La enfermera del CEO
Capítulo 132

Capítulo 132:

“Oye, ¿te gustaría ir al parque de diversiones?»

“¡Sí!» responde con un grito de emoción.

“Vamos, nos la pasaremos muy bien», le digo con una sonrisa.

Caleb se baja de la silla y se sube a mis piernas sin que yo le haya dado algún permiso.

No le digo nada, no me molesta en realidad.

Lo llevo de paseo en mi silla hasta el auto.

Patrick se acerca con una gorra, un par de lentes y un abrigo deportivo.

Con todo eso, al menos intentaré pasar desapercibido entre la gente.

Así vestido y con un niño que no es mío, casi me siento como un secuestrador de menores.

Todos nos subimos al auto y partimos directo al parque. Al llegar, Caleb ya está que brinca en una pata de la emoción.

Principio del formulario

“Espera, no puedes salir corriendo por ahí, yo te estoy cuidando, así que debes quedarte cerca», le advierto.

“Sí, señor Farfarchil.»

Patrick deja escapar una carcajada cuando escucha que me llama de esa forma. Yo le doy una mirada de pocos amigos.

“Es gracioso, tienes que admitirlo», me dice encogiéndose de hombros.

Llevamos al niño a uno de los juegos apropiados para su edad y lo vemos jugar desde afuera.

“Espero que Madison llegue pronto, no sé cuánto más pueda controlarlo.»

“¿Le dijiste que su madre vendría?»

Con la capacidad que tiene para hacer travesuras, tengo miedo de que salga huyendo.

¿Qué te dijo ella cuando le cambiaste la locación?

Creo que no le gustó mucho, pero no me dijo nada.

No debe estar muy lejos, ha venido volando prácticamente.

“Es su hijo. Yo mismo he sido testigo de todo lo que se desvive por él. No me extrañaría que hubiese venido en un jet», exagero.

Sin embargo, sé que lo que he dicho es verdad, y es una de las cosas que más me gustan de ella. Esa forma en la que adora a su pequeño niño.

Sin querer queriendo, yo también me he encariñado con él. Incluso he llegado a fantasear con la idea de ser su padre, o bueno, su padrastro.

Él mismo me lo había pedido hace un par de meses, así que no es tan descabellado como suena.

Quince minutos después de eso, Caleb sale de ese juego y pide subir a otro.

Esta vez lo llevamos al carrusel.

Escoge el que tiene la forma de nave espacial y se sube dando brincos. Sospecho que le caigo muy bien por cosas como esta.

“Ahí viene», anuncia Patrick.

Mi corazón arranca a palpitar como un loco de solo pensar que ella se encuentra detrás de mí. Doy la vuelta para verla, pero mi emoción es rápidamente opacada por el pánico absoluto.

Madison no viene sola, ha venido acompañada de su prometido, Liam.

Cuando nos ve, sale corriendo. Justo al mismo tiempo, el juego finaliza su atracción. Patrick se aleja de mí para ir a buscar al niño.

“¿Dónde está?», pregunta al estar frente a mí.

“¡Mami!», grita Caleb al verla.

Ella se agacha y le abre los brazos para recibirlo.

Caleb sale corriendo y se encarama directo a su cuello.

Madison lo abraza con fuerza y le acaricia el cabello mientras le da pequeños besos. Luego lo revisa de pies a cabeza.

“Está en una pieza, sin un solo rasguño», aseguro.

“Caleb, ¿Por qué hiciste eso? ¿Por qué te escapaste?», cuestiona, ignorando lo que he dicho.

El niño la abraza una vez más y le susurra algo al oído, cubriéndolo con su mano. Imagino que no quiere que Liam lo escuche.

“¡Ay, Caleb!», deja escapar una lágrima y lo vuelve a estrujar.

Recién después de eso, es que se pone de pie y me mira.

“Gracias por cuidarlo, no sé qué hubiera hecho si algo le pasaba.»

“Descuida, no fue un problema.»

Liam carraspea la garganta a sus espaldas.

Ella abre los ojos hasta el límite, creo que se habrá olvidado de que él está ahí.

“Alec, te quiero presentar a Liam, mi prometido», dice señalándolo.

El enorme hombre se acerca a mí.

Me mira desde arriba, debido a la obvia diferencia entre los dos.

Él tiene piernas funcionales y yo no.

Ya lo había visto de lejos, pero tenerlo frente a mí me hace sentir insignificante. Si todavía tuviese mis piernas, seríamos de la misma altura, quizá yo un poco más.

“Mucho gusto», digo, aunque no es lo que pienso.

“Mucho gusto», contesta lo mismo, estrechando mi mano.

“Gracias por cuidar al pequeño travieso.»

“Como dije, no fue nada. Ya nos conocíamos, ¿Verdad, niño?

“Sí, el señor Farfarchil me dio galletas y paseamos en el parque, mami», cuenta Caleb.

“El señor ‘Farfarchil’”, dice ella haciendo comillas con los dedos.

“No debió hacer eso. Lo que has hecho estuvo mal, no importan tus intenciones. Escapar de casa no se hace, Caleb», reprende.

«Hola Mads»

Saluda Patrick, quien ha estado todo este rato detrás de mí.

¡Ay! Perdón, Patrick, no te vi.

“Descuida.»

“Bueno, ahora que ya está a salvo, deberíamos volver», sugiere Liam.

“¡No! Yo quiero quedarme”, dice Caleb haciendo un puchero.

«Caleb, ya te has portado lo suficientemente mal, no busques un castigo peor al que te daré», amenaza Madison.

Lo siento mamá, baja la cabeza y se esconde entre su cuello y pecho.

“Madison, antes de que te vayas, me gustaría hablar contigo.»

Ella se queda mirándome, luego mira a Liam, como buscando su aprobación.

“Supongo que tiene que ver con esa noticia», especula.

«Sí»

Vuelve a mirar a Liam, quien le extiende las manos para cargar al niño.

«No demores demasiado», murmura.

Me sorprende lo dispuesto que parece estar a dejar que ella y yo hablemos a solas.

Antes de apartarse junto con Patrick, la toma de la mejilla y le da un suave beso en los labios.

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