La boda del heredero -
Capítulo 70
Capítulo 70:
“Soy un hombre de palabra”
“Perfecto, ¿Entonces me corres?”
Esta vez fue él quien puso los ojos en blanco.
“Necesito que vayas a poner todo en orden para poder irnos el fin de semana sin problemas, y… No le quites los ojos de encima a Giselle, ¿De acuerdo? Si Damien la tiene de su lado… no podemos darle oportunidad de manipular la información”
“De acuerdo…”
Me disponía a marcharme cuando él se acercó, me tomó de la mano y me atrajo hacia sí para besarme.
Un único beso, lento y ardiente, que despertó cada una de mis terminaciones nerviosas, pero no conforme con eso…
Me miró fijamente, sujetando mi cuello.
“Esta noche también será mía”, susurró con voz ronca, en una promesa que me hizo temblar, pero que empecé a anhelar con desesperación.
…
El llamado a la puerta me hizo apartar la mirada del ordenador, e incliné mi asiento un poco hacia atrás cuando vi que se trataba de Giselle.
“Disculpe, Señor Lefebvre. Aquí está la información que me pidió”, dijo la mujer acercándose y entregándome una pesada carpeta.
“Gracias, Giselle”, respondí abriendo la carpeta y dando un vistazo.
Había una lista de nombres, agrupadas con números de cuenta y algunos teléfonos, pero ninguna tenía dirección.
“Aguarda… ¿Dónde están las direcciones de estas personas?”
“No hay direcciones, señor”
La miré entonces y noté su rostro temeroso.
“¿Cómo que no hay direcciones?”.
Alcé una ceja.
“Se supone que todo esto de aquí son trabajadores de esta empresa, ¿Qué pasa con el proceso de registro de personal que se viene implementando desde hace diez años?”
“No se hizo, esta vez solo se trabajó con el documento de identidad”, murmuró y bajó la cabeza.
Yo tensé la mandíbula mientras alzaba la carpeta y la agitaba lentamente.
“¿Cuántos nombres hay aquí?”
“Ciento diez”
Me llevé una mano a los ojos, Adrien no me había dicho que eran tantos.
“¿Intentas decirme que ustedes enviaron al banco ciento diez solicitudes y sin solo documento más que el de identidad? ¿Y que aquí en la empresa no tenemos ni siquiera una foto de estas personas?”
“El último año el banco implementó un nuevo servicio para abrir cuentas nómina de forma masiva, solo había que ingresar un par de datos y listo… fue así como se hizo”
“Maravilloso, la tecnología facilitándonos el trabajo, pero… ¿Tú me intentas decir que nosotros le estamos pagando mil seiscientos euros mensuales a…”.
Miré uno de los nombres en la carpeta.
“Noel Fournier… y sus cien amigos, y aquí nadie sabe siquiera si están vivos?”
“¿Señor?”, preguntó la mujer frunciendo el ceño, por lo visto no entendía en qué se había metido.
“¿Qué te dijo Damien cuando te pidió que los ingresaras a sistema?”
“Nada, solo que… Debía ser discreta”
“¿Sabes que si resulta que alguien de esta lista está muerto, o no nos autorizó a abrir estas cuentas… puedes estar en serios problemas legales?”
“Le entiendo, señor, pero fue una orden del Señor Damien, él dijo que eran trabajadores temporales en los viñedos y que se necesitaban de inmediato para cosechar rápido, que luego los eliminarían de la plantilla, yo no hice nada ilegal”, respondió la mujer balbuceando de los nervios.
“¿Damien dijo que eran trabajadores de los viñedos?”
Giselle asintió efusiva y yo le di un nuevo vistazo a la lista.
“Voy a verificar los nombres que me estás entregando, y voy a corroborar con el capataz en Obernai, pero necesito que me redactes una declaración, detallada en extremo, de todo lo que te dijo Damien ese día y la firmes, ¿De acuerdo? Porque esto de aquí”.
Agité nuevamente la carpeta.
“Es una nómina paralela que no está avalada por la junta Directiva… Todos los involucrados pueden perder su empleo y ser procesados por esto”
“Ya mismo redactaré lo que me pide, señor. Le juro que yo no sabía nada, él se estuvo haciendo cargo de todo cuando usted cayó en coma y creímos que era algo necesario”
“¿Dónde estaba Irina cuando Damien presentó esto?”
“La Señora Irina no había empezado a trabajar aquí, señor. Lo hizo una semana después, por petición de Adrien”
Resoplé enfadado, el maldito imbécil resultó ser más listo de lo que todos creíamos, puso en marcha todo tan pronto caí en coma.
El sentimiento de traición que tenía atravesado en el pecho al comprobar aquello se igualaba a la furia de saber que el daño estaba hecho, incluso si lo atrapábamos… La empresa ya había perdido mucho dinero.
“Vuelve a tu oficina, Giselle… Y ni una palabra de esto a Damien, no me interesa la relación que tengas con él, Damien no puede asegurarte un empleo, y si todo esto se confirma… tampoco podrá ofrecerte ninguna buena vida, ¿Lo entiendes?”
La mujer pareció sorprendida por mis palabras, pero se apresuró a asentir y darse la vuelta para marcharse.
Dejé caer la carpeta sobre la mesa y me quedé mirando a la nada. Intentaba pensar cómo diablos, si fuimos criados por el mismo hombre, podíamos ser tan distintos, es como si Damien tuviera más ambición que energías para existir.
“¿Qué tramas, Damien?”, me pregunté pasándome una mano por el cabello; él tenía dinero para levantar su propia empresa, sin necesidad de robarle dinero a la familia…
¿Por qué entonces decidía desangrar el legado de mi padre de esa forma?
Pero luego, una pregunta mucho más dolorosa llegó a mí como un torpedo…
¿Mamá y Paulette estaban al tanto de eso?
Todas esas ideas empezaron a dar vueltas en mi cabeza, haciendo que se me desatara una migraña descomunal, que llegó a provocarme vértigo.
Con la visión nublada, tomé el teléfono y busqué entre mis contactos el número de Hugo, si había algo de cierto en las palabras de Damien…
El padre de Irina era el hombre que tendría la respuesta.
“¿Bueno?”
Oí la voz huraña de mi suegro mientras me masajeaba la frente.
“Hugo, soy Emmett, ¿Cómo estás?”
“¡¿Emmett?! ¡¿Le pasó algo a Elliott?!” preguntó alarmado.
“No, descuida… Elliott está perfectamente, por suerte no tuvo complicaciones. Te llamo por algo laboral, en realidad”
“¿Qué será?” preguntó enseriando su tono.
“¿Este año se requirió personal extra para la cosecha?”
“Sí, luego de que tuviste el accidente… Tu familia pidió que aceleráramos el proceso, para no tener que pasar mucho tiempo en el pueblo atendiendo los viñedos”
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