La divina obsesión del CEO -
Capítulo 58
Capítulo 58:
“No cuento con él. Me dejó sola por completo. Dijo que así se forja el carácter.”
Marianne resopló angustiada.
“No sé si Román esté dispuesto… querrá ver la finca y revisar cada número registrado… es muy exigente al hacer negocios”.
“Puede ir el día que quiera, yo lo recibiré con muchísimo gusto”, dijo Marianne sin poder disimular su sonrisa.
“¡Claro! ¡Me imagino!” .
Sarah comenzó a reír a carcajadas.
“No lo sé…”.
“¡Por favor! ¡Es el único hombre con el poder adquisitivo suficiente para salvarme del colapso!”.
“Tengo que pensarlo.”, resopló con pesadez.
“Piénsalo y cuando estés convencida de ayudar a tu amiga, me avisas. Prometo que es una buena inversión, he trabajado duro y sé que todo saldrá bien y también sé que cuando Román me conozca, se enamorará de mí”.
“¿Estás tan segura? Su exesposa sigue siendo su adoración. Nunca había visto a un hombre tan obsesionado con una mujer”.
“Si lo abandonó entonces no lo merece. Pobre hombre… yo alegraré su tristeza y se dará cuenta que soy una gran mujer, trabajadora, inteligente y sobre todo hermosa”, dijo Marianne con orgullo.
“Ya puedo imaginarme a nuestros hijos corriendo por los viñedos. ¡Sería tan lindo!”.
“¡Oye! ¡Vas muy rápido!”.
Sarah rió y se sintió angustiada. No quería que Marianne lo conociera, temía que tuviera razón y Román se enamorara de ella
“Hablaré con él”.
Mintió, primero iría con su abuelo. Más valía el consejo de alguien sabio.
“¿Por qué me buscas con tanto empeño, Sarah?”, preguntó Benjamín mientras admiraba a sus caballos trotando.
“Hay una chica… Marianne Raig. Es una vieja amiga, muy linda y dulce, tiene un viñedo que apenas ha comenzado a florecer y…”.
“¿Por qué me dices todo esto?”.
“Porque me pidió que convenciera a Román de que invirtiera en el lugar. Al parecer el proceso es muy largo y tiene sueldos que pagar…”
“Un viñedo es un negocio arriesgado, debes de esperar mucho para ver los resultados. No creo que a Román le interese”.
“Ya sé, pero ella me insistió demasiado”.
“¿Por qué me lo dices a mí? Tendrías que hablar directamente con Román”.
“Marianne está… interesada en Román a nivel sentimental…”
De pronto se quedaron en silencio y la angustia se apoderó de ambos.
“No lo sé”.
Benjamín agachó la mirada y frunció el ceño.
“Román está herido y…”.
“¿Crees que podría olvidar a Frida? Si así fuera… ¿eso sería lo mejor? Román es mi primo y me preocupa su semblante, cada vez más demacrado, también está gastando mucho dinero en la búsqueda, temo que eso ponga en peligro el corporativo. Además… Frida no es de nuestra familia, ella lo abandonó, no tendríamos que preocuparnos por ella”.
“¿Cómo te sientes después de decir todo eso?”.
“Mal… tengo un mal presentimiento… pero… temo que sea una oportunidad invaluable para curar del mal de amores a Román. Marianne es una niña encantadora…”.
“Solo hay una forma de averiguarlo”, dijo Benjamín y su corazón latió adolorido, temeroso de estar cometiendo un error.
“Convence a Román de darle una oportunidad al viñedo y dejemos que tu amiga haga su mejor intento… si funciona y lo recuperamos, será bueno”.
“Sí, abu… eso haré”, dijo Sarah decaída y emprendió el camino en busca de Román.
No podía perder tiempo. Román era un hueso duro de roer, así que Sarah solo se movió por el lado del negocio, no iba a delatar las intenciones de Marianne, dejaría que ella solita lo hiciera.
“Un viñedo es muy arriesgado…”, dijo Román sin levantar la mirada de sus documentos.
“No voy a esperar tres años a que las uvas sean cosechables y otros cincuenta años a que el vino esté listo”.
“¿En verdad tarda tanto?”, preguntó Sarah sorprendida y la mirada fría y molesta de Román le contestó.
“Ahora entiendo por qué a Marianne le urge un inversionista”.
“Dile que no cuenta conmigo”.
“¡Por favor! ¡Es mi amiga!”, exclamó ansiosa.
“Entonces, ayúdala tú”.
“¿Por qué eres tan grosero? Ni siquiera has visitado la finca y ya estás diciendo que no”.
“No perderé mi tiempo en ir a una finca hasta el fin del mundo cuando sé perfectamente que diré que no”.
“¿Qué tal si te gusta tanto que terminas diciendo que sí?”.
“No hablaba precisamente de la finca”.
“Claro, me encanta perder el tiempo viendo un viñedo”.
“Piénsalo… tal vez tú no alcances a ver los beneficios, pero… podría ser un seguro para Emma. Cuando ella sea adulta, podría hacerse cargo de esa finca, tomar tu lugar como inversionista y tener una ganancia fija y muy jugosa…”.
“El corporativo quedará en sus manos… ¿Crees que tendrá necesidad de esa finca?”.
“Román… te lo pido como prima, como tu mejor amiga…”.
“¿Quién te dijo que eres mi mejor amiga?”.
“¡Ay, no se te quita lo grosero!”, exclamó molesta y se cruzó de brazos.
“Bien, ¿Quieres que vaya hasta ese lugar para decirle de frente que no invertiré ni un solo centavo?”, preguntó Román haciendo a un lado sus papeles.
“Ah… creo que sí”, dijo Sarah no muy segura.
“Bien… dame la dirección y dile que iré el fin de semana. Estaré ahí a las nueve en punto.
“¡Ahhh! ¡Qué emoción!”, exclamó Marianne pegando un brinco y levantándose de la mesa, dejando a todos desconcertados.
“¿Ahora qué te pasa, loca?”, preguntó Gerard quien estaba jugando con la pequeña Cari en sus piernas.
“Conseguí que mi amiga convenciera a su primo, que es un gran empresario, de venir a la finca. Con suerte invertirá en nuestra empresa y podremos hacer esto más grande”, dijo emocionada agitando su celular como si fuera una maraca.
“¡Felicidades! ¡Eso es una gran noticia!”, exclamó Frida emocionada.
“¡Lo sé! Además… es un hombre muy guapo, con suerte y… se fije también en mí”, dijo Marianne mordiéndose los labios y recordando esa mirada negra y penetrante que tanto ha visto en fotos.
“No le permitiré que se acerque a ti”, dijo Gerard como buen hermano celoso.
“¡Gerry! ¡No puedes hacerme eso!”.
“Lo siento, no permitiré que un desconocido adinerado se lleve a mi hermana”.
“Haces bien, es peligroso”, dijo Hugo chocando puño con Gerard.
“Ahora que lo pienso, nunca nos has dicho quién es el padre de Cari… ¿Era un hombre rico?”, preguntó Marianne.
Quería distraer la atención de Gerard en otro tema.
“Preferiría no hablar de eso”, dijo Frida apenada.
Aunque había pasado tanto tiempo, pensar en Román aún le dolía.
“¿Por qué? De seguro era muy guapo… por algo Cari es tan hermosa”, agregó Marianne ansiando escuchar la verdad.
“Mary, Cari es hermosa porque su madre es hermosa”, dijo Gerard como si fuera algo obvio.
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