que te ayude”.

Antes de que pudiera hacer lo que pensaba, Shantelle ya se había quitado la ropa.

“Qué asco. Qué asco… ¡Ah, mi baño! ¡Extraño mi bañera! Mi bañera favorita. No volveré a verte”, dijo Shantelle mientras se recostaba descuidadamente en la bañera. Evan no tuvo más remedio que ayudarla.

Pensó que, puesto que ya habían sido íntimos unas cuantas veces, no habla nada de malo en verla completamente desnuda.

“¿Puedes bañarte sola?”, preguntó Evan.

“Sip”. Shantelle levantó la cara y con los ojos entrecerrados, continuó:

“Puedo bañarme sola, esposito”.

Evan dio un paso atrás a regañadientes.

“Está bien, vendré a verte dentro de poco”.

Shantelle tardó media hora en terminar. Para entonces, la Señora Shaw ya había traído la sopa de pollo y la había colocado en la mesita de la habitación.

“¿Puede ayudar a la Señora a salir del baño?”, ordenó Evan a la Señora Shaw.

“Desde luego, Señor Thompson”, confirmó la Señora Shaw.

Al cabo de un rato, Shantelle salió con una bata sobre el cuerpo. La Señora Shaw la guió hasta la mesita y la animó:

“Tome un poco de sopa, Señora. La ayudará a sentirse mejor”.

Como Evan había cargado a Shantelle, también tenía vómito en la ropa. Decidió bañarse mientras la Señora Shaw daba de comer a Shantelle.

Cuando salió del baño, Shantelle ya estaba durmiendo en la cama. La Señora Shaw también había salido de la habitación.

Evan se puso el pijama. Se sentó en una silla frente a Shantelle y observó sus rasgos mientras dormía. Ella tenía la cara roja de tanto beber. Sus ojos, sin maquillaje, estaban hinchados.

Inmediatamente, Evan recordó que probablemente ella había llorado mucho. Esto hizo que Evan sintiera una presión en el pecho, ya que él era la causa de sus lágrimas.

Le acarició la cara y le echó el cabello hacia atrás.

“Shanty, ¿Qué voy a hacer contigo?”.

Evan observó a Shantelle durante casi una hora, solo contemplándola. Cuando sintió que ya no aguantaba el sueño, se subió al otro lado de la cama. Se cubrió a sí mismo y a Shantelle con una sábana y la agarró entre sus brazos. Cerró los ojos y se quedó dormido con facilidad.

En medio de la noche, Shantelle dijo en sueños:

“¡Evan, no me dejes!”.

“Shanty, Shanty, estoy aquí”. Evan se despertó, silenciando sus gritos, pero ella continuó.

“Evan, por favor… Evan”.

“Shanty, despierta”. Evan la levantó, la abrazó contra su pecho y le acarició la espalda.

“Estoy aquí”.

Apretó la mandíbula.

“Lo siento, Shanty. Lo siento”.

Pronto Shantelle despertó y se dio cuenta de que estaba en los brazos de Evan. Lloró de verdad.

“Te voy a extrañar, Evan. Te voy a extrañar”.

“Shanty, vivimos en la misma ciudad. Seguiremos viéndonos”, dijo él, pero Shantelle siguió llorando hasta quedarse sin energías.

Durante los siguientes minutos, Shantelle guardó silencio. Luego miró a Evan y le pidió débilmente:

“Evan… Hazme el amor por última vez”.

Evan tragó saliva.

“Shanty, yo”.

“Por favor, una última vez. Una última vez”.

Suplicó ella.

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